Coplas por la muerte de su padre

Coplas por la muerte de su padre Resumen y Análisis Coplas 21-24

Resumen

Copla XXI

En la copla XXI se menciona a Álvaro de Luna, quien fue enemigo de la familia Manrique. El poeta alude a su relación cercana, aunque conflictiva, cuando dice: “conoscimos / tan privado” (vv.242-243). Álvaro de Luna, el Condestable, murió decapitado, como menciona la primera sextilla. En la segunda sextilla, el poeta se pregunta dónde quedaron todas sus riquezas y los lugares de los que fue señor. Cierra la copla diciendo que todo terminó siendo un pesar cuando tuvo que renunciar a todo ello.

Copla XXII

Continúa el tópico del ubi sunt. El poeta se pregunta por dos hermanos, maestres de la orden de Santiago. En su momento disfrutaron de mucho poder entre “grandes e medianos” (v.356). Cuando gozaban de mayor poder y se encontraban en lo más alto, su claridad fue apagada.

Copla XXIII

Acá el poeta deja lo particular para hablar de los hombres poderosos en general y le pregunta a la muerte dónde los tiene escondidos. Le reprocha a la muerte el ensañarse y echar abajo las hazañas de los hombres valerosos.

Copla XXIV

La copla menciona todas las defensas que protegen a los hombres en las batallas en la tierra para preguntarse de qué sirven dado que ante la muerte resultan inútiles porque ella es capaz de atravesarlas con sus flechas.

Análisis

En la jerarquización que hace Manrique en el desfile de personajes históricos a los que recurre para tratar el tópico del ubi sunt, luego de los reyes aparecen nobles que ocuparon cargos importantes en la corte.

Tanto en la Copla XXI como en la XXII el poeta menciona a personajes que fueron enemigos de la familia Manrique. En la primera de estas coplas, cuando se refiere al “gran Condestable” (v.241) habla de Álvaro de Luna. Don Rodrigo Manrique tuvo que renunciar a su cargo de maestre de Santiago para hacer lugar a Álvaro de Luna, muy cercano en ese momento al rey Juan II. La historia de Álvaro de Luna se presta para explorar los cambios drásticos de fortuna, ya que pasó de ser la mano derecha del rey y enemistarse con casi todas las familias nobles a morir decapitado por orden del mismo rey al que apoyó.

Luego, en la Copla XXII el poeta menciona a dos hermanos. Se especula que se trata del marqués de Villena y el maestre de Calatrava. Acá se describe exactamente lo mismo que lo sucedido con el Condestable: desde el lugar más alto cayeron en desgracia. Desconocemos los hechos históricos a los que refiere Manrique para justificar una caída en desgracia. El lenguaje que utiliza en los últimos tres versos de la segunda sextilla no es novedoso y repite la fórmula que utiliza al referirse al infante don Alfonso, asociando la claridad o el fuego con la gloria o el momento más prominente del personaje histórico que es precisamente cuando ese "fuego" es apagado.

Al igual que en los otros casos del ubi sunt, el caso particular lleva a Manrique a comentar sobre lo general. Por eso, en la Copla XXIII menciona a duques, marqueses, condes y varones que tuvieron poder y le pregunta a la Muerte sobre su paradero. Acá utiliza el apóstrofe, figura literaria que consiste en dirigirse como interlocutor a alguien que está ausente o a un concepto personificado, en este caso, la muerte.

El retrato de la Muerte personificada en esta copla y la que sigue presenta una perspectiva negativa de ella: la Muerte es violenta. Podemos ver esa caracterización en los siguientes versos: “tú, cruda, t’ensañas, / con tu fuerça las atierras / e desfazes” (vv.275-276). Asimismo, en la Copla XXIV, la Muerte se muestra “airada” (v. 286) y es guerrera porque traspasa cualquier defensa con su flecha. Esta caracterización de la Muerte como un personaje feroz y cruel no se sostiene a lo largo de toda la obra. Veremos cómo más adelante la Muerte se muestra cortés y amable con don Rodrigo.

La personificación de la Muerte como combativa se integra al tema militar que desarrolla el poeta en la Copla XXIV. Aquí se mencionan distintos elementos de batalla: las huestes, los pendones, estandartes, castillos, murallas, fosas. Todos estos elementos apuntan a las defensas con las que cuentan los caballeros que resultan inútiles ante la Muerte que es capaz de traspasarlas todas.

Tanto los casos concretos como los generales que introduce Manrique cumplen una misma función: llamar la atención sobre la futilidad de depositar valor en las cosas terrenales porque no son más que vanidad de vanidades, inconstantes como la fortuna y siempre frágiles ante el paso del tiempo y la muerte.