Lástima que sea una puta

Lástima que sea una puta Resumen y Análisis Acto III

Resumen

Soranzo expresa su amor por Anabella mientras Giovanni escucha desde el balcón. Anabella le responde que no puede amarlo, que no está interesada en casarse, pero que si en algún momento decide hacerlo, será con él. Soranzo no tiene otra opción más que aceptar. La charla entre ellos concluye cuando Anabella se desmaya.

Putana le explica a Giovanni que el desmayo de Anabella es producto de un embarazo, por lo que deben tener mucho cuidado de que la vea un médico, ya que puede revelarse que la muchacha perdió la virginidad antes del matrimonio. Sin embargo, Ricardetto, que aún mantiene su disfraz de médico, la revisa y dictamina que se trata de una simple anemia y que la cura para ello es el casamiento. Entonces, Florio decide que su hija debe casarse con Soranzo de inmediato.

Giovanni lleva al fraile para que hable con Anabella y la ayude a expiar sus pecados por medio de la confesión. Florio aprovecha la oportunidad y le pide al sacerdote que la convenza sobre la importancia de contraer matrimonio. El fraile charla con Anabella, quien confiesa el pecado que comete con su hermano. Él explica que si sigue obrando de esa forma, ambos están condenados al infierno, le recomienda arrepentirse y comprometerse con Soranzo. Anabella, asustada, acepta.

Por su parte. Ricardetto informa a Grimaldi sobre el matrimonio entre Anabella y Soranzo, y además le da el veneno para que cometa el asesinato. Tras ello, Filotis entra y anuncia que se casará con Bergetto esa misma noche. Luego de un tiempo, Grimaldi espera escondido a Soranzo, listo para apuñalarlo. Sin embargo, le quita por error la vida a Bergetto, a quien confunde con el primero. A su vez, Vasques le informa a Hipólita sobre el inminente matrimonio entre Anabella y Soranzo. Ante tal noticia, Hipólita desea fervientemente la venganza.

Tras el crimen, Grimaldi se refugia en la casa del Cardenal, y pronto Florio, Donado y otros nobles de Parma se hacen presentes para reclamar justicia. Donado exige que se juzgue a Grimaldi por el asesinato de su sobrino, pero el Cardenal apaña al caballero y lo envía Roma, mientras que a Donado le dice que entierre a su sobrino y se olvide del asunto.

Análisis

Mientras que los actos primero y segundo presentan a los personajes y plantean el conflicto de la obra, el tercero resulta fundamental para anudar los cabos de la trama y orientarlos hacia su desenlace. El tercer acto comienza con otro episodio humorístico: Bergetto y Poggio planifican la boda secreta con Filotis, a espaldas de Donato. La segunda escena, sin embargo, nos sumerge de lleno en el conflicto principal de la obra, pues en ella Soranzo hace su declaración amorosa a Anabella, quien lo rechaza en un diálogo no exento de burla e ironía. Desde la balconada, Giovanni contempla todo el episodio y pone de manifiesto la desconfianza que tiene hacia todas las mujeres cuando expresa que su hermana, en su debilidad, puede ceder ante su pretendiente: “Hermana, no seáis todo mujer. Pensad en mí” (p. 126). En este pasaje vuelve a observarse la misoginia internalizada de los personajes masculinos que ya hemos mencionado en secciones anteriores. Giovanni, en su aparte, pide que su hermana no se deje llevar por su debilidad femenina y ceda ante la presión que Soranzo ejerce sobre ella.

La mirada de Giovanni pone en evidencia los roles de género de su época y la creencia sostenida de la mujer como “el sexo débil” en relación con el hombre. Sin embargo, y aunque es innegable que la representación que se hace de las mujeres en la obra es intrínsecamente misógina, también es cierto que los personajes femeninos de Ford muestran una autonomía que en más de una ocasión ponen en jaque las estructuras patriarcales de su época. Contrario a lo que piensa su hermano, Anabella afronta la situación con entereza y le hace saber a Soranzo que planea mantener su virginidad para siempre, pero que si alguna vez decidiera casarse, lo haría con él. Ante esta resolución, el noble no puede más que resignarse. Mientras que Giovanni elogia a su hermana, esta sufre una descompensación y deben socorrerla.

En la escena siguiente se da a conocer la razón de su descompostura: Anabella está embarazada. Así lo descubre Putana, quien demuestra su enorme conocimiento sobre las mujeres y su experiencia como criada de damas acaudaladas. Por su parte, Ricardetto, el falso doctor, simplemente le diagnostica una indigestión producto de “una plenitud de la sangre” (p. 134). Florio interpreta el diagnóstico como un indicio de que su hija debe casarse para aplacar esos flujos corporales excesivos que sufre la joven. En verdad, no está claro si Ricardetto confunde el diagnóstico o si descubre el embarazo de Anabella y por eso fomenta su casamiento con Soranzo. Como sabemos, el falso médico está tramando una venganza contra su enemigo, por lo que puede interpretarse este episodio como una jugada suya para casar a Soranzo con una mujer embarazada. Además, conocer los detalles del casamiento le da la ventaja necesaria para planificar un ataque secreto con el que consumar su venganza.

