De ratones y hombres

De ratones y hombres Temas

La soledad del trabajador nómada

Si existe algún tema que defina la trama y el simbolismo de la novela De Ratones y Hombres, ese tema es la soledad. De muchas formas, desde las más obvias a las más sutiles (como la decisión de Steinbeck de basar la historia cerca de Soledad, California), la presencia de la solitud define las acciones de varios personajes del libro.

Para el trabajador nómada agrícola de La Gran Depresión era casi imposible encontrar un hogar fijo. Estos hombres eran forzados a viajar de rancho a rancho buscando trabajo temporal, vivir en barracas con extraños, y a sufrir los abusos de jefes caprichosos. George describe esta miserable situación en varias ocasiones durante sus conversaciones con Lennie– Los hombres como nosotros, que trabajan en los ranchos, son los tipos más solitarios del mundo. No tienen familia. No son de ningún lugar.” (9)

Por supuesto, como bien lo dice George “Con nosotros no pasa así.” George y Lennie han encontrado compañerismo; ellos se cuidan los unos a otros. Más allá de eso, ellos tienen un sueño de encontrar un lugar fijo donde establecerse y formar un hogar, una granja propia. Ellos hacen lo posible por no caer en la miserable soledad, que parece ser lo más común entre otros trabajadores migrantes.

Este sueño, por supuesto, no llega a cumplirse. En efecto, Steinbeck parece haber diseñado esta historia para ilustrar lo imposible que es escapar del ciclo de soledad y compañía vacía (ya sea esta encontrada en la bebida, prostitutas, o en el juego) que viene con los problemas económicos y el desplazamiento laboral.

Soledad en el hogar

No solo los trabajadores migrantes– la mayoría de los personajes de la novela muestran síntomas de aislamiento, incluyendo aquellos quienes se puede decir han encontrado un lugar fijo donde vivir. Candy es el único personaje (aparte de Lennie y George) que muestra amor incondicional por otra criatura (En el caso de Candy, su viejo y débil perro).

Candy es dejado completamente abandonado cuando Carlson toma a su perro y lo sacrifica. Candy inmediatamente se siente atraído por el plan de George y Lennie de establecerse en una granja propia debido principalmente a su perdida– él ahora está en busca de compañía después de haber perdido a su pobre perro.

De los otros personajes, Crooks y la mujer de Curley también parecen mostrar rastros de soledad desesperante, aunque cada uno responde diferentemente. Cada uno está aislado a causa de un maltrato especial. Crooks es evadido por los demás debido a que es de raza negra; como se muestra al comienzo del capítulo Cuatro, él pasa la mayor parte de su tiempo en su cuarto, solo y resentido. La mujer de Curley pasa la mayor parte de sus días siendo acosada por su marido; sus esfuerzos por acercarse a los otros hombres resultan contraproducentes y le ganan la reputación (bien merecida) de ser una coqueta.

Ambos personajes, a pesar de sus corazas duras y resentidas, revelan un deseo de combatir su soledad y ganar amigos. Sus esfuerzos los llevan a Lennie, al cual su deficiencia mental no le permite ver los estigmas sociales asociados con los dos. Por supuesto que los dos encuentros con estos personajes – la visita de Lennie a Crooks en el capítulo Cuatro y su charla con la mujer de Curley en el capítulo Cinco– terminan (respectivamente) en amargura y en tragedia. De este modo, Steinbeck reafirma la desolación creada en este mundo ficticio. El único hombre que puede vivir libre de estigmas (Lennie) no puede coexistir con otros sin problemas.

Alejamiento de la naturaleza

Una de las razones de descontento en De Ratones y Hombres, y encontrada también en el sueño de George y Lennie de conseguir una granja propia, es el aislamiento entre el trabajador agrícola y la tierra misma. Los trabajadores migrantes solo cumplen un paso en la larga cadena de tareas entre el proceso de plantación y recolección– ellos siembran las semillas, o recolectan la cosecha, y después siguen con sus vidas, nunca establecen una conexión con los ciclos del mundo natural.

