Ana la de tejas verdes

Ana la de tejas verdes Temas

La imaginación

La imaginación de Anne alimenta sus aventuras y sus altercados a lo largo de su infancia. Esto le permite salir airosa de muchas situaciones, a pesar de que también le causa problemas. Un ejemplo de cómo Anne usa su imaginación como un mecanismo positivo para lidiar con las adversidades del mundo es la creación de amigos imaginarios con los que rodearse y en los que apoyarse durante sus periodos en el orfanato o trabajando para alguna familia. De pequeña, Anne es forzada a trabajar antes que ir a la escuela o jugar con otros niños, por lo que estos amigos imaginarios son la única manera que tiene de experimentar en algún punto la amistad y la vida de una niña normal.

En contraste, la desbocada imaginación de Anne también la empuja a experimentar un amplio rango de emociones negativas, como tristeza, impotencia y miedo. Por ejemplo, Anne llama a la arboleda entre su casa y la de Diana "El Bosque Embrujado" (p. 181) e imagina que contiene fantasmas, hombres sin cabeza y esqueletos. Esto la llena de terror cuando Marilla le pide que vaya a la casa de Diana por la noche. Tras esta experiencia, Anne jura no imaginar nunca más fantasías tan extravagantes y amedrentadoras.

La educación

La educación es una parte integral de la niñez de Anne. La huérfana prácticamente no recibe educación formal hasta que llega a Tejados Verdes, pero es evidente que tiene una inclinación natural hacia la literatura, la naturaleza y la filosofía. Una vez que Anne comienza a ir a la escuela, la realidad de la educación formal la golpea y desestabiliza. Su primer maestro hace abuso de la disciplina de una forma cruel, frente a la que la huérfana abandona las clases y continúa estudiando de forma independiente. Su próxima maestra, Miss Stacy, se transforma en una figura modelo en su vida, y la motiva a presentarse a la Academia de la Reina y transformarse ella misma en una maestra.

Anne comprende a la educación como un modo de mostrarle al resto del mundo de lo que es capaz. Estudia mucho con el objetivo de superar a Gilbert Blythe durante las clases en Avonlea y luego en la Academia de la Reina. Incluso llega a convertir esta rivalidad en una dimensión integral de su vida de estudio, y piensa que va a extrañar esa motivación cuando vaya a la universidad sin él. Anne también aprovecha sus capacidades intelectuales y sus logros en la escuela para obtener la aprobación y la admiración de Marilla y Matthew Cuthbert. Tan pronto como recibe la noticia de que ganó la beca para estudiar en la universidad, Anne exclama "¡Oh, Marilla y Matthew se alegrarán tanto!" (p. 309). Anne siente que los Cuthberts son quienes le han permitido proseguir sus estudios, y quiere demostrarles que está a la altura del desafío.

La naturaleza

A lo largo de toda la novela, Anne está fascinada y hasta atemorizada por la naturaleza. Un pasaje fundamental para comprender la imagen que Anne se construye de la naturaleza sucede durante su segunda noche en Tejados Verdes, cuando le dice a Marilla, "Si realmente quisiera rezar voy a decirle lo que haría. Iría a un campo grande, solitario, o me internaría en lo más profundo del bosque y allí miraría al cielo... y entonces realmente sentiría una plegaria" (p. 65). Con estas palabras Anne demuestra que la naturaleza la ayuda a sentirse en paz y agradecida al mundo.

La naturaleza también inspira la imaginación de Anne. La niña disfruta de bautizar a los elementos de la naturaleza que encuentra, como "el Blanco Camino del Encanto y el Lago de las Aguas Refulgentes" (p. 65). Sin embargo, la naturaleza también le causa problemas cuando se combina con su tendencia aventurera. Por ejemplo, en el capítulo 28, mientras juega con sus amigas a representar el poema Elaine, de Lord Tennyson -que han leído en clases con la señorita Stacy -, Anne se acuesta en el bote del señor Barry y finge estar muerta y a la deriva mientras sus amigas esperan la llegada del bote en otra orilla de la laguna. Sin embargo, al empujar la embarcación laguna adentro, nadie nota que su fondo choca contra una saliente filosa, y Anne recién se da cuenta de la avería cuando está lejos de la costa y el bote comienza a llenarse de agua. Para salvarse, la niña se aferra a un pilote que sobresale del agua y se queda allí hasta que Gilbert Blythe la encuentra de casualidad. Esta experiencia le enseña a la niña a respetar el poder de la naturaleza.

El hogar

Cuando Matthew lleva a Anne por primera vez hasta Tejados Verdes, la niña dice que nunca en toda su vida ha tenido un hogar verdadero. Anne vivió con muchos tutores desde su nacimiento hasta sus 11 años, y a menudo fue tratada más como una sirvienta que como una hija. Cuando llega a Tejados Verdes, le dice a Matthew, "Tan pronto como la vi, sentí que era mi hogar" (p. 35). Esto presagia que los Cuthbert permitirán a Anne quedarse con ellos, a pesar de que estaban esperando un niño huérfano que pudiera ayudarlos en la granja. A lo largo de su vida, Anne llegará a sentir que Avonlea y Tejados Verdes son realmente su hogar. Al final de la novela Anne incluso rechaza la oportunidad de ir a la universidad para evitar que Tejados Verdes se venda.

