Orgullo y Prejuicio

Orgullo y Prejuicio Resumen y Análisis de los Capítulos 24 a 33

Resumen

Capítulo 24

Jane recibe otra carta de Caroline Bingley confirmando que su familia tiene la intención de quedarse en Londres durante el invierno. Caroline también se jacta de su creciente intimidad con Miss Georgiana Darcy, anticipando un compromiso entre la joven y Bingley. En privado, Jane le confiesa su decepción a Elizabeth. Cuando Elizabeth argumenta que Darcy y Caroline debieron haber disuadido a Bingley para que no escuchara su corazón, Jane se niega a creer que ellos sean capaces de tal subterfugio.

Mrs. Bennet sólo agrava la angustia de Jane al hablar a menudo de Bingley, mientras que Mr. Bennet, como es de esperar, se mantiene distante de los asuntos de su hija. A lo largo de este difícil período, la familia Bennet recibe algo de consuelo de las frecuentes visitas de Wickham. Muy pronto, Wickham ha compartido su historia sobre el engaño de Darcy a todo Hertforshire. Todos aceptan que el altanero Mr. Darcy cometió semejante maldad.

Capítulo 25

Cuando llega el momento, Mr. Collins se va de Longbourn con su solemnidad habitual. Poco después, Mr. y Mrs. Gardiner (el hermano y la cuñada de Mrs. Bennet) visitan Longbourn. El narrador deja claro que son sensatos, inteligentes y refinados. Además, a Elizabeth y a Jane les caen particularmente bien. Un día, Elizabeth le cuenta a Mrs. Gardiner de la pena de Jane por Bingley. Mrs. Gardiner se ofrece a llevarse a Jane de regreso a Londres, para animarla. Elizabeth espera secretamente que Jane pueda encontrarse con Bingley mientras esté allí. Durante su visita, Mrs. Gardiner también observa la atracción de Elizabeth hacia Wickham. A Mrs. Gardiner le gusta hablar con Wickham sobre los conocidos que tienen en común, como Mr. Darcy y su padre.

Capítulo 26

Mrs. Gardiner habla en privado con Elizabeth sobre el tema de su atracción por Wickham, advirtiéndole acerca de apegarse a un hombre con tan pocas perspectivas financieras. Aunque no asegura ni niega su atracción, Elizabeth promete ser cautelosa. Poco después de que los Gardiner y Jane se fueran a Londres, Collins regresa a Hertfordshire para su boda. Antes de la ceremonia, Charlotte Lucas le pide a Elizabeth prometerle que la visitará en Hunsford. Después de la ceremonia, la pareja se marcha a su nuevo hogar.

Jane le escribe a Elizabeth sobre cómo Caroline Bingley la ha tratado con rudeza en Londres. Al principio, Charlotte fingió desconocer la presencia de Jane en la ciudad. Después de que ésta fuera, finalmente, a ver a Charlotte, Miss Bingley hizo esperar a Jane dos semanas antes de devolverle la visita.

Elizabeth le escribe a Mrs. Gardiner sobre cómo Mr. Wickham ha transferido su afecto a Miss King, quien recientemente ha heredado 10,000 libras. Elizabeth concluye que no debe haber estado realmente enamorada de Wickham, ya que no siente ningún resentimiento por su compromiso con otra mujer.

Capítulo 27

Elizabeth temía al principio su visita a la casa de los Collins en Hunsford, pero cambia de opinión después de pasar un aburrido invierno en su casa. Elizabeth y Wickham se separan amistosamente, reforzando su creencia de que él es un "modelo de hombre amable y agradable". Poco después, Elizabeth se dirige a Hunsford junto a sir William Lucas y Mary Lucas (hermana de Charlotte).

Camino a la casa parroquial, los viajeros se detienen a pasar una noche en Londres para visitar a Jane y a los Gardiner. Elizabeth se complace al notar que Jane se ve bien, pero se entera por Mrs. Gardiner que la mayor de las Bennet sufre períodos de depresión. Mrs. Gardiner cree que Mr. Wickham está detrás de Miss King únicamente por su dinero, pero Elizabeth lo defiende. Antes de que los viajeros continúen con su viaje al día siguiente, los Gardiner invitan a Elizabeth a unirse a ellos en una viaje por el país más tarde ese verano. Ella acepta, contenta.

Capítulo 28

Al día siguiente, Elizabeth, sir William y Mary parten para Hunsford. A su llegada, Mr. Collins les da la bienvenida con su ampulosa formalidad habitual. Charlotte, ahora Mrs. Collins, parece soportar estoicamente la estupidez de su marido, y se complace en administrar la casa. En general, Elizabeth observa que su amiga está bien.