El sueño de George y Lennie de tener “un par de acres” habla precisamente de este aislamiento. Hablan de su meta en términos de plantar y cosechar– están ansiosos por poder realizar las tareas necesarias para poder vivir de la tierra. Sus charlas acerca de criar vacas y beber su leche, de plantar y cuidar un huerto, contrastan notablemente con su dieta actual– latas de frijoles con salsa de tomate (si son afortunados de tener salsa de tomate).

El concepto de aislamiento de la naturaleza se debe bien a los trabajos de Karl Marx, Friedrich Engels, y a otros pensadores comunistas. Estos argumentan que el levantamiento de la economía industrial corresponde a la perdida de contacto con los procesos naturales de la vida. Alguna vez el ser humano estuvo conectado con todo aspecto de la vida misma (la producción de alimento, ropa, refugio, etc.), pero ahora en un mundo industrializado el hombre es reducido a un simple papel (levanta este bloque de heno, cose esta bastilla, dale vuelta a este tornillo mil veces) como parte de una fuerza laboral burocráticamente dirigida. Este estado de aislamiento, según Marx, puede causar descontento entre trabajadores y eventualmente llevarlos a comenzar una revolución. Steinbeck nos muestra un tipo de mal general que puede llevar a una “tenue revolución” en el capítulo Cuatro, cuando los trabajadores marginados del rancho fantasean con comenzar su propio rancho juntos. Como la mayoría de planes en esta novela, su sueño nunca se cumple.

“Los Conejos”

Durante el comienzo y el final de la novela, Steinbeck describe la actividad del mundo natural a su alrededor. Estos pasajes son muy densos y pueden ser interpretados de muchas formas; vale la pena hablar de la primera alusión a los conejos encontrada en la novela. Steinbeck describe a los conejos felizmente sentados en la arena, hasta que son perturbados por la llegada de George y Lennie– “Los conejos corrieron a ocultarse sin ruido” (4). No es hasta después que este detalle toma un significado más profundo– los conejos simbolizan para Lennie ( y para George un poco menos) el sueño de obtener una granja propia y vivir de ella. La huida de los conejos al comienzo de la novela sugiere que el cumplimiento de este sueño probará ser elusivo.

Debido a que Lennie piensa en complacer sus placeres de forma concreta, él compara el criar conejos y tocar su pelaje con la felicidad absoluta. Es por esto que Lennie ha desarrollado una idea para referirse a su plan de conseguir una granja con George– “Me acuerdo de los conejos” (5). Lennie se siente orgulloso de saber que estará a cargo de los conejos para protegerlos, y para darles de comer la alfalfa de su huerto. Lennie pone su felicidad completa en esta imagen de él cuidando a los conejos.

Este sueño de poder tener conejos se vuelve literalmente un sueño al final de la novela cuando Lennie alucina a un conejo gigante que le dice que nunca podrá criar conejos. Esta alucinación resalta el alcance al cual Lennie basa su vida completamente alrededor de poder cuidar conejos algún día. En efecto, su único pensamiento al hacer algo malo– ya sea matar a un cachorrito o a la mujer de Curley– es que como consecuencia George no lo dejara cuidar de los conejos. La forma en la que Lennie basa sus acciones, no en términos del bien o del mal, sino en términos de si como consecuencia podrá cuidar de los conejos o no revelan lo inadecuado que Lennie es para vivir en una sociedad.

Mujeres

De Ratones y Hombres muestra a pocas mujeres– lo que no debería de ser muy sorprendente dado los personajes principales y la trama de la novela. Pareciera que estos trabajadores migrantes no tienen la oportunidad de echar raíces con mujeres en relaciones de respeto mutuo. En vez de esto, estos hombres buscan la compañía de prostitutas los fines de semana y se conforman con ello.

