Nuestra parte de noche

Nuestra parte de noche Resumen y Análisis Las flores negras que crecen en el cielo, 1987-1997

Resumen

Este capítulo comienza en marzo de 1987. Luis Peterson y Gaspar se mudan a Villa Elisa. Gaspar está muy deprimido. Llora, apenas come y no quiere ir al colegio. Le diagnosticaron esquizofrenia. Gaspar odia tomar las pastillas y odia al psiquiatra. Sabe, sin embargo, que mientras siga afirmando que la casa de Villareal es diferente por dentro que por fuera lo van a seguir considerando loco. Sus amigos se rindieron y ya no dicen más cosas extrañas sobre la casa.

Una tarde, Luis encuentra un cuchillo debajo de la cama de Gaspar. Le pregunta a su sobrino para qué lo tiene y este le responde la verdad: para matarse. Otro día, Luis lo encuentra temblando en la puerta de su habitación. Cuando se le acerca, Gaspar le pide que no entre en su cuarto. Afirma que su papá está allí. A Luis esto le parece una locura, aunque cree ver el reflejo de su hermano. Gaspar le dice que prefiere que venga a visitarlo su padre y no Adela, ya que ella aparece de noche y tiene la cara destrozada.

Luis, entonces, le pide ayuda a su novia, Julieta, una abogada que tiene muchos amigos y amigas en el mundo de la psicología. Ella le recomienda a Isabel, una psiquiatra especialista en psicosis. En esa conversación, también hablan sobre el desastre en el que se convertirá el país si Menem gana las elecciones presidenciales y ejecuta la Ley de Convertibilidad. La población argentina está asustada y empobrecida. Hay cortes de luz masivos, protestas e hiperinflación.

Gaspar comienza a atenderse con Isabel y lentamente empieza a mejorar. Además, entabla una buena relación con Julieta, y eso también lo ayuda.

Luego, la narración se focaliza en los viejos amigos de Gaspar. En primer lugar, aparece Vicky, quien tiene muchísimas ganas de reencontrarse con él. Por ahora, dado el estado mental de su amigo, no se lo permiten. Vicky también ve a Adela, al menos, una vez por semana. Pablo, por su parte, sintió un par de veces que una mano lo tocaba en la oscuridad. Según él, es la misma mano que lo tocó aquella vez, en la casa de Villareal.

El narrador vuelve a enfocarse en Gaspar, quien ya está mucho mejor, e incluso comienza a ir al colegio. Julieta, mientras tanto, se encarga de su sucesión. Le dice a Luis que su sobrino es rico. Desde la perspectiva de Julieta, Gaspar debería ayudarlos económicamente con los gastos de la casa. Luis, por el contrario, siente que la plata de la familia materna de Gaspar es plata sucia. Ella le cuenta que, por ahora, los abuelos maternos no pidieron ver a Gaspar, aunque no entiende por qué. Luis se alivia. Su hermano le dejó encargado que Gaspar no los viera nunca más, pero no sabría qué hacer si los Bradford, con todo su poder, le exigieran lo contrario.

En su último año de secundaria, Gaspar descubre un centro cultural llamado “Princesa”. Allí conoce a Marita, una estudiante de periodismo. Comienzan a salir.

Vicky y Pablo se reincorporan a la vida de Gaspar. Ambos se van a vivir a La Plata, cerca de Villa Elisa. Pablo ahora es fotógrafo. Hace exposiciones de vez en cuando en el centro cultural Princesa. Este es un espacio representativo de los homosexuales que luchan por la igualdad y el respeto.

Una noche, Pablo, acompañado por Julián (amigo del Princesa), asiste al Cine Moreno, un lugar de encuentro gay. Allí hay un espacio que se llama el “túnel”. Es un lugar totalmente oscuro en el que los hombres tienen relaciones sexuales. Al entrar en el túnel, Pablo vuelve a sentir que la mano lo tironea, y, en la oscuridad, en lugar de ver personas desnudas teniendo sexo, ve gente muerta. A los pocos meses, Julián muere de HIV. También muere el DJ del centro cultural, Max. Pablo es prácticamente el único de su grupo que no está infectado.

