Las medias rojas

Las medias rojas Imágenes

Ildara (Imagen visual)

Algunos rasgos de los rostros y cuerpos de los protagonistas son rescatados por el narrador del relato. Con esos detalles se destaca el cuidado, la belleza y la coquetería de la muchacha, por un lado, y el descuido y lo desagradable del hombre, por el otro. De Ildara se menciona cómo es su rostro: "Su cara redonda, bonita, de facciones pequeñas, de boca apetecible, de pupilas claras, golosas de vivir" (12). También, cómo viste sus medias y cómo destacan con su color rojo entres sus ropas viejas y rotas: "Algo de color vivo, que emergía de las remendadas y encharcadas sayas de la moza… Una pierna robusta, aprisionada en una media roja, de algodón" (Ibid.).

Clodio (Imagen visual)

En contraste con la belleza y coquetería de Ildara, Cloria recibe una descripción desfavorecedora. En principio, por algunas características de su rostro: "Los ojos pequeños, engarzados en duros párpados, bajo cejas hirsutas" (Ibid.), y la manera en que se le forman "dos hoyos como sumideros, grises" (11) en los carrillos cuando fuma. Su falta de cuidado por la estética, que contrasta con la coquetería de la hija, se nota en "el azuloso de la descuidada barba" (11), y en su mano, en la que luce "una uña córnea, color de ámbar oscuro, porque la había tostado el fuego de las apuradas colillas" (Ibid.).

La golpiza (Imagen visual)

El ataque del padre a su hija se describe con gran detalle y da cuenta del horror que experimenta la joven. El hombre abandona su posición pasiva y los movimientos lentos y pacientes con los que arma el cigarro o fuma, para pasar a la acción de forma intempestiva y furiosa: "Saltó del banco donde estaba escarrancado, y agarrando a su hija por los hombros, la zarandeó brutalmente, arrojándola contra la pared" (12). Ante el ataque, aparece la imagen de la muchacha que pasa de la acción de cargar leña y cocinar a la pasividad. Lo único que puede hacer ante los golpes es taparse la cara: "ldara, apretando los dientes por no gritar de dolor, se defendía la cara con las manos" (12-13). La enumeración de acciones brutales que el hombre despliega contra la chica se narra de esta forma: "Y con el cerrado puño hirió primero la cabeza, luego, el rostro, apartando las medrosas manecitas [...]. El cachete más violento cayó sobre un ojo [...]. Luego, el labrador aporreó la nariz, los carrillos" (13-14).