Balún Canán

Balún Canán 'Balún Canán' y la literatura transculturada

Desde la conquista y hasta la actualidad, las sociedades latinoamericanas se han conformado como un crisol de pueblos y de etnias diversas y en constante tensión. Históricamente, la organización de los Estados latinoamericanos han contemplado la diversidad cultural como un problema que debía solucionarse, y muchos proyectos han buscado la homogeneización de las poblaciones para constituir una identidad nacional compartida y mancomunada.

En dicho contexto, los pueblos originarios han ocupado históricamente una posición marginada y periférica y han tenido que luchar, con más o menos éxito en cada región del continente, por su supervivencia. Así, la diversidad cultural pone de manifiesto la asimetría estructural de las sociedades latinoamericanas, en las que los grupos minoritarios se esfuerzan por sobrevivir y mantener su identidad y su memoria. A lo largo de los últimos 150 años, muchas obras de la literatura latinoamericana han intentado dar cuenta de esta diversidad contradictoria y de las tensiones en que las diversas etnias conviven y tratan de sobrevivir. Se trata, en general, de obras que intentan de alguna manera tender puentes y vincular esos mundos culturales para rescatar y dar voz a las culturas marginadas. Por sus características y sus propuestas ideológicas, estas obras suelen ser ellas mismas marginales dentro de la historia literaria de una nación, ya que en general, la cultura letrada de América Latina ha estado vinculada a la cultura europea y ha ignorado sistemáticamente las culturas tradicionales de los pueblos originarios.

En este sentido, las producciones literarias hasta mediados del siglo XX utilizaron a los indígenas y al campesinado mestizo más como un elemento decorativo que como un referente real; a estos abordajes literarios se los llamó indianismo y regionalismo. En el extremo opuesto, también comenzaron a desarrollarse escritores transculturados: personas con fuertes vínculos afectivos con las culturas tradicionales que intentaron rescatar en su literatura las cosmovisiones de los pueblos originarios, aunque lo hicieron desde una estética literaria típicamente occidental (es decir, siguiendo el estilo literario propio del panorama intelectual europeo).

Estos escritores, entre los que destaca en México Rosario Castellanos (cuya obra más relevante es Balún Canán), se convirtieron en un puente entre culturas y buscaron construir un diálogo entre pueblos y tradiciones separados por una historia de dominación, avasallamiento e incluso exterminio. Así, las literaturas transculturadas se proponen como elementos bisagra entre una cultura urbana, letrada y con raíces europeas y una cultura rural, de carácter predominantemente oral y con raíces en las cosmovisiones de los pueblos indígenas latinoamericanos. Muchas de estas obras representan conflictos sociales e históricos a partir de las experiencias de transculturación personales. El caso de Rosario Castellanos es un claro ejemplo de ello: al igual que la narradora de Balún Canán, la escritora pertenecía al sector hegemónico de la sociedad chiapaneca (la oligarquía blanca y terrateniente), pero fue criada en estrecho contacto, especialmente afectivo, con los grupos indígenas, de los que aprendió una forma de comprender el mundo muy diferente a la occidental.

Tal como la autora lo expresa, su infancia vivida entre indios le enseñó a comprenderlos desde sus propias historias y sus propios deseos; durante su adultez, la perspectiva adquirida en su juventud la empujó a utilizar su literatura como un medio para tender puentes entre ambas culturas y rescatar las culturas orales tradicionales de los pueblos mesoamericanos. Así, Balún Canán es un excelente ejemplo de la literatura transculturada, una obra a caballo de dos mundos que se encuentran en tensión y que luchan desigualmente, uno por imponerse y otro por sobrevivir.