Por ese entonces, Julieta queda embarazada. Cuando se lo cuentan, Gaspar le pregunta a Luis si no está muy viejo para tener un hijo. Luego lo insulta y, finalmente, arroja una jarra contra la pared. Estos ataques de ira de Gaspar comienzan a volverse frecuentes. Luis siempre lo perdona, pero Julieta empieza a tenerle miedo. Más aún cuando nacen sus dos mellizos.

Una tarde, Gaspar sigue a Marita y descubre que lo está engañando con otra persona. Vuelve a su casa, rompe el botiquín del baño de un puñetazo y agarra un pedazo de vidrio para cortarse las venas. Su tío Luis lo detiene.

Vicky estudia Medicina en la Universidad de La Plata y hace prácticas hospitalarias. Allí, descubre que tiene un don: con solo ver a una persona puede diagnosticarla con absoluta precisión. Sabe que ese don no es solo científico, sino que hay algo espiritual. Siente que le fue otorgado por la casa de Villareal. Un día intenta diagnosticar a Gaspar, pero no lo consigue e, incluso, casi se desmaya. Siente que se asomó a un pozo ciego.

Pablo comienza una relación con un fotógrafo famoso llamado Andrés Sigal. Le gusta estar con él, aunque desde que empezaron la relación volvió a ser una constante la mano que lo toca. Finalmente, Pablo se acostumbra y deja de tenerle miedo.

Tiempo después, Gaspar se reencuentra con Marita en una manifestación en contra de la nueva ley de educación, que termina en una terrible represión. Gaspar se esconde con Marita en un baño de la facultad y, gracias a sus poderes, evita que la policía los encuentre.

Una noche, Gaspar asiste junto a Pablo al Princesa a una exposición de fotos de Andrés Sigal. Entre las fotos, descubre una de él, de niño, junto a su padre, en Misiones. Tiene un ataque de nervios. Andrés le habla a Gaspar sobre la tarde en la que conoció a su padre, aunque no le dice que tuvieron sexo.

Marita y Gaspar vuelven a estar juntos. Alquilan un departamento. Ella comienza a trabajar en la editorial de la facultad. Un día, su jefe le pide que corrija una crónica de una periodista brillante pero algo demente que se terminó suicidando: Olga Gallardo. Marita lee “El pozo de Zañartú” y descubre el pasado de Gaspar. Tras leer la crónica de Gallardo, Gaspar descubre la historia de su familia materna y su conexión con la Orden. Echa a Marita de la casa. Tiene la certeza de que Adela y Olga Gallardo se suicidaron por su culpa, y no quiere que ella sea una víctima más.

A los pocos días, Luis llega muy herido a la guardia del hospital en el que trabaja Vicky. Le han abierto el pecho y le han colocado allí el brazo de un niño. A las pocas horas, muere. En los cortes que tiene su cuerpo hay un mensaje para Gaspar: “Que venga” (p. 518).

Gaspar, entonces, va a Puerto Reyes. Es recibido allí por las líderes de la Orden y Stephen. Gaspar se arroja encima de su abuela Mercedes y comienza a golpearla, hasta que los guardaespaldas lo desmayan.

A partir de entonces, Gaspar vive como un prisionero de la Orden, aunque le dan cierta libertad para pasear por la casa y los aledaños. Los miembros de la Orden están esperando que él los vuelva a conectar con la Oscuridad. Mercedes le cuenta a Gaspar que, años atrás, intentaron que su padre transmigrara en su cuerpo, pero no lo consiguieron. El cuerpo de Gaspar rechazó violentamente al espíritu de su padre. Él advierte, entonces, que eso fue lo que realmente sucedió aquella vez en la que le hicieron creer que habían tenido un accidente de auto.

Pasan los días y Gaspar no logra conectarse con la Oscuridad. Piensa en diferentes maneras de suicidarse. Finalmente, consigue arrojarse desde un mirador. Sin embargo, Stephen lo atrapa en el aire y le salva la vida. Telepáticamente, le dice que la única forma que tiene de conseguir la libertad es encontrando un pasaje hacia el Otro Lugar.

