"Una rosa para Emily" y otros cuentos

"Una rosa para Emily" y otros cuentos Resumen y Análisis "Viraje"

Resumen

Parte I

La historia comienza con la descripción de un oficial de la fuerza aérea estadounidense, el capitán Bogard, que se encuentra junto al teniente McGinnis. Llega un policía estadounidense con un oficial de la marina británica -Claude Hope- que apenas puede mantenerse en pie porque está muy borracho. Se lo describe como alguien débil y de rasgos femeninos. Los tres hombres sobrios hablan sobre cómo los oficiales navales británicos suelen pasar las noches borrachos en la ciudad. Se burlan de ellos, tratándolos de inútiles y jactanciosos.

Un policía militar británico se acerca y pregunta qué está pasando. El policía estadounidense dice que Hope estaba tirado en la calle bloqueando el tráfico y se burla de él mientras cuenta la historia. Bogard lo interrumpe, le ordena que se retire y dice que él mismo se ocupará de Hope.

Parte II

Bogard y McGinnis llevan a Hope en un auto hasta el aeródromo. El joven británico duerme durante el trayecto pero, cuando llegan al comedor de oficiales, va al bar a pedir whisky. Cinco hombres están sentados en una mesa jugando a las cartas. El capitán Bogard les cuenta lo sucedido y empiezan a criticar a los guardiamarinas ingleses. Cuando Hope regresa, cuenta, de manera inocente y a pesar de las burlas, que con su compañero de lancha, Ronnie, juegan a sumar puntos cada vez que ven algún barco con mástil de cesta. Jerry, uno de los oficiales que están en la mesa, se burla de él. Bogard llama aparte a Jerry y le pide que deje de molestar a Hope, que es solo un joven. Jerry replica que Estados Unidos está gastando dinero en una guerra que ni siquiera es suya, y está indignado con que Hope se lo tome a la ligera. A pesar de las críticas de Jerry, Bogard afirma que, a la mañana siguiente, llevará a Hope en su avión y le permitirá usar la ametralladora.

Parte III

Ya de madrugada, Hope sigue en la mesa hablando sin parar, mientras los pilotos empiezan a buscar sus equipos para vestirse. Bogard lleva a Hope a los vestuarios, donde McGinnis se está poniendo las botas de vuelo. Hope se pone su traje y pregunta a qué hora volverán. McGinnis se burla de él por su ingenuidad, y Bogard vuelve a defenderlo.

Van al avión y Bogard le dice a Hope que, si se siente se siente mal, tome un trago de una bebida con alcohol. McGinnis lleva a Hope al foso delantero del avión y este se da cuenta de que la ametralladora ya está cargada. Dispara una ronda y asusta a todos, pero, en tono jocoso, aclara que apuntó hacia otro lado.

Parte IV

Inician el vuelo y, cuando se acercan al objetivo, Bogard se sorprende de que Hope esté disparando con éxito la ametralladora. Luego, McGinnis y Bogard se dan cuenta de que Hope se movió de su puesto a pesar de que le habían advertido que no lo hiciera. Hope se acerca a ellos y grita algo sobre una bomba. McGinnis lo nota asustado y le ordena que vuelva a su puesto. McGinnis y Bogard notan que hay algo extraño en el ala derecha, pero no le dan importancia.

Parte V

Cuando aterrizan, ya en la mañana, Hope se muestra exaltado y habla sobre algo que ocurrió con la bomba. Los pilotos no entienden, hasta que miran debajo del ala derecha y ven que una bomba ha quedado colgando. Hope admite que él también se asustó, pero que sabía que ellos harían todo mejor que él, porque conocen el trabajo.

Parte VI

Bogard decide acompañar a Hope en una misión marítima. Ya en el muelle, se le acerca un ordenanza y le entrega un paquete de parte del teniente McGinnis. Cuando lo abre, se da cuenta que es una burla y arroja todo al mar.

Hope recibe a Bogard y le presenta a su compañero, Ronnie, tras lo cual bajan de un salto al bote. Bogard se percata de que la lancha es de acero y siente frío. Luego, se apoya en un cilindro grande que hay en el fondo de la embarcación y supone que está lleno de aire para que el barco flote. Bogard pregunta hasta dónde van a ir, y Hope responde que les gustaría impresionarlo llevándolo hasta Kiel. Bogard se sorprende y luego se da cuenta de que lo que hay en el cilindro donde está apoyado no es aire, sino un torpedo. Hope le explica cómo funciona: cuando lo disparan, deben hacer un viraje con la lancha para apartarla del lugar donde va a impactar. Bogard se muestra inquieto y Hope lo percibe, por lo que le ofrece su impermeable y un trago para tranquilizarlo. Luego, le dice a Ronnie que no deberían ir hasta Kiel.