Sin embargo la actitud de estos hombres hacia las mujeres puede que esté relacionada con la vida infeliz que estos llevan. Los puntos de vista expresados en este aspecto merecen ser estudiados. George expresa respeto por solo dos tipos de mujeres en la novela– De un lado está la figura materna representada por la Tía Clara, quien tenía la responsabilidad de cuidar de Lennie antes de él; Del otro lado están las prostitutas, a quienes George respeta. El dice “A mí, que me den un buen burdel en el pueblo” (30). A George le agrada lo simple y directo que es el arreglo de la prostitución.

La otra figura femenina mayor de la novela, la cual no tiene nombre propio, no encaja perfectamente en ninguna de estas dos categorías. Esta es una figura doméstica – después de todo, está casada con Curley y pasa la mayor parte de su tiempo en casa– y al mismo tiempo también es una figura coqueta y altamente sexualizada. Su status, entre la domesticidad y la prostitución la hace extremadamente problemática en la novela, una fuente de ansiedad e inquietud. Esta causa problemas al final, tal como George predijó que haría.

Un lector podría disgustarse con la inclinación de Steinbeck de echarle toda la culpa de los problemas en la novela a una mujer que ni siquiera tiene un nombre. La mujer de Curley es usada como un chivo expiatorio regularmente durante la trama. Esta es acusada por los sentimientos de lujuria que inspira en los hombres. Incluso después de muerta, esta misma es insultada con comentarios misóginos. La vida de la mujer de Curley es realmente miserable, pero aun así el lector no es exhortado a ver las cosas del punto de vista de ella. Aun cuando ella expresa su miserable soledad, estas ocasiones son seguidas por casos de manipulación y amenazas que esta misma lanza. Su muerte es difícilmente conmovedora– en efecto, su cuerpo es elogiado más cuando esta muere que cuando estaba viva. El lector tiene toda la razón en cuestionar los motivos de Steinbeck al darnos una perspectiva tan antipática de esta mujer– y de esta forma, por asociación, de todas las mujeres en general

“Habilidad ” en la violencia y en el sexo

Una de las maneras en las que Steinbeck crea profundidad literaria en sus novelas es al asociar ciertas imágenes con múltiples interpretaciones. Por ejemplo, “los conejos” representan el amor inocente de Lennie por el estímulo táctil, su participación en el sueño de George de establecer una granja propia, y también la amenaza de su abrumadora fuerza. Después de todo, toda cosa suave que él ha tocado ha muerto– justo como el sueño de tener conejos muere también.

Otra imagen similar, aunque menos obvia, es esa de las manos. Steinbeck menciona las manos regularmente durante la novela, y la mayoría del tiempo las asocia con el dualismo común del sexo y la violencia. La imagen esta depende mucho en el personaje de Curley– un hombre que es peleonero y también lujurioso. En la descripción dada sobre Curley justo después de su entrada inicial, este es llamado “peleador”. El termino en este contexto hace referencia a su disponibilidad y habilidad para pelear. Este es muy hábil con sus puños, por decirlo así. Después en la misma conversación, escuchamos una segunda asociación con las manos de Curley. Candy menciona que este usa un guante “lleno de vaselina” y añade, “Curley dice que quiere tener esa mano suave para su mujer” (16). De esta forma, las manos de Curley están ligadas tanto a la violencia como al sexo. Él pelea con una mano y mantiene la otra suave para su mujer.

De esta forma, con esta asociación, está claro porque Curley se siente tan humillado después de su pelea con Lennie. Lennie le rompe la mano, lo que no solo simboliza su perdida en términos de su habilidad para pelear, sino también en términos de su poder sexual. Lennie prueba ser superior en ambos sentidos. Esta derrota significa una castración simbólica en ambos sentidos. Este simbolismo es reforzado cuando la mujer de Curley se muestra atraída a aquel quien derroto a su esposo – “me gustan las máquinas” (44). Por supuesto, Lennie no tiene idea de que él está causando tantos problemas en los ámbitos del sexo y violencia– Lennie no puede entender estos conceptos por sí mismo. Esto solamente reafirma la idea de que un hombre tan peligroso, fuerte e irreflexivo no puede continuar viviendo en compañía de otros.

