Sueño de una noche de verano

Sueño de una noche de verano Resumen y Análisis Acto V

Resumen

Escena I

Después de cenar en el palacio de Teseo, los invitados esperan algún tipo de entretenimiento. Teseo le pide a Filóstrato que le dé una lista con las posibles representaciones que se pueden llevar a cabo. Finalmente, Teseo elige la “Breve y enojosa escena del joven Píramo y su amante Tisbe: sainete muy trágico”. Filóstrato intenta disuadirlo diciéndole que los actores son artesanos y trabajadores sin talento alguno para la actuación, pero Teseo insiste.

Entonces, Quincio sale a escena haciendo de Prólogo y le anticipa al público lo que verá. Luego, los artesanos representan la obra cometiendo numerosos errores. Los nobles atenienses, mientras se representa la obra, se burlan constantemente.

Al final de la obra, tanto Bottom como Flauto se ofrecen a realizar un epílogo o a bailar una bergamasca (un tipo de danza de la época). Teseo responde que no necesitan ningún epílogo, ya que todos los actores están muertos, y pide que se ejecute el baile. Tras el baile de los bufones, suenan las campanas de medianoche y Teseo ordena a los amantes que se dirijan a sus lechos.

Escena II

Puck entra al escenario y, mientras barre, le informa a la audiencia de que durante los siguientes días ni siquiera un ratón molestará a los amantes. Oberón y Titania entran a escena y bendicen la unión de todos los recién casados a través de una canción y una danza. Luego, salen de escena dejando solo a Puck, quien se disculpa con los espectadores si, por alguna razón, la obra los ofendió, y sugiere que, en tal caso, piensen que lo que acaban de ver ha sido solamente un sueño.

Análisis

Este último acto es particularmente extraño. No responde para nada a las normas del teatro clásico: la trama ya está completamente resuelta, con final feliz, y lo que tenemos aquí es a los personajes como espectadores de una obra de teatro. Sin embargo, este último acto aporta varias cuestiones muy importantes.

Por un lado, la representación de Píramo y Tisbe funciona como espejo de lo que acaba de suceder en el bosque. Es, en definitiva, un espejo trágico. Los jóvenes atenienses salieron del bosque felices y prontos a casarse, pero la representación de los artesanos recuerda los peligros a los que se expusieron: todo podría haber terminado trágicamente. Es importante destacar en este sentido el momento en el que Puck distrae a Demetrio y Lisandro para que no peleen a muerte, evitando, precisamente, una tragedia.

Por otro lado, este último acto vuelve a poner en juego las nociones de realidad y ficción. Los artesanos avisan constantemente a los espectadores atenienses que nada de lo que sucede es real. Su actuación, llena de errores, a Hipólita le parece una tontería, mientras que Teseo afirma que lo que están viendo es pura ilusión, y que la imaginación puede enmendar cualquier error que tenga la obra. Entonces Hipólita replica que, de acuerdo a esa idea, la obra no existe en la escena, sino en la imaginación de cada uno. Aquí se plantea un dilema filosófico muy importante. El Renacimiento pondrá en el centro de todas las cosas al ser humano. Por lo tanto, las cosas existirán y serán de acuerdo a cómo este las perciba. Esta es la postura de Teseo en el citado diálogo con Hipólita. Ahora bien, esta posición choca con la filosofía medieval, previa al Renacimiento, según la cual las cosas existen y son de determinado modo, único, más allá de la percepción del ser humano. En la filosofía medieval, Dios está en el centro, es el creador único de todo, y todo es tal como Él lo creó; la naturaleza de las cosas no depende de cómo las imagine el ser humano.

La postura renacentista es, en definitiva, la que impera en la obra. En este sentido, es fundamental el momento de este último acto en el que Shakespeare lleva al extremo este conflicto entre realidad y ficción. Puck le habla directamente al público y le brinda la posibilidad de dudar acerca de la realidad de lo que acaban de ver. Si la obra los ofendió, así como los personajes pensaron que todo lo que les pasó fue un sueño, el público real también puede pensar que Sueño de una noche de verano lo fue. Se insinúa de este modo que nada es real o de determinada manera de por sí, sino que se corresponde con la percepción del humano (en este caso, el espectador).

Además, en este último acto, resuelta la parte dramática de la trama, se explota al máximo la parte cómica. Los artesanos son el hazmerreír tanto de los personajes-espectadores como del público. Los ridículos prólogos que fueron preparando durante los diferentes actos para advertirles a los espectadores acerca de la naturaleza ficticia de la representación aparecen finalmente en escena. En este sentido, este quinto acto también sirve para darle un final a la trama de los artesanos. Y es un final feliz: el público no se asusta, los artesanos no sufren ningún castigo por parte de los nobles, y aunque estos se burlen, ellos no parecen notarlo.

Ahora bien, por otro lado, una parte de la crítica relaciona este último acto con la censura. Durante el periodo isabelino, cada una de las obras que se representaban debían ser aprobadas por el Consejo Real. Si bien ya estamos dentro del Renacimiento y los temas artísticos se centran en explorar el alma y el comportamiento humano, aún la iglesia, que ha dominado durante toda la Edad Media, tiene mucho poder. Es un periodo de transición. El Consejo Real, por lo tanto, analizaba en cada obra cómo aparecían y eran tratados diferentes temas morales como el sexo, la maldad y, por supuesto, la religión. En este sentido, la crítica de Shakespeare a esa constante censura la vemos en el temor de los artesanos a ser castigados por lo que van a representar, y también en el monólogo final de Puck al público. Los sueños, al no ser reales, no pueden ofender a nadie, no pueden ser censurados.