Parte VII

La embarcación se acerca rápido hacia un carguero de bandera argentina. Hope le indica a Bogard que se agache, porque podrían dispararles. Ronnie se suma un punto en el juego de avistamiento de mástiles y provoca los insultos de Hope. Luego, anuncia el disparo del torpedo. La lancha derrapa y gira alrededor del carguero, por lo que Bogard supone que no ha dado en el blanco. Hope explica que hubo una falla y el torpedo no se soltó, así que vuelven a dirigirse contra el carguero a toda velocidad y disparan de nuevo. Esta vez, la lancha realiza varios virajes y Bogard empieza a sentirse mal. Hope lo sostiene para que no se caiga.

Parte VIII

Mientras Bogard se recupera de su malestar, Hope le ofrece un trago para que entre en calor. Bogard pregunta si la falla con el torpedo es habitual, y Hope le explica que sí. Luego, Hope se concentra en el juego de avistamiento de mástiles para hacer equivocar a Ronnie y celebra cuando lo logra.

Parte IX

Después de la misión marítima, el capitán Bogard encarga una caja de whisky escocés y se la envía a Hope en forma de agradecimiento.

Parte X

Un mes más tarde, se informa en el periódico que la lancha torpedera de Hope ha desaparecido. Poco después, el boletín del cuartel general del Servicio Aéreo estadounidense anuncia que Bogard ha completado con éxito una importante misión. En ella, Bogard asumió altos riesgos con su avión y soltó las bombas a último momento, a la manera en que lo hacían Hope y Ronnie con el torpedo en la lancha.

Análisis

“Viraje” se enmarca entre los relatos de guerra de Faulkner. Ambientado en la Primera Guerra Mundial, el cuento propone un particular encuentro e intercambio entre jóvenes militares estadounidenses y británicos. A través del humor, la ironía y el sarcasmo, el autor muestra su interés por poner en contacto personajes con realidades e idiosincrasias diversas, y revelar abusos en su modo de relacionarse, como se ha visto en otros relatos con los vínculos entre blancos, negros y aborígenes.

Al describir a Claude Hope, uno de los protagonistas, como una “una chica en un baile de máscaras” (p. 420), y comentar que "Una vez en el coche, se durmió de inmediato con la pacífica y repentina brusquedad de los niños pequeños" (p. 425), el narrador lo hace parecer incluso más infantil de lo que su edad -unos dieciocho años- sugiere que es. Cuando Bogard -el otro protagonista- pide el whisky para él, en la Parte IX, indica que es para “un niño de un metro ochenta de estatura” (p. 450). Esta descripción encaja con la actitud infantil y despreocupada del muchacho, también evidenciada en su tendencia a convertir la batalla en un juego en el que debe ganar puntos. Todo esto puede interpretarse como una crítica de Faulkner a la participación de los jóvenes en la guerra, ya que la descripción enfatiza lo aberrante del hecho de que alguien de tan corta edad esté cumpliendo deberes militares en lugar de estar divirtiéndose. Por otro lado, también hace que la valentía de Hope sea aún más admirable.

En este sentido, la yuxtaposición del juego del avistamiento de mástiles con el ataque al barco al carguero también exhibe lo inapropiado de la situación, que coloca a dos jóvenes como Hope y Ronnie en un escenario en el que no deberían estar. La escena, que entrevera lo grave con lo trivial, sugiere que los muchachos no comprenden la gravedad de lo que están experimentando. Por eso también es lógico que traten de evadirse del peligro que corren recurriendo a un juego.

En contraste, el narrador describe al capitán Bogard -que apenas pasa de los veinticinco años- como alguien maduro, fuerte y noble. A lo largo de la trama, sus palabras y acciones dan cuenta de esa honorable descripción. Es una persona recia, pero también honrada y generosa: apadrina y defiende a Hope ante los agravios de Jerry y McGinnis, señalando que es apenas un jovencito. Sin embargo, la ironía es que, más adelante, cuando Bogard se siente enfermo en la lancha, es Hope quien lo ayuda y lo contiene.