En la quinta escena se produce un cambio de localización. Grimaldi y Ricardetto ultiman los detalles del complot para vengarse de Soranzo, y el marido engañado cita al caballero romano junto a la vivienda del fraile, donde está previsto que tenga lugar la unión entre Soranzo y Anabella. Sin embargo, esa misma noche también tomará lugar otra boda, la de Bergetto y Filotis, que fue organizada en secreto y que Ricardetto aprobó.

Estos cambios de localización se desvían de los postulados clásicos sobre la creación dramática más difundidos en la época, especialmente de los que indican mantener límites mesurados con respecto al lugar, el tiempo y la acción en los que se inserta una obra. A diferencia, muchas de las piezas de la época se resisten a sujetarse a cualquier norma que coarte la libertad. Así, la escena puede pasar de un lugar a otro sin siquiera un intervalo, el tiempo puede transcurrir vertiginoso si la trama así lo requiere y dos acciones pueden suceder simultáneamente, generalmente una centrada en personajes de alto rango y la otra en los de carácter popular o de clase baja.

Como vemos, el caso de Lástima que sea una puta es un buen ejemplo de ello: las localizaciones cambian según la necesidad de la historia, y la unidad de tiempo no está definida con claridad. Más adelante, en el cuarto acto, el espectador comprende que han pasado meses desde el inicio de la obra por el estado avanzado del embarazo de Anabella, pero fuera de ello no hay otros elementos que indiquen el paso del tiempo.

Por otro lado, el personaje del fraile es un desencadenante significativo de la acción, puesto que, motivado por su ortodoxia, incide directamente en el desenlace trágico de la obra. En la sexta escena, Anabella se confiesa con él, quien comprende que la joven es más susceptible a la culpa y el arrepentimiento que su hermano. Entonces, hace alusión a los horrores del infierno para persuadirla de sus intenciones incestuosas mediante su matrimonio con Soranzo, a lo que Anabella accede, pues parece ser el único camino que se le presenta para salvar su alma.

En la escena siguiente ocurre la primera de muchas muertes, cuando Grimaldi apuñala por error a Bergetto en lugar de a Soranzo, como pretendía. El disfraz que lleva el novio contribuye al malentendido, al punto de que Grimaldi huye sin percatarse de su error. La muerte de Bergetto es impactante, no solo en el contexto de la obra sino en el del drama moderno en general. Bergetto, a pesar de ser visto como un idiota por prácticamente todos los personajes de la obra, es totalmente inocente de cualquier delito. Su cortejo a Anabella es una imposición de su tío que él lleva adelante por obligación, aunque él está enamorado de Filotis. Matar a un personaje inocente cuyo papel hasta ahora ha sido de alivio cómico es un giro impactante de los acontecimientos y lleva la obra hacia un registro mucho más oscuro, presagiando la violencia que se desencadenará en los actos siguientes.

La última escena del tercer acto presenta a Florio, Donado, Ricardetto y Poggio, acompañados de guardias, que se dirigen a la mansión del Cardenal, donde Grimaldi se esconde. El episodio pone de manifiesto la corrupción de las altas esferas de la Iglesia, representadas en la figura del Cardenal, quien en primer lugar se queja y amonesta a los recién llegados, puesto que lo están incomodando a altas horas de la noche y en su propia casa. Luego apaña a Grimaldi, lo pone bajo su protección directa y no ofrece reparación alguna por la muerte de Bergetto. El Cardenal incluso llega a expresar que el caballero romano pertenece a una familia noble, como si su alcurnia fuera razón suficiente para dejarlo exento de castigo por haber cometido un homicidio. Ante tamaña injusticia, Florio exclama: “¿Es ésta la voz de un hombre de iglesia? ¿Mora aquí la justicia?” (p. 150), y luego agrega: “La justicia ha huido al Cielo, y no baja más” (p. 151). Las palabras de Florio ponen en evidencia la creencia de que las leyes de Dios nada tienen que ver con las de los hombres, incluso con las de aquellos que supuestamente sirven a Dios. Sin embargo, como ninguno de los allí presentes puede hacer nada contra la autoridad superior del Cardenal, deben resignarse:

Aquí ya nada se puede hacer,
cuando los cardenales piensan que el asesinato no es pernicioso.
Los grandes hombres obran a su antojo, y nosotros hemos de obedecer;
Pero el cielo los juzgará por ello en otra ocasión (p. 151).

En este pasaje sombrío, queda clara la crítica a la Iglesia y el abordaje de la injusticia social que se vive en su época. Si bien los hechos de la obra están localizados en Italia, aplican evidentemente a la Londres de Ford, en la que los ataques de la censura eclesiástica están haciéndose cada vez más frecuentes y llevarán, décadas después, a la guerra civil.

El final del tercer acto sugiere, en última instancia, que la autoridad seguirá estando ausente a medida que aumenten las tensiones y sobrevenga la violencia. A su vez, las palabras de Florio sirven como un presagio que apunta a que las diversas tramas de venganza de los personajes se desarrollarán y que, de una forma u otra, todos recibirán su castigo.