La vida de Pi

La vida de Pi Símbolos, Alegoría y Motivos

El nombre de Pi (Símbolo)

Durante su infancia, Pi decide cambiar su nombre para evitar que se burlen de él. El nombre que le dieron sus padres, Piscine, se parece mucho a pissing, que en inglés significa 'orinando'. En su lugar, cuando su profesor de secundaria toma lista, el niño decide escribir su nombre en el pizarrón y subrayar las dos primeras letras de su nombre. Incluye, tras ello, la definición de la constante π (Pi) y dibuja "un círculo enorme (...) para evocar aquella lección básica de geografía" (p.45).

En este acto bautismal, Pi elige nombrarse de acuerdo a una palabra que tiene al menos dos asociaciones claras: la de ser un número irracional y la de remitir al cálculo del círculo, puesto que es el número que se obtiene al dividir la longitud de una circunferencia por su diámetro.

Por un lado, entonces, Pi simboliza la irracionalidad propia del personaje. Un adjetivo que podría describirlo, en este sentido, es el de inconsistente, ya que mantiene tres religiones distintas e, incluso, cuenta dos versiones diferentes de su experiencia en alta mar.

Por otro lado, en la segunda parte este narrador utiliza una metáfora singular para describir su condición de náufrago: es como “estar permanentemente en el centro de un círculo” (p.280). De esta manera, su nombre simboliza también su circunstancia trágica y su involucramiento con ella: Pi -justamente, π- está preso en el mar, "atrapado en un angustioso ballet de círculos" (p.280), determinado por su nombre a ocupar el centro de todos ellos.

El naufragio del Tsimtsum (Símbolo)

En los primeros capítulos de la novela, Pi cuenta que su tesis de licenciatura en Religión aborda "ciertos aspectos de la teoría de la cosmogonía de Isaac Luria" (p.21). Si bien el narrador no cuenta los pormenores de su trabajo, esta mención es una clave para entender el simbolismo del barco que naufraga.

Isaac Luria defiende una teoría del origen del cosmos que se basa en que Dios, en un momento determinado, elige disminuir su presencia en el espacio para dar lugar a la creación del universo. Este movimiento de retracción, según Luria, se denomina tsimtsum, al igual que el nombre del barco que transportaba a los Patel desde India hasta Canadá.

La identidad entre el barco y la contracción de Dios para Luria evidencia que el hundimiento simboliza, justamente, la ausencia de Dios. Pi debe soportar el despojo de todo lo que sostenía su fe en Pondicherry para poder contar su propia historia, crear su propio universo. En este sentido, el símbolo es una instancia necesaria para que Pi pierda su inocencia, para que gane el control narrativo sobre la experiencia que le toca vivir.

Los rituales (Motivo)

Dado que Pi siente una gran devoción hacia Dios, es lógico que los rituales ocupen un lugar primordial en su vida. Antes del naufragio y mientras vive en Pondicherry, Pi se conecta con su fe mediante estas ceremonias. Se muestra entonces meticuloso a la hora seguir los pasos y las normas de estas celebraciones, que afirma disfrutar mucho.

No obstante, el primer ritual de su vida consiste asistir a la pileta del monasterio hindú. En cada una de esas ocasiones, Pi va acompañado de Francis Adirubasamy, un "tío" que le enseña a nadar, y cada clase es "un ritual tan regular y preciso como un crol bien ejecutado" (p.29). En su infancia, entonces, Pi asocia los ritos con el aprendizaje.

Este aprendizaje, así como el adiestramiento para los animales, se consigue mediante la repetición, algo que intentará sostener incluso en las condiciones más desfavorables, cuando se encuentre librado a su suerte en medio del océano. El acceso al conocimiento, a las lecciones de vida, será posible para Pi gracias a la iteración propia de la ritualidad. Celebrar y sostener sus costumbres, entonces, es lo que permitirá alcanzar la autonomía y, por extensión, lo alejará del niño inocente que dejó Pondicherry.

El silbato y la orina (Motivos)

El uso del silbato y la orina, para mantener a raya a Richard Parker y asegurar el dominio de Pi sobre el pequeño territorio en el que se encuentra, es una constante en la segunda parte de la novela, ya que el protagonista debe sobrevivir en un bote salvavidas junto a un tigre. Así, una buena parte del adiestramiento de Richard Parker involucra que Pi fije los límites entre el espacio que le corresponde a cada uno, y que tigre los reconozca y los respete.

Para lograr establecer su dominio, Pi recurre a dos estrategias: la marcación de orina y, esencialmente, el uso racional del silbato que acompaña el chaleco salvavidas. En un espacio tan pequeño, la rigidez con la que el humano siga estas tácticas es fundamental para asegurar la paz entre Pi y Richard Parker. Debido a ello, ambos elementos se transforman en un motivo reiterado.

A su vez, el silbato funciona como el símbolo de la razón de Pi, de su cualidad más humana; aquella que determina su dominio sobre el animal. Gracias a estos métodos el bote se convierte en mini-zoológico, en el que Pi repite las rutinas y hábitos de los guardianes del zoológico familiar de Pondicherry.

La isla paradisíaca (Motivo)

Tradicionalmente, en la historia de la literatura universal aparecen varios espacios como la isla de algas de La vida de Pi, que primero aparentan paraísos y luego descubren su naturaleza maligna. Este motivo lo encontramos, sobre todo, en historias pertenecientes al género de la novela de aventuras. La isla del tesoro, del novelista escocés Robert Louis Stevenson, es un ejemplo paradigmático del mismo.

Este episodio alude claramente a lo que sucede en el Jardín del Edén en el Antiguo Testamento. En este episodio bíblico, Dios crea a los dos primeros humanos, Adán y Eva, y los coloca en el jardín para que puedan disfrutar de su vida eterna. Eva, engañada por una serpiente, prueba el fruto del Árbol del Conocimiento. Como consecuencia, Dios destierra a los humanos del Edén, condenados a ser mortales. De una manera similar, Pi descubre el horror de la isla cuando encuentra un diente humano al interior del fruto de un árbol. Al igual que con Adán y Eva, el fruto prohibido contiene “la semilla de [su] partida” (p.355).

Otro ejemplo de un espacio similar a la isla tiene lugar en la Odisea: la Isla de los Lotófagos. Allí vive un pueblo de hombres adictos a la flor del loto, y Ulises se da cuenta rápidamente de que la flor es un narcótico que le provoca el olvido a quienes la consumen. Por ende, obliga a su tripulación a partir cuanto antes. De un modo similar, Pi también decide abandonar la isla en el momento en el que confirma sus sospechas. A pesar de que cuando llega no puede creer su suerte, termina por desentrañar una realidad oscura y temible. En suma, todos estos espacios funcionan como utopías que devienen distopías, paraísos que se convierten en pesadillas.