Y No Quedó Ninguno

Y No Quedó Ninguno Resumen y Análisis de Capítulo 8

Blore acuerda explorar la isla, pero aún no está convencido de que Marston fue asesinado. Armstrong insiste en que no hay manera de que alguien pueda llevar de aquí para allá un veneno como el cianuro, y Marston claramente no había venido a la isla con la intención de suicidarse. Lombard le recuerda a Blore que, si bien todos ellos estaban ocupados hablando de la voz que los acusó, alguien podría haber echado el veneno en el vaso vació de Marston, tal vez a través de la ventana abierta que estaba cerca a donde se hallaba sentado. Blore está de acuerdo con su teoría, y pregunta si alguno de ellos tiene un arma. Lombard, dice que sí. Blore le dice que él la necesitará, pues están tratando con un psicópata asesino.

Los tres hombres inspeccionan la isla rápidamente, pero se decepcionan al ver que no hay cuevas u otros escondrijos. Se encuentran con Macarthur, quien está sentado en una silla junto al mar, contemplando el océano. Tratan de hablarle, pero él se niega, diciéndoles que no queda mucho tiempo, y que le gustaría quedarse solo.


Terminan de inspeccionar la isla, sin encontrar nada. Amenazaba una tormenta, y no había barcos que se divisarán para hacerles señales. Blore sugiere que enciendan una hoguera esa noche, pero Lombard piensa que no deben tomarse la molestia - a la gente en el pueblo probablemente se le ha dicho que se trata de una especie de broma, y que deben ignorar las señales de la isla. Blore divisa una sección de un peñasco que no puede ser visto desde arriba. Es el único lugar que aún no han inspeccionado en busca de una cueva. Lombard se ofrece a descender, si alguien le encuentra una cuerda. Blore se apresura a conseguir una. Armstrong le dice a Lombard que piensa que Macarthur realmente se encuentra muy loco...


Vera se desplaza alrededor de la casa sin hablar con nadie. Cada vez que mira a alguien, ella no puede evitar ver el rostro de su víctima. Con Emily, una muchacha que se ahogó, con Wargrave, un joven aterrorizado. Vera da un paseo hasta la orilla del mar, y se encuentra con Macarthur. Ella le pregunta que está haciendo en el mar. Él le dice que es un lugar agradable para esperar el final, y que ninguno de ellos saldrá de la isla con vida. Vera está asustada, pero él le dice que se tranquilice. Le señala la tranquilidad que va a tener cuando finalmente todo haya terminado. Vera no sabe lo que quiere decir. Macarthur le confiesa que había matado a Richmond, que incluso consideró que era justificado hacerlo en esa época. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, y su esposa se deprimía consumiéndose poco a poco, él fue sintiéndose cada vez más culpable. Ahora, se alegra de saber que todo va a terminar. "Usted también será feliz cuando llegue su hora". Capítulo 8, pág. 118


Blore regresa a los acantilados, encontrando únicamente a Armstrong allí. Armstrong le dice que Lombard ha bajado para probar una teoría, y que volverá enseguida. Los dos hombres conversan sobre Macarthur, y tratan de averiguar si está lo suficientemente loco para poder ser el asesino. Deciden que es poco probable, y que alguien más debe estar en la isla. Lombard vuelve y desciende por el acantilado sin ningún esfuerzo. Mientras va escalando, Blore y Armstrong discuten sobre Lombard. Blore piensa que es muy sospechoso que haya traído un arma de fuego, especialmente teniendo en cuenta su pasado ciertamente oscuro. Lombard retorna escalando, después de haber comprobado que no había nada en el acantilado.


Los tres hombres se dirigen a la casa para continuar con su exploración, revisando cuidadosamente cada habitación, buscando cualquier espacio que pudiera ocultar un escondrijo. Después revisan la segunda planta, pero no encuentran nada en ninguna de las habitaciones. Suben otras escalerillas hasta las habitaciones del personal de servicio, donde se encuentra el cadáver de Sra. Rogers. Como se acercan, escuchan a alguien moverse en el interior. Ingresan apresuradamente a la habitación y descubren que se trata de Rogers, sacando algo de ropa de su antigua habitación. Él se disculpa, y los hombres se trasladan al desván. Realizan una búsqueda minuciosa, pero no hallan nada. Ahora saben con certeza que no hay nadie más en la isla, sino solo ellos ocho.


Seguimiento del Tema: Culpabilidad y Responsabilidad 8

Seguimiento del Tema: Confianza y Sospecha 5