Sueño de una noche de verano

Sueño de una noche de verano Resumen y Análisis Acto II

Resumen

Escena I

El segundo acto comienza en el bosque con el encuentro entre Puck y un hada que forma parte del séquito de Titania, reina de las hadas. El hada le dice a Puck que Titania llegará al bosque esa noche, y Puck le responde que sería mejor que Titania y Oberón no se encontraran, ya que no dejan de pelear.

Escena II

A los pocos segundos, Oberón y Titania entran a escena, cada uno seguido por su séquito. Inmediatamente comienzan una discusión: se acusan mutuamente de infidelidad. En concreto, Titania ha robado un paje con el que pasa mucho tiempo, y Oberón, celoso, le exige que se lo devuelva. Titania se niega.

Después de que Titania se va, Oberón jura vengarse de ella por la vergüenza que le está causando. Envía a Puck a buscar cierta planta cuyo jugo genera una pócima de amor. Aquel que es hechizado con esta pócima se enamorará de la primera criatura que vea cuando despierte. El plan de Oberón es poner la pócima en los ojos de Titania mientras ella duerme para que se enamore del primer animal que vea al despertar. Puck va en búsqueda de la planta y Oberón se esconde.

Demetrio y Elena llegan al bosque, al preciso lugar donde Oberón está escondido. Demetrio le dice a Elena que se vaya, que no la ama, a pesar de que ella le ha contado el secreto de Hermia y Lisandro. Ella sufre y amenaza con perseguirlo durante toda la noche. Luego de escuchar esta conversación, Oberón decide hacer que Demetrio se enamore de Elena. Le dice a Puck, que acaba de regresar, que vaya a buscar al ateniense y vierta la pócima sobre sus ojos mientras duerme, asegurándose de que al despertar vea a Elena antes que a ninguna otra persona. Puck se retira para cumplir con las órdenes de Oberón.

Escena III

Titania baila y canta junto a su séquito de hadas en el medio del bosque. Luego, agotada, se duerme. Oberón aprovecha el momento para verterle la pócima en los párpados. Oberón sale de escena, y entran Lisandro y Hermia, que están cansados de caminar. Deciden dormir. Hermia le exige a Lisandro que no duerma junto a ella, ya que aún no están casados.

Entonces, Puck entra a escena, fastidioso por no haber podido encontrar al ateniense para verter la pócima mágica. Cuando ve a Lisandro, deduce que él debe ser el destinatario del hechizo y vierte rápidamente la pócima sobre sus párpados.

En ese momento, Demetrio, seguido por Elena, llega al claro del bosque, donde duerme Lisandro. Elena le ruega a Demetrio que deje de huir de ella, pero él se niega y finalmente la deja sola. Elena ve a Lisandro durmiendo y se acerca para despertarlo. Apenas él se despierta, queda perdidamente enamorado de ella. Elena piensa que Lisandro se está burlando y le pide que deje de hacerlo. Finalmente, ella se va, enojada. Lisandro se olvida de Hermia y va detrás de ella. Hermia se despierta asustada porque soñó que una serpiente le comía el corazón. Llama a Lisandro pero no lo encuentra. Va en su búsqueda.

Análisis

En este segundo acto aparece el bosque como un espacio que se opone radicalmente al del palacio del duque y, por lo tanto, a la ley de Atenas. El bosque, dentro de la tradición literaria -sobre todo de la Edad Media- se caracteriza por ser peligroso, estar habitado por fieras y por fuerzas mágicas desconocidas. Un ejemplo muy claro de esto son los cuentos de hadas, existentes desde la Antigüedad. Es importante aclarar que antes del periodo isabelino, las hadas eran consideradas espíritus malignos que robaban niños y los sacrificaban para rendirle culto al diablo. Durante este periodo, Shakespeare y otros autores redefinen a las hadas y los duendes, convirtiéndolos en espíritus buenos, aunque traviesos.

El bosque de Shakespeare es, en definitiva, un espacio mágico pero amigable, divertido. Esto lo vemos, sobre todo, en el personaje de Puck, el duende, que en la tradición literaria es malvado y cruel con los humanos, mientras que en Sueño de una noche de verano se trata de un personaje juguetón que simplemente quiere divertirse. En el bosque de Shakespeare no aparecen fieras; no está, por ejemplo, el león que desata la tragedia en la historia de Píramo y Tisbe.

