Formas de volver a casa

Formas de volver a casa La dictadura de Augusto Pinochet

Entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, en Chile gobernó un régimen militar presidido por el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet. Se inició con un golpe de Estado que destituyó al presidente socialista, Salvador Allende.

El régimen se caracterizó por un modelo autoritario que defendía, entre otras cosas, la persecución del comunismo, la prohibición de los partidos políticos y los sindicatos y la limitación de la libertad de expresión. Se caracterizó por políticas de terror y violencia, sostenidas en la violación sistemática de los derechos humanos, dejando un gran saldo de presos políticos, víctimas de torturas, asesinados y detenidos desaparecidos.

En octubre de 1988 se llevó a cabo un plebiscito nacional en Chile con el objetivo de decidir si Pinochet seguía o no en el poder. En Formas de volver a casa, Claudia menciona que su padre, un militante clandestino, restituyó su identidad en ocasión del plebiscito. En efecto, ese año se conformó la Concertación de Partidos por el No, coalición de partidos que defendía la restitución democrática, y que fue el antecedente de la posterior Concertación de Partidos por la Democracia, que gobernaría hasta la asunción del candidato de derecha, Sebastián Piñera, en 2010. El resultado del referéndum implicó el triunfo del “No”, con lo que, en 1989, se llamó a elecciones.

En Formas de volver a casa, la dictadura aparece como escenario de fondo de la infancia del narrador y como una etapa determinante en su vida y en la historia de Chile. La infancia se desarrolla a la par de crímenes, atentados, toque de queda, estado de sitio, persecuciones políticas, secuestros, torturas, desapariciones, que, sin embargo, permanecen en gran medida silenciados y negados por gran parte de la sociedad. La vida de Claudia representa el paradigma de una infancia atravesada por la dictadura y es ejemplo de cómo el régimen militar resquebrajó los lazos al interior de las familias.

Así como infancia y adultez dialogan en la novela, el pasado y el presente histórico también lo hacen. El presente de enunciación del narrador adulto coincide con las elecciones en las que la Concertación, que gobernaba desde la salida de Pinochet, pierde frente a Sebastián Piñera. Este hito electoral es recibido con amargura por aquel, pues cierra un ciclo que se había iniciado con el fin de la dictadura: si la Concertación simbolizaba la construcción de una memoria social de repudio a los valores de la dictadura, para él, el triunfo de Piñera promete restituir algunos de esos valores.