Poco después de su llegada, Mary exclama que Miss de Bourgh está afuera de la casa de Collins, en su carruaje. Elizabeth observa a la joven a través de la ventana, notando su naturaleza enfermiza. Predice que la mala salud de Miss de Bough ciertamente le causará problemas a Mr. Darcy después de su previsto matrimonio con ella. Luego de que el carruaje se aleja, Mr. Collins anuncia que el grupo ha sido honrado con una invitación a cenar en Rosings (la propiedad de Bourgh) la noche siguiente.

Capítulo 29

Durante la mayor parte del día siguiente, Mr. Collins farfulla sobre la magnificencia que encontrarán en Rosings. Mientras que Mary y sir William están extremadamente nerviosos por conocer a Lady Catherine, Elizabeth no se impresiona por "ante la majestad del dinero y del rango".

Finalmente, van a Rosings y conocen a la mítica Lady Catherine, una mujer "muy alta y gruesa, de facciones fuertemente marcadas". Lady Catherine les recuerda constantemente a sus huéspedes su rango inferior, a través de sus modales e insinuaciones, mientras que la delgada y pequeña Miss de Bourgh se muestra mucho más tranquila. También conocen a Mrs. Jenkinson, la acompañante de Miss de Bourgh, quien vive con la familia y pasa la mayor parte del tiempo preocupándose por la frágil joven.

Hay muy poca discusión sustancial en la cena. En su mayor parte, Mr. Collins continúa lanzando elogios sobre la comida, que son luego repetidos por sir William. Después de la cena, Lady Catherine decide compartir su pomposa opinión sobre todos los temas que se le ocurren. Aconseja a Charlotte en todo, hasta los detalles más pequeños de la administración del hogar. Luego ataca a Elizabeth con preguntas impertinentes sobre su familia. Elizabeth responde con compostura, pero se asegura de expresar sus propias opiniones. Lady Catherine se da cuenta de la actitud de Elizabeth y la considera impertinente. Después de la cena, el grupo se sienta a jugar a las cartas.

Capítulo 30

Una semana más tarde, sir William Lucas se va de Hunsford y regresa a Hertforshire, pero Elizabeth se queda. Pasa sus días allí agradablemente, conversando con Charlotte y dando largos paseos por los jardines. Elizabeth y los Collins cenan en Rosings dos veces por semana, y todas estas cenas son similares a las primeras.

Después de dos semanas más en Hunsford, Elizabeth se entera de la noticia de que Mr. Darcy está planeando visitar Rosings. De hecho, se alegra de su visita, ya que será agradable tener un nuevo rostro en las cenas, y porque quiere observar cómo actúa con Miss de Bourgh, con quien se espera que se case. Mr. Darcy y su primo, el Coronel Fitzwilliam, visitan Hunsford poco después de su llegada a Rosings. Elizabeth le pregunta a Mr. Darcy si ha visto a Jane en Londres durante los últimos meses, con la esperanza de que se le escape algún secreto sobre lo que sucedió entre Jane y los Bingley. Darcy se muestra un poco confundido ante la pregunta de Elizabeth y simplemente responde que no ha visto a Jane.

Capítulo 31

Como Lady Catherine ya no necesita compañía, no invita ni a Elizabeth ni a los Collins a cenar durante una semana. Cuando finalmente reanuda sus invitaciones, el Coronel Fitzwilliam y Elizabeth comparten una conversación muy agradable. Lady Catherine los interrumpe porque le molesta verse excluida. Mr. Darcy parece un poco avergonzado por la impertinencia y la falta de educación de su tía, que se manifiesta en su condescendiente actitud hacia Elizabeth.

A petición del coronel Fitzwilliam, Elizabeth comienza a tocar el piano. Mientras toca, Darcy se aleja de Lady Catherine para mirarla a ella. En el piano, Elizabeth y Darcy tienen una conversación muy animada, bromeando entre ellos juguetonamente. Sin embargo, Lady Catherine interrumpe y Elizabeth sigue tocando de inmediato. Lady Catherine critica el estilo musical de Elizabeth, considerando que necesita practicar más. A lo largo de la noche, Elizabeth observa las reacciones de Mr. Darcy ante Miss de Bourgh, pero no observa signos visibles de afecto.

