Lástima que sea una puta

Lástima que sea una puta La tematización del incesto en la tradición literaria y la repercusión de 'Lástima que sea una puta'.

Representada por primera vez en 1629, Lástima que sea una puta resulta una obra absolutamente escandalosa para la sensibilidad de la sociedad inglesa del periodo. La pieza es duramente criticada por el retrato que hace del incesto entre un hermano y una hermana, y rápidamente se convierte en una de las dramaturgias más controvertidas de la literatura inglesa del siglo XVII. De hecho, el escándalo trasciende la época de Ford y sigue generando rechazo hasta el siglo XX. Tanto es así que en el siglo XIX, por ejemplo, no se la incluye en una colección de las obras completas del dramaturgo que se publican en 1831, a pesar de que es su pieza más conocida.

Tradicionalmente, para la cultura occidental el incesto es observado como una infracción afectivo-sexual, como una aberración social y moral que destruye las relaciones de parentesco e incluso como una ofensa al orden sagrado que merece el castigo eterno. Las obras de teatro de la antigüedad clásica que abordan el incesto reciben un tratamiento trágico y están clasificadas dentro de la categoría de tragedia familiar o doméstica. Sin embargo, en estas piezas el incesto se produce por ignorancia y cuando se revelan los excesos cometidos, los personajes son castigados de manera inflexible. Uno de los ejemplos más destacables de ello es Edipo Rey, de Sófocles, el afamado poeta trágico griego de siglo V a. C. Este tratamiento tan particular responde a la finalidad primordial de la tragedia como máxima expresión artística, que busca representar de una forma tolerable las experiencias humanas más perturbadoras.

El teatro renacentista inglés implica un retorno sobre temas y motivos clásicos, y entre ellos el incesto se hace presente otra vez, aunque pocos autores lo trabajan de forma tan directa como John Ford. William Shakespeare, el dramaturgo inglés más famoso —de su época y de todos los tiempos— aborda el tema del incesto en algunas de sus obras, como en Pericles, príncipe de Tiro, representada por primera vez en 1619. En ella, sin embargo, el incesto es el origen de la cadena de errores que luego se desarrollan en toda la obra: Pericles descifra un acertijo que refiere a las relaciones incestuosas entre Antíoco, rey de Antioquía, y su hija. Por ello, debe huir y comienza el extenso periplo que se desarrolla en toda la obra de teatro. Sin embargo, en Shakespeare el incesto no recibe más que un tratamiento tangencial, y en general remite a relaciones entre padres e hijas (o madres e hijos, si se tiene en cuenta la lectura freudiana de Hamlet, otra de sus obras más famosas), mientras que en Lástima que sea una puta el incesto se presenta entre hermanos y compone el tema principal de la obra.

En este sentido, la crítica que recibe la obra de Ford responde en gran parte a la posición ambigua que se adopta frente al incesto, ya que muchos críticos sostienen que en lugar de condenar abiertamente la relación entre Giovanni y Anabella —lo que hace el fraile desde el principio—, en la obra el incesto se representa como algo inevitable que responde a la pasión genuina que experimentan los dos hermanos. Algunos incluso comparan a la pareja con Romeo y Julieta, en tanto que son amantes que están destinados a estar juntos o a morir en el intento. Esta comparación, por supuesto, destaca una visión positiva de la relación entre los hermanos y mira con indulgencia la dimensión incestuosa del vínculo.

Por otra parte, el título de la obra también se cambia en más de una ocasión a lo largo del tiempo y a veces se presenta en el teatro como Giovanni y Anabella, El hermano y la hermana o, simplemente, Es una lástima. En estos casos, la atenuación del título acompaña a una interpretación menos condenatoria del rol femenino en la obra. Recordemos que la estructura social que se representa en ella es extremadamente misógina y muchas veces los personajes masculinos castigan violentamente a las mujeres por las faltas que cometen, mientras que ellos no reciben castigo ni son censurados por incurrir en los mismos deslices.

Como es evidente, a lo largo del tiempo las interpretaciones siguen siendo controvertidas, pero se enfocan en diferentes aspectos y destacan o matizan la transgresión del incesto y los roles de género que se representan en la obra. En la actualidad, los críticos aceptan que la obra abunda en ambigüedades al abordar dichos temas, y es eso lo que la hace, aún hoy, interesante y digna de ser leída y representada.