El abanico de Lady Windermere

El abanico de Lady Windermere La época victoriana

El abanico de Lady Windermere es una sátira a través de la cual Oscar Wilde realiza una suerte de crítica social. Dicha crítica está dirigida a una sociedad en particular: la de la época victoriana. En ese sentido, vale la pena analizar algunas particularidades de dicha sociedad.

En principio, debemos decir que se denomina época victoriana al extenso período histórico que coincide con el reinado de Victoria I (20 de junio de 1837-22 de enero de 1901) en el Reino Unido. Dicho período marcó la cúspide de la Revolución Industrial y del Imperio británico, a la vez que se caracterizó por profundos cambios ocurridos en las sensibilidades culturales y en las preocupaciones políticas. A su vez, la época es hoy reconocida por los extremos valores que gobernaban la sociedad.

La sociedad inglesa en la época victoriana estaba exacerbada de moralismos y disciplina, y contaba con rígidos prejuicios.​ Los valores victorianos se podían clasificar como "puritanos" y giraban alrededor de conceptos como la extrema importancia de la moral, del ahorro y los deberes de la fe. Las condiciones como la pereza se vinculaban con los excesos y la pobreza, con el vicio. La repulsión social hacia el vicio también se dirigía al sexo, relacionado con las bajas pasiones y con lo animal. Como contraposición, la castidad era una virtud enaltecida. Tanto las exigencias morales como la consecuente represión eran tan fuertes que incluso el psicoanalista Jacques Lacan afirmó que, sin la reina Victoria, el psicoanálisis no habría existido. Según el francés, Victoria fue la causa del concepto de deseo de Sigmund Freud y la que hizo necesario lo que Lacan llamó el "despertar".

La doble moral es propia de la época victoriana, sobre todo en lo que refiere a la sexualidad. La reina Victoria mandó alargar los manteles del palacio para que cubrieran las patas de la mesa en su totalidad, ya que, decía, recordar las piernas de una mujer podía “incitar” a los hombres. Sin embargo, paralelamente a las estrictas costumbres de la época, se desarrollaba un mundo sexual subterráneo donde proliferaban el adulterio y la prostitución. Generalmente, la noche se encargaba de ocultar los vicios de las personas: en el Este londinense se albergaban muchos burdeles, salones de espectáculos, salas de juego. Pero también se desarrollaba un ambiente callejero de drogas, sexo y apuestas sin escatimar en variantes como las orgías o espectáculos del tipo erótico. También era una zona a la que comúnmente debían abocarse las relaciones homosexuales, absolutamente prohibidas a la luz del día. En esta Inglaterra se desarrolló, incluso, el primer preservativo realizado en látex, aun cuando se suponía que las relaciones sexuales debían mantenerse con fines reproductivos.

La sociedad victoriana no solo fue representada en El abanico de Lady Windermere, sino que además constituía el público de la pieza. Esto quiere decir que los espectadores captaban cada una de las referencias al contexto histórico. De esta forma, Wilde se limitaba a sugerir en varias de sus piezas teatrales ciertas cuestiones como, por ejemplo, la doble moral y la hipocresía reinantes; cuestiones con las que el público podía sentirse identificado, ya que las padecía.