Ana la de tejas verdes

Ana la de tejas verdes Resumen y Análisis : Capítulos 23 a 30

Resumen

Capítulo 23. Anne sufre por una cuestión de honor

Una semana después, Diana realiza una fiesta en su casa e invita a algunas de sus compañeras de la escuela, incluida Anne. Luego del té, las niñas se abocan a un juego que está muy de moda en Avonlea: los desafíos. Los desafíos comienzan siendo relativamente fáciles, como trepar a un árbol infestado de orugas o saltar alrededor del jardín en un pie, pero la cuestión se intensifica cuando Anne desafía a Josie a caminar haciendo equilibrio sobre la valla del jardín. Josie lo logra sin dificultades. Anne, para mantener la indiferencia, dice que caminar por el borde de un cerco no es demasiado impresionante, y que ella conoció una vez a una niña que caminaba por las cumbreras de los techos. Entonces, Josie la desafía inmediatamente a caminar por la cumbrera de la casa de los Barry, cosa que Anne hace de puro orgullosa.

Las niñas tratan de detenerla, pero Anne sube al techo y comienza a caminar lentamente por la cumbrera. Logra dar algunos pasos antes de caerse; las niñas gritan y corren hacia ella, pensando que quizás ha muerto. Afortunadamente, una enredadera ha amortiguado su caída y Anne yace en el piso, lastimada pero consciente. La señora Barry aparece entonces y cuando trata de levantar a la niña, nota que uno de sus tobillos está muy lastimado. Los Barry la llevan entonces a Tejados Verdes. Cuando Marilla ve llegar al señor Barry cargando a Anne en sus brazos, se da cuenta de que la niña se ha transformado en lo que más quiere en el mundo. Cuando Anne es depositada en una mecedora, ya en su casa, se desvanece.

Matthew trae al doctor ese mismo día, y entonces comprueban que la niña se ha roto el tobillo. El doctor dice que Anne debe guardar reposo por siete semanas, por lo que no podrá comenzar el año escolar con el resto de los estudiantes. A lo largo de esas semanas, la imaginación de la niña es su mejor compañía durante la mayor parte del día. Sin embargo, por las tardes, después de la escuela, muchos estudiantes y gente del pueblo la visitan y le hacen compañía. Anne se siente muy feliz al comprobar que está rodeada de amigos, y agradece especialmente a Diana y a la señora Allan, quienes la visitan muy frecuentemente. Mientras agosto y septiembre pasan, la niña se siente cada vez más ansiosa por regresar a la escuela y conocer a la nueva maestra.

Capítulo 24. La señorita Stacy y sus alumnos organizan un concierto

El tobillo de Anne está totalmente curado para octubre, por lo que puede volver a clases. La niña ama a su nueva maestra, la señorita Stacy, quien hace que los estudiantes aprendan recitados, escriban composiciones, hagan ejercicio físico cada mañana y aprendan sobre la naturaleza. Cuando el invierno está próximo, la señorita Stacy anuncia a los estudiantes que harán un concierto de Navidad. Anne está muy emocionada con sus roles en el concierto, que incluyen dos recitados y la representación del personaje de Esperanza en una obra de teatro. Anne no para de hablarle a Marilla sobre el concierto, pero como encuentra a su guardiana muy poco entusiasta al respecto, prefiere contarle a Matthew, quien siempre la escucha con sincero entusiasmo.

Capítulo 25. Matthew insiste en mangas abullonadas

Un día, cuando se aproxima el concierto, Matthew ve a Anne ensayando junto a un grupo de amigas y nota repentinamente que hay algo que la diferencia del resto. Al principio piensa que es algo relacionado a sus delicados rasgos faciales, pero tras reflexionar por algunas horas, comprende que la diferencia está en que Anne no está vestida como el resto de niñas de Avonlea. Marilla siempre realiza sus vestidos en colores aburridos y formas simples. Entonces, Matthew decide que le comprará un lindo vestido para regalarle en Navidad.

Al día siguiente, Matthew viaja a Carmody para comprar las telas para el vestido. Cuando suelen comprar en Carmody, siempre van a la tienda de un hombre llamado William Blair, pero como Matthew no quiere ser atendido por una mujer, y allí pueden atenderlo las hijas de William, decide ir a la tienda de Lawson, donde cree que solo trabajan hombres. Para su desencanto, allí también lo atiende una mujer, y esto lo afecta tanto que no sabe ni qué pedir ni cómo hacerlo. Al final, compra un rastrillo y una bolsa de azúcar negra y escapa de la tienda sin la tela para el vestido, y cuando regresa a casa, Marilla está indignada porque el azúcar es de poca calidad.

Matthew comprende entonces que debe hablar con una mujer sobre el vestido, por lo que se dirige a lo de la señora Rachel. La vecina está feliz de poder ayudarlo, ya que ella también piensa que Anne debería usar vestidos más lindos y a la moda. La víspera de Navidad, Rachel tiene el vestido terminado. Marilla, que sabía que Matthew tramaba algo, piensa para sí misma que ahora Anne será aún más vanidosa con aquellas ridículas mangas abullonadas. La mañana siguiente, Matthew le entrega el vestido, y la niña llora de alegría.