La religión

Durante la segunda noche en Tejados Verdes, Anne le dice a Marilla que ella nunca reza. Marilla piensa entonces que Anne no ha sido criada para ser religiosa. Sin embargo, a lo largo de la novela, está claro que analizar lo que la religión significa para Anne es una clave fundamental para comprender su psicología.

Anne a menudo siente una conexión con la religión cuando está observando la naturaleza o cuando se siente conectada a otras personas. Muchas veces le dice a Marilla o piensa para sí misma que sería fácil decir una oración para dar gracias esa noche porque algo bueno ha sucedido, en general relacionado a la amistad o su sentimiento de pertenencia. Esto demuestra que Anne piensa que Dios interviene de alguna manera en las cosas positivas que le suceden. La niña huérfana También siente el deseo de ser una buena persona, por lo que también idealiza y trata de emular a la mujer del ministro, la señora Allan. De hecho, al final de la novela, la Señora Allan juega un papel importante en la decisión que toma Anne de quedarse en Tejados Verdes, junto a Marilla, en vez de ir a la universidad.

Por otra parte, Anne también desafía a la religión a veces, pero esto tan solo demuestra la lucha de la niña por comprenderla en profundidad. Por ejemplo, Anne observa la imagen de "Cristo bendiciendo a los niños" (p. 71) y le dice a Marilla que está segura de que Jesús no podría haberse visto tan triste como suele verse en otras representaciones porque "los niños le hubieran temido" (p. 71). Marilla le contesta que ella no debería hablar de esa manera, porque es "irreverente" (p. 71), a lo que la niña replica "Pero si me parecía ser todo lo reverente que podía" (p. 71). Esta interacción muestra que Anne no se muestra simplemente como una persona que cuestiona a Jesús o a la religión institucionalizada, sino como una persona comprometida de una manera especial, que mucha gente no comprendería.

La femenidad

En la página 124, la narradora declara que Anne es "femenina en el fondo", porque dice que preferiría ser bonita antes que inteligente. Sin embargo, Anne la de Tejados Verdes construye una imagen compleja de la feminidad a comienzos del siglo XX. En cierto sentido, encontramos roles de género estrictos en lo que se refiere a trabajo, educación y vestimenta. Por ejemplo, es un hecho asumido que la familia adoptaría a un niño huérfano para que ayude con el trabajo de la granja o a una niña para que se dedique a las tareas domésticas, como el cuidado de los niños. Además, algunos miembros de la comunidad de Avonlea, como Rachel Lynde, creen que las mujeres no deberían ir a la universidad.

Por otra parte, Anne desafía los estereotipos construidos alrededor de la feminidad: compite contra Gilbert Blythe académicamente y lo vence o lo empata sistemáticamente, demostrando que las niñas son tan inteligentes como los niños. También es bulliciosa, aventurera y hasta pendenciera en cierto sentido, y ama estar al aire libre, todas cualidades que de alguna manera se ingenia para complementar más que oponer a su interés por la belleza, las ropas y las novelas de romance. Una cualidad final de Anne que desafía la feminidad tradicional es que no muestra un interés real en el romance con jóvenes de su edad, incluso cuando muchos se muestran interesados en ella. Sin embargo, su perspectiva sobre el romance cambia en la secuelas de Anne la de Tejados Verdes.

La terquedad

Anne la de Tejados Verdes representa en cierto sentido una aleccionadora historia sobre cómo la terquedad puede oponerse a las relaciones interpersonales positivas. La primera vez que Anne se encuentra con Gilbert Blythe, ella con 11 años y él con 13, el se burla del color rojo de su cabello. Esto enfurece a la niña, que comienza a ignorarlo, y así continua hasta casi sus 20 años. Durante todo este periodo, Anne decide que en verdad ya no está enojada, pero Gilbert ha comenzado a ignorarla a ella también, y ella es demasiado terca como para pedirle perdón. Anne recién está lista para hacer las paces con Gilbert cuando Marilla le cuenta la historia de lo terca que había sido ella misma de joven, mientras salía con el padre de Gilbert. Esto presagia que cuando Anne ceda en su terquedad y haga las pases con Gilbert, la posibilidad del romance entre los dos se presentará finalmente. Y, efectivamente, en las secuelas de Anne la de Tejados Verdes los dos se casan.

A veces, la terquedad también se muestra como una cualidad positiva. Cuando Marilla trata de convencer a Anne de ir a la universidad antes de quedarse en Tejados Verdes a cuidarla, Anne responde: "No puedes evitármelo, soy tan obstinada como una mula, como me dijo la señora Lynde una vez" (p. 324). En este caso, La terquedad no es una característica ni tonta ni arrogante, sino más bien una forma de devoción hacia algo que uno ve como una obligación moral.