La ópera de los tres centavos

La ópera de los tres centavos Resumen y Análisis Acto II, Escena 6; Acto III, Escena 7

Resumen

Acto III, Escena 6

En una celda en la cárcel de Old Bailey, donde encerrarán a Macheath, Brown anhela que sus agentes no hayan podido atrapar a su viejo amigo, porque de lo contrario no podrá mirarlo a la cara. Al instante entra Mac escoltado por seis policías. Cuando quedan solos, Brown le ruega a Mac que lo disculpe, pero este solo lo mira en silencio. Brown, sin poder soportarlo, se larga a llorar y sale. Mac se alegra de haber hecho sufrir a Brown permaneciendo callado en lugar de gritarle, y comenta que ese es un truco que aprendió en la Biblia. Entra Smith para esposarlo, pero Mac lo soborna para que no lo haga.

Mac se lamenta porque seguramente Brown se terminará enterando que él tuvo una historia con Lucy, su hija. Después, canta la “Balada de la buena vida”, donde expone que él prefiere vivir bien antes que sufrir sacrificándose, siendo pobre y bueno.

Entra Lucy y le grita a Mac, furiosa porque se haya casado con Polly. Mac le asegura que solo estuvo con Polly unas pocas veces y que ella inventó lo del matrimonio. Lucy le ruega que la convierta en una mujer honrada. Entra Polly y llama “marido” a Mac, lo cual vuelve a enfurecer a Lucy, que acusa al hombre de tener dos esposas. Polly le pide al hombre que le explique a la otra mujer que ella es su esposa, pero este no lo hace. En cambio, les ordena a ambas que se callen y estas cantan el “Dúo de los celos”, en la cual se agreden la una a la otra.

Después de la canción, Mac le dice a Lucy que Polly miente y que solo está tratando de interponerse entre ellos. Polly se niega a dar marcha atrás y argumenta que ella es la Sra. Macheath. Lucy y Mac la echan, pero Polly se resiste. Entonces Lucy le dice que está embarazada de Macheath. Polly protesta y solloza, y en ese momento entra la señora Peachum. Esta reta a su hija y habla pestes de Mac. Ambas salen.

Mac le jura a Lucy que solo la ama a ella, y luego le pide que lo ayude a escapar. Ella hace lo que él le pide, dándole su bastón y su sombrero a través de los barrotes.

Aparece Smith, pero Mac ya no está. Brown vuelve a la celda para volver a suplicarle perdón a Mac y, cuando ve que no está, se alegra.

Entra el señor Peachum para cobrar su recompensa por haber atrapado a Macheath, pero se enfurece cuando ve que quien está en la celda es Brown, y que el criminal escapó. Entonces amenaza al Sheriff contándole una historia sobre la Coronación de Semíramis, en El Cairo, alrededor del 1400 A.C. Dice que el jefe de policía cometió un crimen contra las clases bajas y que, como resultado, la Coronación se interrumpió varias veces. A modo de castigo, Semíramis destruyó al jefe de policía alimentando serpientes con su carne. Después de que Peachum se va, Brown reúne rápidamente a sus hombres.

El telón se cierra. Delante de él se sitúan Macheath y Jenny la de los Tugurios, y cantan la canción “Pues, ¿de qué vive el hombre?”, donde se plantea que, para pedirle moralidad a un hombre pobre, primero hay que darle de comer.

Acto III, Escena 7

En casa de Peachum, los mendigos se preparan para irrumpir en la ceremonia de Coronación de la Reina. Según dice Peachum, son más de mil cuatrocientos hombres los que trabajan para él, y se presentarán ante la Reina con carteles de protesta.

Llega Jenny junto a otras mujeres del burdel para reclamar el pago por haber entregado a Macheath. La señora Peachum se niega, argumentando que el criminal escapó. Jenny, furiosa, asegura que Macheath es mejor persona que ellos. Sin darse cuenta, suelta que Mac apareció en su habitación, se acostó con ella y ahora se queda a dormir en casa de Suky, otra prostituta. Al escuchar este dato, Peachum promete pagarles a las mujeres y envía de inmediato a Filch a avisarle a la policía del paradero de Macheath.

La Sra. Peachum repite el nombre de Suky y luego canta la tercera estrofa de la "Balada de la tiranía sexual", donde dice que, incluso con la horca persiguiéndolo, Macheath no puede contener su deseo de acostarse con prostitutas. Luego, la señora Peachum les sirve café a Jenny y las demás y acuerda con ellas darles el dinero luego de la Coronación.