En la primera parte del relato, Bogard trata de darle una lección a Hope sobre la seriedad que implica un conflicto bélico cuando lo invita a la misión en el avión, un terreno que el capitán conoce y en el que se siente seguro. Sin embargo, es también allí donde se sorprende de la inconciencia y la valentía de Hope, sobre todo cuando lo ve usar la ametralladora y mantener la calma pese a haber descubierto que hay bomba enganchada en el ala.

El temple de Bogard -y también el tono del relato en general- cambia -da un viraje- cuando se da cuenta de que la misión que el personaje está a punto de emprender con Hope en el mar es muy peligrosa y seria. El capitán manifiesta su intranquilidad de varias maneras. Por ejemplo, cuando ve que la embarcación es de acero, “(...) se le ensombreció el rostro, pensativo el ademán, sobrio, y se echó la trinchera por encima y se la abotonó como si le estuviera entrando el frío” (p. 436). Luego, cuando ya está en el barco, sentado sobre el cilindro donde está el torpedo, es Hope quien demuestra su preocupación por él y le ofrece su impermeable para que no pase frío. Después de que el torpedo falla la primera vez, el narrador vuelve a destacar el malestar de Bogard: "Por dentro tenía calor, pero por fuera estaba helado. Notaba que todas sus carnes se sacudían de frío" (p. 447).

En definitiva, a pesar de que Bogard y Hope tienen personalidades dispares y maneras diferentes de afrontar el "deber" que les toca como soldados, es posible observar que ambos son víctimas de un sistema que expuso a muchos de sus jóvenes a los horrores y las crueldades de la guerra y del universo militar en general. Teniendo en cuenta el contexto de la Primera Guerra Mundial, esto puede interpretarse como una crítica de Faulkner a la extensa participación juvenil que implicó ese conflicto bélico, que se caracterizó por el reclutamiento -y la muerte- de una enorme cantidad de hombres de menos de veinticinco años.

Respecto al estilo narrativo, puede reconocerse una decisión de Faulkner de favorecer el discurso directo y propiciar el diálogo entre los personajes. Además, el autor elige que los intercambios sean, en su mayoría, breves y concisos, una elección de estilo que parece apropiada para este cuento que está narrado como una historia de aventuras, con el tono de una película de acción y protagonistas varones jóvenes y militares. Este tipo de diálogos, en los que predomina un tono burlón y de bravuconería, sirve para que los hombres exterioricen su masculinidad tóxica y la pongan en juego entre ellos. Así, aparecen las bromas corrosivas, sexistas y agresivas, además de escenas en las que los personajes se hablan a los gritos y de manera imperativa. El siguiente fragmento, que corresponde al momento en que Bogard presenta a Hope a un grupo de pilotos de la fuerza aérea estadounidense, permite advertir algunas de esas cuestiones:

—Ah —dijo el que había hecho el comentario sobre el tenis—. Entiendo, sí. Usted y Ronnie van en la lancha y juegan a avistar barcos enemigos. Mmm. No está
mal. ¿Y no han jugado a eso de anotarse los puntos con ninguna…?

—Jerry —dijo Bogard. El recién llegado ni siquiera se movió. Miró a quien había hecho el comentario sin dejar de sonreír, con los ojos bien abiertos.

Éste seguía mirándole.

—Y esa lancha que pilotan Ronnie y usted… ¿tiene la proa de color gallina?

—¿La proa de color gallina? —dijo el muchacho inglés. Ya no sonreía, aunque seguía mirando con cara de placidez.

—Ah, pensé que las embarcaciones con dos capitanes a lo mejor llevan pintada la proa de color gallina o algo así.

—Oh —dijo el visitante—. Burt y Reeves no son oficiales.

—Burt y Reeves —dijo el otro en tono pensativo—. Así que ellos van a lo mismo. ¿También juegan a anotarse puntos uno con el otro, o…?

—Jerry —dijo Bogard. El otro lo miró. Bogard hizo un gesto con el mentón—. Ven para acá —el otro se puso en pie e hicieron un aparte—. Déjalo en paz —dijo
Bogard—. Te lo digo en serio. No es más que un chaval (p. 427).

Esta es solo una de las muchas escenas que permiten captar el tono del relato, el tipo de personajes que lo protagonizan y el ambiente en el que se desarrollan. Como se dijo anteriormente, con el trasfondo de la guerra, Faulkner problematiza en este cuento el tema de la participación de los jóvenes en los cuerpos militares y en los conflictos armados. A su vez, pone de manifiesto ciertas cuestiones que se relacionan con ese tema y resultaban tabú en su época, como, por ejemplo, el machismo y la masculinidad frágil, que también están latentes en muchos de sus relatos costumbristas.