En la novela los fragmentos novelescos, que narran la imposición del orden capitalista y se focalizan en Chimbote, alternan con páginas aisladas del diario personal, autobiográfico, del autor.
Arguedas imagina que su frustración corresponde al límite de un mundo y que inmediatamente detrás se construye la realidad tal como él la deseaba. Es sólo un acto de fe.[8] De hecho, Arguedas se va a quitar a sí mismo, como representante del ciclo previo, para que el nuevo ciclo puede empezar (Moreiras 102).[9]