La muerte de Artemio Cruz

La muerte de Artemio Cruz Elementos Literarios

Genero

Ficción - Novela latinoamericana.

Configuración y Contexto

México, primera mitad del siglo XX.

Narrador y Punto de Vista

El narrador de la novela es su protagonista, Artemio Cruz, aunque la enunciación se alterna entre la primera, la segunda y la tercera persona. Cruz se desdobla en tres narradores y presenta diferentes abordajes sobre su vida: un yo, que se corresponde con el presente de Cruz que agoniza, un él que revisa los recuerdos del pasado, y un tú que se articula como la voz del destino y dialoga con las otras voces.

Tono y Estado de Ánimo

El tono de la novela es complejo. El narrador revisa su vida ante la perspectiva de la muerte y la presenta como una serie de eventos determinados por el destino. En ese sentido, su tono es orgulloso y arrogante. La percepción del lector de la novela está marcada por la confusión, el rechazo a la figura de Cruz y la empatía hacia personajes como Catalina.

Protagonista y Antagonista

El protagonista de la novela es Artemio Cruz, y no hay un personaje antagonista como tal, aunque durante la Revolución el coronel Zagal se opone a Cruz.

Conflicto Principal

Cruz está a punto de morir y recupera algunos recuerdos fragmentados con los que compone su biografía.

Climax

El clímax se presenta en la introducción: Cruz agoniza en su lecho de muerte y toda la novela se estructura para presentar los recuerdos de su vida.

Presagio

Desde el título de la novela se sabe que Cruz va a morir, y el lector espera esta resolución para el final del relato. Además, hay algunos fragmentos que Cruz repite una y otra vez y que presagian un recuerdo oscuro que tarda en presentarse, como el caso del cruce del río a caballo, que queda asociado en la mente de Cruz a la muerte de su hijo, Lorenzo.

Atenuación

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Alusiones

A lo largo de la novela hay numerosas alusiones a personajes famosos de la Revolución mexicana y a presidentes de México. Por ejemplo, Cuando Cruz se encuentra con Gonzalo Bernal en la celda, este último se pone a hablar de los caudillos de la revolución y pinta con desencanto el panorama político de México:

“Los que quieren una revolución de verdad, radical, intransigente, son por desgracia hombres ignorantes y sangrientos. Y los letrados solo quieren una revolución a medias, compatible con lo único que les interesa: medrar, vivir bien, sustituir a la elite de don Porfirio. Ahí está el drama de México. Mírame a mí. Toda la vida leyendo a Kropotkin, a Bakunin, al viejo plejanov, con mis libros desde chamaco, discute y discute. Y a la hora de la hora, tengo que afiliarme con Carranza porque es el que parece gente decente, el que no me asusta (…) Les tengo miedo a los pelados, a Villa y a Zapata” (p. 242).

A su vez, el narrador incluye alusiones a lugares comunes de la vida moderna en México, como las vacaciones de los ricos en Acapulco, y a los eventos históricos que marcaron la primera mitad del siglo XX, como la Guerra Civil Española. De esta última, Cruz recupera, por ejemplo, el bombardeo de Figueras en 1939:

"Escucharon un bombardeo muy duro, a lo lejos. Desde el campamento, se veía un fulgor amarillento, un abanico de polvo en la noche. -Es Figueras -dijo Miguel-. Están bombardeando Figueras" (p. 296).

Imágenes

Ver sección 'Imágenes'.

Paradoja

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Paralelismo

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Metonimia y Sinecdoque

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Personificación

El lenguaje figurado utiliza numerosas personificaciones en toda la narración, como por ejemplo: "El yate se detuvo a unos metros de la playa escondida. Se meció, cansado, y dejó escapar su aliento de gasolina, manchando el mar de cristales verdes y fondo blanco" (p. 194).