Tras una intensa búsqueda, Gaspar encuentra ese pasaje. Lleva al Otro Lugar, varias veces, a los miembros de la Orden. Finalmente, en una de esas expediciones, y ayudado por Stephen, los deja encerrados allí.

Gaspar se queda viviendo en Puerto Reyes con Stephen. Corta toda relación con sus amigos del pasado. Se prepara para entrar en el Otro Lugar e intentar rescatar a Adela.

Análisis

A lo largo de este capítulo, aparecen varias referencias al contexto político argentino. El comienzo de “Las flores negras que crecen en el cielo” está situado en 1987, a finales del gobierno de Raúl Alfonsín. En diferentes escenas se alude a la crisis en la que se encuentra sumida el país en ese momento.

El gobierno de Raúl Alfonsín comienza en 1983 con el retorno de la democracia. Este gobierno se destaca por varias de sus políticas sociales, como la alfabetización masiva, la defensa de la libertad de opinión y la eliminación de cualquier tipo de censura. Alfonsín logra, además, la consolidación de la democracia. Sin embargo, en materia económica tiene enormes problemas. En 1987, precisamente, la situación económica se desborda y el país queda sumido en un caos. En la novela, este contexto caótico es utilizado por la autora para darle verosimilitud al hecho de que el juzgado no envíe a alguien a ver cómo está Gaspar, quien se encuentra profundamente deprimido y al borde de la desnutrición: “Pensaba Luis, si no fuese porque el país era un infierno de cortes de luz, protestas, hiperinflación y adelanto de elecciones, y porque nadie del juzgado los visitaba, (¿estarían de huelga?), hubiese ameritado la intervención urgente de una asistente social” (p. 426).

En abril de 1989, Alfonsín decide adelantar las elecciones y Carlos Saúl Menem se convierte en el nuevo presidente del país. En relación con este gobierno, aparecen en la novela dos referencias puntuales: por un lado, Luis y Julieta hablan en contra de la Ley de Convertibilidad, y luego, tanto ellos como Marita y Gaspar asisten a una marcha en contra de la Ley Federal de Educación.

La Ley de Convertibilidad es sancionada en 1991. A través de ella, el gobierno decreta que el valor del peso argentino es igual al valor del dólar. Entre 1991 y 1995, gracias a esta medida, el país tiene un rápido enriquecimiento, sobre todo de la clase media y alta. Sin embargo, esta ley también genera que las empresas argentinas no puedan competir contra las extranjeras y, muchas de ellas deben cerrar. Como consecuencia, el desempleo aumenta gradualmente. En 1991, el desempleo es del 6%, y en 1996 alcanza el 17,3%. La clase media vuelve a empobrecerse, y la clase baja pierde aún más poder adquisitivo.

Enríquez entrelaza esta situación económica del país a la trama de su novela a través de Luis y Julieta. Una parte de los problemas que tiene Julieta con Gaspar (y que afectarán la endeble salud mental del protagonista) se relacionan con el dinero. Ella y Luis atraviesan dificultades económicas, y ella quiere que Gaspar colabore con la economía del hogar, sobre todo, porque la familia materna de Gaspar es de clase alta, y él tiene muchísimo dinero en el banco. Gaspar se niega. Siente que Julieta le está cobrando una especie de deuda de clase.

El contexto sociopolítico es utilizado aquí por Enríquez para generar diferentes reacciones y conflictos entre los personajes, que terminarán influyendo en el desarrollo de la trama. Algo muy similar sucede respecto de la Ley Federal de Educación. Esta ley implicaba un recorte para la educación y favorecía la privatización de la educación. Enríquez sitúa a Gaspar y Marita en la marcha organizada en 1994 en La Plata contra esa ley. Tal como sucede en la novela, esa manifestación es violentamente reprimida por la policía. La autora utiliza ese particular escenario para hacer que Gaspar se reencuentre con Marita.