Peachum está por enviar a sus hombres al Palacio de Buckingham cuando aparece Brown, junto a Smith y otros agentes, con el objetivo de arrestarlo. Peachum dice que el delincuente es Macheath, pero que está libre por ser amigo de Brown, y que él es un trabajador. Brown ordena a sus hombres arrestar a los mendigos para impedir que interrumpan la Coronación. Peachum le advierte a Brown que los pobres son demasiados, muchos más que los policías, y por ende su plan nunca tendrá éxito: ¿cómo se vería a miles de pobres siendo apaleados?. Se canta luego la “Canción de la inutilidad del esfuerzo humano”, donde se dice que hay que ser astuto para no terminar mal.

Brown se da cuenta de que no puede ir contra Peachum, quien le exige atrapar a Macheath antes de la Coronación y ahorcarlo antes de las seis de la tarde. En consecuencia, Brown le ordena a Smith de ir a casa de Suky a atrapar a Mac. Dada esta orden, Peachum envía a sus mendigos a la cárcel en lugar de al Palacio de Buckingham.

Se baja el telón y, delante de este, se ubica Jenny de los Tugurios, quien canta la “Canción de Salomón”, en la que afirma que Salomón era sabio y, por lo tanto, se dio cuenta de que todos sus esfuerzos eran en vano. También canta sobre Cleopatra, quien se prostituyó hasta la muerte; sobre César, que a pesar de ser valiente fue asesinado; sobre Brecht, que por curioso fue echado del país; sobre Macheath, quien siempre obró con astucia y podría haber escapado, pero no pudo evitar su impulso de visitar el burdel, lo cual lo llevará a la horca. La canción pone así en jaque la sabiduría, la belleza, el coraje, la curiosidad y el sexo, y cierra cada estrofa exclamando qué dichoso es el hombre que carece de tales atributos.


Análisis

En estas escenas se intensifica la crítica que Brecht hace de la moral cristiana y la religión, la cual se plantea en la obra como una institución opresiva y disciplinadora que no hace sino profundizar el sufrimiento de los más carenciados. Luego de que Brown sale de la celda, perturbado por el cruel silencio que obtuvo como única respuesta de su amigo, Mac festeja: “He hecho bien en no chillarle. Al principio iba a hacerlo. Pero luego pensé, justo a tiempo, que una mirada profunda y llena de reproche le daría muchos más escalofríos. Y ha dado resultado. Lo miré y se puso a llorar a lágrima viva. Ese truco lo aprendí en la Biblia” (p.63). Con este "truco" que aprendió en la Biblia, Macheath refiere a una escena retratada en los Evangelios, en la que Jesús no le ofrece sino silencio a Poncio Pilatos, cuando este, luego de traicionarlo y sintiéndose culpable, acude a él.

Tal como señalan los cuatro Evangelios contenidos en el Nuevo Testamento de la biblia cristiana, Pilatos es una figura de poder político en Judea en la época en que Jesús es condenado. Aunque él no cree que Jesús sea culpable, decide no intervenir para impedir su crucifixión, puesto que esto le traería consecuencias políticas y sociales. En la obra de Brecht, el jefe de policía Tiger Brown estaría ocupando el rol de Pilatos: al igual que el político romano, Brown no quiere condenar a quien toda la sociedad señala como culpable, pero acaba cediendo para no sufrir en carne propia las consecuencias de dejarlo en libertad (Peachum lo había amenazado y Brown teme que la Reina tome represalias contra él). Tras ceder a las presiones políticas y sacrificar a su amigo, Tiger Brown, al igual que Pilatos, se dirige luego al hombre a quien traicionó para que este lo disculpe y quite así el peso de su conciencia. Sin embargo, no lo consigue: Macheath le devuelve un silencio tan frío y condenatorio como el que el romano recibió de Cristo en su celda.

Así, el comportamiento del protagonista de La ópera de los tres centavos se vuelve completamente asimilable al del héroe bíblico. Esta analogía construida en la pieza constituye de por sí un claro gesto de ataque al cristianismo, en tanto la obra coloca a su máximo símbolo religioso a la altura de un despiadado criminal.

En estas escenas obtenemos una información nueva: Lucy, una muchacha con la que Mac mantiene una relación, es la hija de Brown. Este dato explicaría en parte el comportamiento de Macheath en el momento en que aparece Polly. El protagonista rechaza rápidamente a Pollyy le jura a Lucy que ella es la única dueña de su amor. Probablemente, esto se corresponde con la situación en que se encuentra Mac: Lucy, furiosa, podría contarle a su padre sobre su relación hasta entonces secreta, lo cual disolvería para siempre la amistad entre el criminal y el jefe de policía. Estando encerrado en una celda, ese paso no parecería muy estratégico para un hombre que quiere recuperar su libertad.