Maldad

A través del lenguaje y acciones de los personajes en la novela, Steinbeck explora múltiple significados incrustados en el concepto de la “maldad”. Primero, la palabra captura la más obvia definición de lo que el termino significa– una persona mala es, como Curley, petulante, asquerosa, y bravucona. Ambos George y Lennie expresan su desprecio por este tipo de hombres. George dice que no le gustan “los hombrecitos malos” (16). El deleite de Curley en la violencia y en comenzar peleas contrasta directamente con la relativa violencia “inocente” de Lennie. Después de que Lennie mata accidentalmente a la mujer de Curley y la entierra en el heno, George dice que Lennie no hace nada “por maldad” (49). Lennie mata por abrazar muy fuerte, o por entrar en pánico. Él ama a las cosas hasta matarlas.

Una segunda interpretación de este concepto de maldad es más relevante en el idioma original del texto. En ingles, el termino maldad se traduce a “meanness” y dicha palabra contiene el termino “mean” que también es usado para denotar un tamaño o forma común. De esta forma, se puede decir que Curley también es un hombre “mean”, no solo por sus acciones sino también por su tamaño. Curley es de tamaño compacto y normal, algo que lo hace sentir increíblemente inseguro de sí mismo. De esta forma el malvado Curley busca cobrárselas con Lennie, quien no es nadie común.

Aptitud Social

Un concepto del cual Steinbeck parece haber pedido prestado del área de la Biología es aquel de aptitud social. Sus personajes pueden ser descritos como aptos o no aptos para sus papeles en la sociedad basándose simplemente en sus habilidades físicas e intelectuales.

Por ejemplo, el anciano Candy esta entrado en años y esta jorobado, razón por la cual es asignado un trabajo de bajo status– él es un simple peón. (En contraste, Slim, es el trabajador más respetado y asombroso del rancho y es descrito como alguien quien “no tiene edad.”) Al igual que Candy, Crooks– llamado así por su espalda encorvada (“crooked” significa “encorvado” en ingles)– hace también trabajos de baja categoría. La relegación de estos hombres a trabajos no complacientes puede parecer cruel, sugiere Steinbeck, pero así también es la vida. Mientras estos hombres se mantengan aislados y solos (en vez de reunirse juntos y encontrar poder en un gran grupo), estos “mediocres” hombres son tratados de forma irrespetuosa.

La misma regla aplica sin piedad a otros personajes en la novela, animales y humanos igual. Por ejemplo, el viejo perro de Candy, es considerado ofensivo por los otros miembros de la sociedad que viven en la casa de los peones – Slim y Carlson– y es por esta razón que el animal es últimamente sacrificado. Candy no puede hacer nada para impedir esto; él mismo es un hombre débil, y en este mundo solo los fuertes sobreviven. El perro mismo es un símbolo del cruel destino que le espera a aquellos que son débiles. Su único crimen es oler mal, y aunque hay otras soluciones para este problema– un baño o un nuevo lugar donde dormir– Carlson insiste en matarlo.

Lennie tampoco es un hombre apto para vivir en la sociedad pintada en la novela. Su debilidad mental puede ser comparada con la debilidad física de Candy. A Lennie le hace falta poder distinguir entre lo bueno y lo malo y no puede controlar su enorme poder físico y ver por sí mismo. Cuando Lennie es sacrificado al final por George, podemos ver que hasta su mejor amigo reconoce que Lennie, como el perro de Candy, estaría mejor muerto. Steinbeck invita al lector a tener una respuesta emocional compleja ante esta amarga verdad. Después de todo, Lennie es un hombre simpático y, cuando esta junto a George, también controlable. Pero esto no cambia lo innegable que es la verdad del mundo social "Darwinista" de Steinbeck– a saber, que aquellos que no son socialmente aptos atraen desprecio en lugar de compasión por sus discapacidades.