Capítulo 32

A la mañana siguiente, Darcy visita Hunsford mientras Elizabeth está sola en la casa. Se pone claramente nervioso y le dice que esperaba que las otras mujeres estuvieran allí. Conversan durante un rato sobre varios temas, entre ellos su repentina partida de Netherfield y el matrimonio de Charlotte con Mr. Collins. Cuando Darcy sugiere que Charlotte está cerca de su familia, Elizabeth lo corrige, señalando que carecen de ingresos para viajar con frecuencia. Darcy le aconseja a Elizabeth que no se sienta tan apegada a su casa. Esta sugerencia la conmociona y él cambia rápidamente de tema. Mr. Darcy se va poco después de que Charlotte y Mary regresen de su caminata. Charlotte sugiere que Darcy está enamorado de Elizabeth, pero ella niega firmemente esa posibilidad.

Tanto Darcy como el coronel Fitzwilliam visitan con frecuencia a las damas. Elizabeth cree que el Coronel la admira, y él le recuerda a Wickham. Sin embargo, ni Elizabeth ni Charlotte entienden por qué Darcy viene tan a menudo. Charlotte sigue sugiriendo que Darcy tiene un interés en Elizabeth, quien continúa riéndose de la idea.

Capítulo 33

Elizabeth se encuentra con frecuencia con Darcy durante sus paseos por el parque, aunque ella intenta evitarlo. Cada vez que se encuentran, él siempre se detiene para saludarla y acompañarla luego hasta la casa de los Collins. Durante una de sus conversaciones, Darcy parece implicar que Elizabeth podría quedarse en Rosings como invitada algún día. Elizabeth asume que está aludiendo a un posible matrimonio con el coronel Fitzwilliam.

En otro paseo, Elizabeth se encuentra con el coronel Fitzwilliam. Él comenta que, como hijo menor, tendrá que considerar sus necesidades financieras al elegir una esposa, lo que lleva a Elizabeth a asumir que Fitzwilliam se está disculpando implícitamente por no proponerle matrimonio. El coronel Fitzwilliam también le cuenta que Darcy salvó recientemente a un buen amigo (probablemente Bingley) de un matrimonio imprudente. Más tarde, Elizabeth reflexiona sobre la conversación y se da cuenta de que el Coronel se refería a que Darcy disuadió a Bingley de proponerle casamiento a Jane. La idea le da a Elizabeth un terrible dolor de cabeza. Usa su enfermedad como una excusa conveniente para rechazar la invitación a Rosings (donde se arriesgaría a ver a Darcy) esa noche.

Análisis

La aparición de los Gardiner y el tiempo que Elizabeth pasa en Hunsford sirven para destacar las diferencias entre Elizabeth y el resto de su familia inmediata. A raíz de la desaparición de Bingley, Austen revela la completa ineptitud de Mr. y Mrs. Bennet como padres. Mrs. Bennet continúa agravando la pena de Jane al hablar constantemente de Mr. Bingley. Mr. Bennet, por su parte, permanece distante, como siempre, y simplemente le comenta a Elizabeth: "tu hermana ha sufrido un desengaño amoroso. Le doy la enhorabuena. Una muchacha está más próxima a casarse cuando se frustran sus amores". Su tono sarcástico y despreocupado revela su abandono general y muestra la poca empatía que siente por la situación de la mujer en una sociedad patriarcal. Mientras Mrs. Bennet está demasiado obsesionada con el éxito matrimonial de sus hijas, Mr. Bennet se preocupa demasiado poco por su futuro.

Mr. y Mrs. Gardiner brindan un marcado contraste con Mr. y Mrs. Bennet. Cuando visitan Longbourn, cumplen todas las funciones parentales de las que Mr. y Mrs. Bennet no se hacen cargo. A diferencia de la madre de Jane, Mrs. Gardiner es muy sensible a los sentimientos de Jane y la invita a Londres para que se sienta mejor. Además, ella observa el coqueteo de Elizabeth con Mr. Wickham y le da a su sobrina un prudente consejo sobre su relación. Estos capítulos también brindan más información sobre las diferencias y similitudes entre Jane y Elizabeth. Jane se niega a pensar mal de Caroline Bingley o de Mr. Darcy a pesar de la creciente evidencia en su contra. Elizabeth, por su parte, mantiene un cínico desapego y afirma no verse afectada por el prejuicio. Sin embargo, Jane observa que la tendencia de Elizabeth a juzgar a las personas es un perjuicio para su felicidad. Elizabeth está tan orgullosa de su mirada perceptiva que se niega a ver ninguna falla en sus juicios iniciales. Por ejemplo, insiste en que Mrs. Gardiner juzga demasiado pronto a Wickham, ignorando que su propio afecto por él le ha impedido ver su verdadera naturaleza.