Como en casi todos los capítulos, Enríquez, además de aludir al contexto político, incorpora y entrelaza otras problemáticas sociales del momento con la novela. Este es el caso de la epidemia de HIV. En Argentina, el HIV tiene su pico entre 1991 y 1994. Por entonces, la enfermedad aún es muy letal. Los hombres homosexuales son el grupo más afectado por este virus. Esto genera que se fortalezca la homofobia dentro de la sociedad. En Nuestra parte de noche, Enríquez aborda esta problemática a partir de la figura de Pablo y sus amigos del centro cultural Princesa. Cabe destacar que este centro cultural no solo existía realmente en La Plata en la década de los 90’, sino que era, de hecho, un espacio importante para la comunidad gay. Este aspecto de la novela es, por lo tanto, bastante realista.

Así como el contexto político termina afectando la relación de Gaspar con Julieta, el HIV también afecta al protagonista de la novela, aunque él no sufra directamente esta enfermedad. Mueren muchos de sus amigos, y su relación con Marita se deteriora (sobre todo la parte sexual). Como consecuencia de todo esto, su depresión se agudiza. La escena en la que Pablo, repentinamente, ve personas muertas en medio de una orgía (personas que morirán posteriormente infectados de HIV) es un ejemplo más de la recurrencia de la autora a motivos típicos del terror clásico y su reformulación ligada al contexto social.

Detengámonos ahora en lo que sucede con las relaciones interpersonales en este último capítulo. Gaspar ya no vive con su padre, pero las complejidades continúan ahora con su tío Luis y Julieta. A diferencia de Juan, Luis es un hombre tranquilo y bondadoso. Prácticamente en ningún momento trata mal a su sobrino. Todo lo contrario. De hecho, Luis, sin ser padre, es la figura paternal más abnegada y amorosa de toda la novela. Sin embargo, es muy maltratado por Gaspar en numerosas ocasiones. Cabe recordar que, antes de morir, Juan le dice a Gaspar: “No sé si puedo dejarte algo que no esté sucio, que no sea oscuro, nuestra parte de noche” (p. 243). Gaspar, sin dudas, hereda la oscuridad de su padre. Es un chico atormentado, que sufre ataques de ira y pierde el control. Esa “parte de noche” también le pertenece a él, y la sufren los que lo rodean. Estos ataques de ira terminan arruinando la relación de Gaspar con Julieta, y afectan, por lo tanto, la relación de Julieta con Luis. Gaspar, a medida que crece, se va alejando de esos padres sustitutos que, en su momento, fueron lo único que tenía. Casi al final de la novela, el asesinato de Luis a manos de la Orden le da un cierre violento a la violenta historia de Gaspar como hijo y sobrino.

Por otra parte, la relación amorosa de Gaspar con Marita también fracasa. En definitiva, Gaspar es como su padre: un hombre depresivo, violento y posesivo. Vicky y Pablo, sus amigos, serán, nuevamente, los únicos que estén allí, fieles a él, con su amor inquebrantable. Sin embargo, en el final de la novela, Gaspar también se aleja de ellos. Sabe que no pueden ayudarlo realmente, y que él terminará haciéndoles daño.

En definitiva, en Nuestra parte de noche, todas las relaciones humanas terminan fracasando de uno u otro modo. Este fracaso se debe a las miserias personales de cada personaje, pero también a que estos viven dentro de un mundo manejado por seres oscuros, que están aliados con los gobiernos y las fuerzas represivas, y que actúan impunemente gracias a su poder económico.

Pese a tener un supuesto final feliz, en el que el torturado héroe derrota a los insaciables villanos, Nuestra parte de noche es una novela de terror sumamente pesimista. En esta obra, el mal no se presenta solamente como una entidad metafísica a la que, de un modo u otro, se puede vencer. El mal es aquí una herencia de familia. Es una condición humana inevitable. Es parte constitutiva de una sociedad atravesada por el horror político. Es una búsqueda personal que encuentra sustento en las instituciones, gubernamentales y no gubernamentales. Es un círculo vicioso alimentado desde hace cientos de años y que, como la novela, no parece tener un final definitivo.