Un señor muy viejo con unas alas enormes

Un señor muy viejo con unas alas enormes Símbolos, Alegoría y Motivos

La lluvia (Símbolo)

Dentro de la ambientación que parodia el Apocalipsis en las primeras líneas del cuento, se destaca la lluvia como símbolo de la desgracia, tal como afirma Carolina Sanabria (2016). Hace tres días que llueve sin parar y la tempestad ha tomado el espacio por completo; todo está inundado, el aire apesta, y tanto el cielo como el mar están completamente grises. Esta descripción inicial del espacio transmite la sensación de que algo extraño y problemático está por ocurrir, es decir, que prepara a los lectores para el acontecimiento de algo catastrófico. Sin embargo, en la clave paródica del cuento, lo que sucede no es trágico, sino simplemente insólito y desorbitante: cae -posiblemente por efecto de la lluvia- el extraño anciano alado en el patio de Pelayo y Elisenda.

El ángel caído (Motivo)

"Un señor muy viejo con unas alas enormes" retoma el motivo del ángel caído. En efecto, se trata de un ser alado que cae del cielo a la tierra y tiene las alas heridas. En la mitología cristiana, los ángeles caídos son aquellos que han desobedecido o traicionado a Dios y se los expulsa del cielo, arrancándoles las alas. A su vez, el más destacado de los ángeles caídos es Lucifer, el diablo. Esto sintoniza con la ambigüedad de su figura, y el hecho de que los habitantes del pueblo consideren que este extraño ser es un ángel, pero el padre Gonzaga asegure que es el demonio. De todas maneras, el motivo es recuperado por García Márquez en clave paródica: la descripción y la historia de este ángel/demonio no son sagradas, sino cómicas, burdas y ridículas.

Las alas (Símbolo)

Las alas del anciano que cae en el patio de Pelayo y Elisenda aportan a su figura una profunda extrañeza, típica del realismo mágico elaborado por García Márquez. A su vez, funcionan como símbolos de la libertad, ya que cuando están sucias, desplumadas y arruinadas este ser no puede volar, cae y es aprisionado. Si bien por lo general se mantiene tranquilo, el anciano alado sufre al estar encerrado en el gallinero; allí es maltratado y animalizado, le cuesta moverse y tiene parásitos. Sin embargo, con el correr del tiempo sus alas se recomponen, le crecen plumas fuertes y grandes y, al final del cuento, logra salir volando y recuperar su libertad.

La niña desobediente (Motivo)

Dentro del relato enmarcado de la mujer araña es posible reconocer el motivo de la niña desobediente, característico de la literatura infantil. En ese plano, se destaca el clásico cuento "Caperucita Roja", registrado tanto por Charles Perrault como por los hermanos Grimm. Es preciso recordar que García Márquez escribe "Un señor muy viejo con unas alas enormes" proyectando publicarlo en un libro para niños.

En términos generales, este motivo sirve para presentar una enseñanza a través de la moraleja: los lectores entendemos que, si un niño desobedece a sus padres, tendrá que enfrentar consecuencias peligrosas y angustiantes. Pero, en particular, tanto el relato escrito por García Márquez como el clásico de la literatura infantil tienen protagonistas femeninas. Además, son jovencitas lo suficientemente mayores como para caminar solas por el bosque, aunque eso sea peligroso. En ese sentido, ambas historias y ambas moralejas tienen una dimensión sexual. En el caso de Caperucita, la figura del lobo representa la amenaza de la violencia machista y la violación. En el caso de García Márquez, esta dimensión está marcada por el hecho de que la protagonista se escapa para bailar toda la noche en una fiesta y porque luego es convertida en araña, animal que en varias culturas funciona como símbolo de la sexualidad femenina.