Este bosque amigable se destaca, además, por privilegiar el amor y el deseo por sobre todas las cosas. Así, Shakespeare contrapone la crueldad de la ley de Atenas, que les impide a los amantes vivir su amor, con la construcción de un espacio habitado por seres mágicos que viven para el amor y el deseo. Oberón y Titania discuten por amor. Oberón decide que Demetrio debe enamorarse de Elena, porque ve que ella lo ama. Tienen pócimas para favorecer el amor. A la inversa de lo que sucede en Atenas, en el bosque la ley fundamental es el deseo. Es importante destacar que, a través de esta obra, Shakespeare parece criticar fuertemente la degradación del amor en la nobleza durante el periodo isabelino y el dominio de los matrimonios por conveniencia económica, como el que Egeo quiere imponerle a Hermia.

El bosque es, entonces, el espacio donde los jóvenes amantes buscan su libertad. Hermia buscará liberarse del dominio de su padre casándose allí con Lisandro, el hombre a quien realmente ama. Elena, allí, busca conquistar a Demetrio. También en el bosque, lejos del ruido de la ciudad, los artesanos intentarán, en el tercer acto, conectarse con el espíritu artístico y ensayar la obra en profundidad.

Al alejarse de la ley ateniense, dominada por la generación de sus padres y los mandatos sociales, los jóvenes personajes deberían poder vivir su vida como adultos, en base a su deseo. Sin embargo, esto no sucede. La ley sigue pesando sobre ellos. En este sentido, es fundamental el momento en el que Hermia le ruega a Lisandro que no duerma junto a ella, ya que así perdería su virginidad antes de casarse, lo que implicaría quedar fuera de la ley. También en relación con la virginidad y la ley es importante la figura de Demetrio, quien va al bosque para hacer valer la ley ateniense y quedarse con Hermia, amenazando en el camino a Elena con estas palabras: “Aventuras demasiado tu pudor al abandonar la ciudad y entregarte a merced de quien no te ama, exponiéndote a la oportunidad de la noche y la mala inspiración de un lugar solitario con el rico tesoro de tu virginidad” (p.45). El bosque se configura, entonces, como el lugar de la libertad para los jóvenes atenienses, pero también como el lugar del peligro. En este caso, se explicita el peligro de convertirse en adultos fuera de la ley.

Es fundamental destacar que, en el Renacimiento, a la mujer se le exigía que fuera virgen hasta casarse. Aquella que no lo era quedaba degradada, es decir, tenía grandes dificultades para casarse, y casarse, en esa época en que las mujeres prácticamente no trabajaban, era crucial para subsistir. Así se comprende que Hermia, pese a estar con su amado, no quiera perder la virginidad hasta que estén casados, aunque sea fuera de la ley ateniense. Elena, por su parte, es degradada por Demetrio por arriesgarse a ser violada y perder el “rico tesoro” de su virginidad. Cabe señalar, en relación con esta metáfora utilizada por el personaje, que la misma refleja muy bien la estrecha relación entre virginidad y supervivencia económica.

En este segundo acto, la ley ateniense y la del bosque se cruzan. Oberón es el rey de las hadas y, por lo tanto, del bosque. Él decide hacer justicia a su manera cuando ve que Demetrio desprecia el amor de Elena. Esa manera consiste, por supuesto, en emplear la magia para favorecer la relación amorosa y lograr que Demetrio se enamore de ella.

Ahora bien, en el momento en el que la ley del bosque se impone sobre la ateniense comienzan los equívocos. Así aparece la parte más cómica de la obra. En este segundo acto, Sueño de una noche de verano se convierte en una comedia de enredos. Las comedias de enredos se caracterizan por generar un efecto cómico a través de simultáneas y sucesivas confusiones que el público advierte inmediatamente, pero no los personajes. Aquí, Puck aplica mal la ley del bosque sobre los atenienses al confundir a Demetrio con Lisandro. Entonces, Lisandro, de repente, ama a Elena, pero Elena cree que él se está burlando de ella. Estas confusiones irán creciendo y serán las que lleven adelante la trama durante todo este segundo acto y también el tercero, hasta que todo se aclare. Por supuesto, las escenas son cómicas, pero, a la vez, el drama va creciendo, ya que todos los personajes sufren por no ser correspondidos por aquellos a quienes aman. En este momento, aparece con claridad la exacta combinación entre comedia y drama que, según la crítica, ha provocado que la obra fuera un éxito desde su estreno hasta nuestros días.