Al final de la sexta escena se presenta un momento interesante en tanto Peachum, tras enfrentarse a Brown, logra que el jefe de policía encargue finalmente el arresto y fusilamiento de Macheath. Peachum se posiciona de esta manera vencedor en las luchas de poder que se establecían desde el principio de la obra. En lo que respecta a dicho enfrentamiento, debe prestarse especial atención a cuál es el objeto que se dirime entre los oponentes: los pobres. Ya con la historia de Semíramis con que escenas atrás Peachum amenazaba a Brown, se daba a entender que el Rey de los Mendigos lideraba el control sobre las clases bajas. Recordemos, además, que la presencia de Filch en la primera escena de la obra funcionaba para poner en escena el control que Peachum tenía sobre las calles de Londres: tiene tal conocimiento de lo que sucede en cada esquina de la ciudad que nadie puede mendigar sin rendirle cuentas. El poder de Peachum en este ámbito parecería capaz de superar al de la monarquía real, específicamente el de la Reina, cuya Coronación Peachum puede arruinar enviando a sus hombres. De alguna manera, Peachum es jefe de un ejército de mendigos capaz de disputar el poder real. Macheath también estaría disputando dicho poder al enviar a su banda de criminales a la Coronación y convertir el mayor festejo estatal en un manjar para ladrones.

Y es que en esta pieza, las personas de más bajo estrato social parecerían condenadas a optar entre dos destinos: la mencididad o la criminalidad, esferas gobernadas por Peachum y Macheath respectivamente. La institución policial se evidencia claramente inferior a dichas fuerzas, principalmente porque, tal como le señala Peachum a Brown, los pobres superan ampliamente en número a cualquier grupo que intente oponerse a ellos por medio de la fuerza, como la policía. Esta sentencia, de alguna manera, podría ser leída de forma esperanzadora, en tanto la clase oprimida tendría la oportunidad de salir vencedora y liberarse si uniera sus fuerzas contra su opresor. Sin embargo, la esperanza se matiza si se tiene en cuenta que este amplio y potencialmente poderoso conjunto de personas está actuando al servicio de un líder corrupto que solo busca su propio beneficio.

La canción con la que culmina el segundo acto es una de las más célebres de la obra. El verso “primero es comer, después la moral” (p.75) funciona como una síntesis de la crítica que se desenvuelve a lo largo de toda la pieza, a la vez que procura condicionar la mirada del público sobre el accionar de los personajes en la trama. La canción empuja a no juzgar moralmente las acciones de quienes, por su difícil situación económica, deciden accionar por fuera del marco de la ley, y comprender, en cambio, a ladrones, mendigos y prostitutas, que se enfrentan a mayores dificultades de las que probablemente lo hagan quienes se sientan en la platea del teatro. Lo que la canción critica es, una vez más, la moral cristiana con la cual la sociedad oprime a sus clases más bajas, para así mantener el injusto statu quo.

La crítica de la religión vuelve a aparecer con gran intensidad al inicio del tercer acto, en tanto se hace una explícita comparación entre Macheath y Cristo. Cuando Jenny les reclama a los Peachum su dinero por haber entregado a Mac, la señora Peachum le responde que de ninguna manera le entregará su “salario de Judas” (p.78). La fuerza crítica de esto aparece con claridad: al comparar a Jenny con Judas, el hombre que traicionó a Cristo a cambio de unas monedas y lo entregó a la muerte, Brecht establece una explícita homologación entre el rey de los criminales y el hombre que se erige como máximo símbolo del cristianismo.

Instantes después del intercambio entre Jenny y la señora Peachum recién aludido, la joven prostituta acaba delatando el paradero de Macheath. Por el modo en que se plantea la escena pareciera que la muchacha brinda accidentalmente esa información que condenará a muerte a su ex amante, pero no debería desecharse otro tipo de interpretación. Recordemos que Jenny, escenas atrás, entonaba una canción donde exponía los padecimientos sufridos cuando era pareja de Macheath, padecimientos que muy bien podrían justificar una voluntad de venganza en la joven. Es probable que la muchacha, al soltar la información sobre el paradero de Mac, esté queriendo colaborar con su captura intentando que parezca un accidente.