Más tarde, Elizabeth disculpa a Wickham por buscar una mujer que pueda proporcionarle comodidad financiera, habiendo criticado anteriormente a Charlotte por una decisión similar (y menos perniciosa). Wickham se muestra como un verdadero mercenario al transferir sus afectos de Elizabeth a Miss King, que acaba de recibir una herencia. Si bien Elizabeth no se ve afectada al enterarse de las noticias, es inquietante que Wickham haya de hecho cortejado a Elizabeth a pesar de que no tenía intención de casarse con ella. En la época de Austen, los apegos sexuales antes del matrimonio podían arruinar la reputación de una mujer para siempre. De esta manera, el comportamiento de Wickham demuestra que es un hombre peligroso.

En esta sección, Austen sugiere que el prejuicio puede inhibir la felicidad. La manifestación más clara de la ceguera de Elizabeth es su trato con Mr. Darcy. Austen emplea aquí magistralmente la ironía dramática. Como Elizabeth no se da cuenta de que Darcy la ama, la narración no hace explícitos los sentimientos de él. Sin embargo, el lector es capaz de inferir las intenciones de Darcy, lo que constituye una táctica que llama la atención sobre los prejuicios de Elizabeth. Ella en realidad se ríe de la teoría de Charlotte de que Darcy la quiere, a pesar de que sus frecuentes visitas a Hunsford la desconciertan. Tampoco puede entender por qué se lo sigue encontrando en sus paseos. Elizabeth ni siquiera puede reconocer que se está divirtiendo durante una de sus animadas conversaciones con Darcy.

Austen continúa revelando sus complejas opiniones sobre la interacción entre la clase y el matrimonio. El Coronel Fitzwilliam es muy directo acerca de sus requisitos pragmáticos para el matrimonio. Aunque claramente le gusta Elizabeth, deja en claro que nunca podría casarse con ella debido a sus preocupaciones financieras. Como segundo hijo, Fitzwilliam tiene algo en común con las mujeres de esta época: las leyes de herencia le prohíben obtener libertad financiera. Austen pinta una sociedad estructurada para alentar a las personas a casarse por dinero (o, al menos, por conexiones sociales), pero su novela contiene una fuerte crítica de este enfoque sistemático sobre la unión. Sin embargo, Fitzwilliam y Charlotte no son ni tontos ni villanos. En lugar de constituir personajes satíricos, ambos generan simpatía en el lector. Por lo tanto, Austen continúa reconociendo la distinción de clase, a pesar de que la encuentra menos importante que el comportamiento individual.

Mientras tanto, Lady Catherine es una mujer extremadamente arrogante, egoísta y detestable, a pesar de su buena crianza y su riqueza. Durante la cena, les recuerda constantemente a sus invitados su rango inferior. Sólo permite que otros hablen si es para elogiarla (como lo hacen Mr. Collins y sir William Lucas). Después de la cena, Lady Catherine comparte "su opinión sobre toda clase de asuntos, de modo tan resuelto que revelaba cuán poco acostumbrada estaba a que se discutiesen sus juicios". Sus consejos suenan más bien como una serie de órdenes, y su impertinente interrogatorio a Elizabeth revela su total falta de respeto por la familia Bennet.

Austen dibuja un inesperado paralelo entre Lady Catherine y Mrs. Bennet. Cada una ve el mundo desde una perspectiva igualmente limitada. Lady Catherine tiene de hecho un buen punto cuando critica a Mr. y Mrs. Bennet porque no han educado a sus hijas. La propia Mrs. Bennet no tiene la educación suficiente para instruir a sus hijas y nunca ha contratado una institutriz para contrarrestarlo. Si bien Mr. Bennet valoraría la educación más que su esposa, su descuido parece extenderse también a esta área. Sin embargo, a Lady Catherine también le falta educación en ciertos modales. Darcy se siente avergonzado por el comportamiento de su tía de la misma manera que Elizabeth se avergonzó de su madre en el baile de Netherfield. Si bien Austen reconoce que la clase, la educación y la crianza son importantes, el carácter de una persona es lo que realmente la define. En última instancia, esta creencia es lo que une a Darcy y Elizabeth.

Finalmente, los lectores deben notar el uso de Austen de la forma epistolar en estos capítulos. Elizabeth y Jane se escriben cartas que mantienen al lector informado sobre las actividades de ambas muchachas mientras están separadas. Jane comparte detalles sobre su vida en Londres y expresa su continuo optimismo sobre Caroline Bingley. Las novelas epistolares eran populares en la época de Austen. Ella rinde homenaje a esta forma en su primera novela, La abadía de Northanger. Además, Austen citó Evelina or the History of a Young Lady's Entrance into the World, una novela epistolar escrita por una mujer (Frances Burney), como una de sus mayores influencias literarias.