Coplas por la muerte de su padre

Coplas por la muerte de su padre Resumen y Análisis Coplas 5-8

Resumen

Copla V

En esta copla, el poeta elige la metáfora de la vida como camino hacia la muerte “qu’es morada / sin pesar” (vv.50-51). Extiende la metáfora estableciendo distintas etapas: empezamos a caminar cuando nacemos, caminamos mientras vivimos y llegamos al destino final al mismo tiempo que morimos. Dado que el final del camino es la muerte, esta implica un descanso.

Copla VI

En la primera sextilla de la copla, el poeta sostiene que el mundo es bueno y que nuestra salvación depende de cómo usemos lo mundanal. La segunda sextilla enfatiza la bondad del mundo dado que Dios estuvo dispuesto a nacer y a morir en él para salvarnos.

Copla VII

En esta copla, el poeta expresa el despropósito de cuidar demasiado de la "cara corporal", es decir, el aspecto físico, ocupándose menos diligentemente de cuidar el alma. En la primera sextilla establece que es posible cuidar el aspecto y también hacer el alma gloriosa. En la segunda sextilla, advierte que haríamos mal en cuidar mucho el aspecto físico, ya que no es más que una sirvienta (captiva) descuidando lo más importante: el alma (la señora).

Copla VIII

La copla expresa el absurdo de perseguir lo mundano cuando todo eso se pierde el instante en que morimos. Las cosas del mundo decaen, aun desde los estados más altos, por la edad o por los infortunios.

Análisis

En las siguientes coplas Manrique va a desarrollar en más detalle los temas que ya presentó en el inicio: la fugacidad del tiempo y la inestabilidad de lo terrenal. Para ello el autor va utilizar metáforas, ejemplos e, incluso, razonamientos más filosóficos.

En la quinta copla Manrique utiliza un tópico tradicional: el homo viator (hombre que camina). Aquí se equipara la vida con un camino que el hombre debe recorrer. La vida terrenal es solo el camino que nos lleva a la vida eterna, que es donde el hombre puede descansar porque ha llegado a su verdadera “morada” (v.50). Este tópico se entrecruza con la fugacidad del tiempo porque el viaje según Manrique es tan solo una “jornada” (v.53), es decir que toma un día. En la segunda sextilla, Manrique extiende esta metáfora de la vida como un camino que se debe recorrer y establece una relación directa entre los verbos "partir", "andar" y "descansar", y los verbos "nacer", "vivir" y "morir" respectivamente.

La siguiente copla presenta una visión más bien positiva del mundo. Para reafirmar esta postura en la segunda sextilla el poeta menciona que Cristo descendió a este mundo para salvarnos. Si Dios vivió en este mundo, entonces el mundo es bueno. Sin embargo, resulta llamativo que el poeta utiliza el verbo en pasado para expresar esta idea: “Este mundo bueno fue / si bien usásemos dél / como debemos” (vv.61-63). La condición para que el mundo sea bueno es que lo usemos como corresponde. Seguidamente el poeta explica que según la fe el mundo debe usarse para ganar el cielo. El uso de verbo “ser” en pasado, coincide con el tono moralizante de esta copla.

Asimismo, el poeta desarrolla la idea de la copla anterior al hablar de aquello a lo que debieran ocuparse las personas a lo largo de su vida. Para ello, recurre a una imagen típicamente medieval: el alma es la señora porque es lo más importante que tiene el ser humano, mientras que el cuerpo es una esclava o sirvienta porque debe estar al servicio del alma. Manrique empieza diciendo en la primera sextilla que es posible embellecer el alma y el cuerpo. En la segunda sextilla introduce una advertencia: sería un despropósito poner demasiado esfuerzo en embellecer a lo que es menos importante, es decir, a la esclava, mientras que dejamos de lado a la señora. Para reforzar la oposición esclava/señora, el autor utiliza otras antítesis: hermosa/gloriosa, corporal/angelical.

Finalmente, en la octava copla el poeta introduce la visión opuesta sobre el mundo que presentó en la Copla V. Aquí el mundo es “traidor” (v.88). Este es el desarrollo más tradicional del tópico homo viator: dado que el mundo no es más que un viaje transitorio, no vale la pena depositar valor en las cosas terrenales. Del tópico homo viator se desprende así el tópico contemptus mundi. Las personas andamos persiguiendo cosas que en el fondo tienen poco valor porque no nos las llevamos con nosotros cuando llega la muerte. Luego, en la segunda sextilla, Manrique enumera distintos modos en los que perdemos esas cosas insignificantes que valoramos: por la edad, por la mala fortuna, por la cualidad misma de las cosas temporales, por la ruina inevitable.

De este modo, en estas cuatro coplas Manrique introduce la idea de que el hombre está de paso en este mundo, que allí puede hacer un buen uso de su tiempo ganándose el cielo, que para ello debe cuidar de la señora, es decir, del alma, y que debe evitar perseguir las cosas terrenales porque son un mero engaño, ya que diversas circunstancias nos las pueden arrebatar.