Después del desayuno, Anne visita a Diana para desearle feliz Navidad y mostrarle el vestido. Cuando llega, Diana le entrega un regalo que su tía Josephine le envía: un elegante par de escarpines que Anne podrá usar el día del concierto.

El concierto se desarrolla espléndidamente, y Anne se destaca entre todas sus compañeras. Diana le dice a su amiga que sus recitados fueron hermosos y conmovedores, y que vio a Gilbert tomar una flor que se le cayó a Anne de su cabello y guardársela en el bolsillo. Sin embargo, Anne le pide a Diana que no le hable más de Gilbert.

De regreso en Tejados Verdes, Matthew y Marilla charlan sobre lo orgullosos que están con las representaciones de Anne. Matthew entonces dice que deberán comenzar a pensar en la educación de la niña, y que debería ir a la Academia de la Reina una vez que finalice sus estudios en la escuela de Avonlea. Sin embargo, Marilla dice que es muy temprano para hablarle de ello a la niña, que recién cumplirá trece años en marzo.

Capítulo 26. Se constituye el club de cuentos

A Anne le cuesta volver a la normalidad después del concierto de Navidad. Sin embargo, el invierno pasa, llega marzo y es tiempo del cumpleaños de la niña. Anne se siente ya madura con sus 13 años, y se pregunta cómo será su adolescencia. Mientras caminan a la escuela, le cuenta a Diana que está tratando de ser como la señora Allan, la mujer del ministro. Las dos niñas hablan de los hitos del crecimiento, como ser mayor para tener novio o peinarse el cabello hacia arriba, como hacen las jovencitas de 16 o 17 años. Luego, cambian el tema y hablan sobre la escuela. La señorita Stacy les ha asignado una composición sobre una historia imaginada. Anna le cuenta entonces a su amiga el argumento de la historia que ha escrito: un cuento patético y romántico sobre dos amigas que se convierten en rivales, se traicionan y mueren. Diana está sorprendida por la calidad de la historia y envidia la imaginación de su amiga. Anne entonces piensa que sería una idea genial crear un club de cuentos en el que cada participante pueda practicar sus composiciones y escribir historias para leer entre ellas.

Cuando Anne le cuenta a Marilla sobre el club de cuentos, esta le dice que es una pérdida de tiempo que la distraerá de sus lecciones, pero Anne simplemente le contesta que está un poco cansada de que cuando le da sus historias a algún adulto estos se rían en las partes equivocadas, o encuentren los argumentos divertidos más que trágicos.

El club prospera y las niñas envían sus historias a la tía Josephine. Anne cree que está haciendo un bien al levantarle el ánimo a la anciana, lo que demuestra su preocupación por ser una buena persona, como la señora Allan. La mujer del ministro le ha dicho que ella de chica era una niña muy traviesa, y esto le da esperanzas a Anne de que ella también, en el futuro, puede convertirse en una dama buena y respetable.

Capítulo 27. Vanidad y disgusto

Vuelve la primavera a Avonlea y Marilla descubre que esta época del año la emociona; piensa también que es mucho más lindo regresar a una casa que la espera con el fuego ardiendo y el té listo para servirse, pero cuando llega, ve que Anne no ha hecho nada de estas tareas y brilla por su ausencia. Marilla espera hasta la noche a que la niña regrese, cosa que no sucede. Cuando sube al cuarto de Anne a buscar una lámpara, descubre que la niña ha estado allí todo el día, escondida entre las sábanas y con la cabeza tapada por almohadas. Resulta que Anne trató de teñirse el cabello con una tintura que compró a un buhonero, pero en vez de negro, logró un espantoso color verde que la tiene desesperada. Marilla trata de lavarle la cabeza hasta que salga el color, pero la tintura no se quita. Tras una semana en la que Anne no sale a ningún lado, resuelven cortarle el cabello muy corto y solucionar el problema.

Cuando Anne regresa a la escuela causa un gran revuelo, pero nadie conoce la razón del corte, por lo que la niña no lo sufre tanto. Esa noche, cuando le cuenta a Marilla, se da cuenta de que la mujer está con otro de sus dolores de cabeza, por lo que dice que mejor dejará de hablar. Sin embargo, Marilla le contesta que deberá ir a un médico, pero que su charla no le molesta, lo cual, en ella, es mucho decir.

Capítulo 28. Una desgraciada doncella de los lirios

Meses después del episodio del cabello, Anne, Diana y algunas niñas más están jugando en la laguna, representando el poema "Elaine" de Tennyson, que han leído con la señorita Stacy. Anne recibe el rol del personaje principal, Elaine. En el poema, Elaine muere y es enviada río abajo en una barca, por lo que Anne se acuesta sobre el bote de pesca del señor Barry, cubierto con una mantilla vieja, y sus amigas la empujan laguna abajo. Cuando lo hacen, el bote golpea contra unas estacas salientes y luego sigue su curso.

Las otras niñas corren corriente abajo para encontrarse con el bote a la deriva, pero Anne de pronto se da cuenta de que su embarcación se está llenando de agua, porque el golpe ha dejado una rasgadura. Al notar que el agua es demasiada y el bote no llegará a la orilla, Anne reza para que al menos se acerque a uno de los pilotes que están cerca del puente, cosa que afortunadamente sucede. Anne se cuelga del pilote y abandona el bote, que sigue su curso por unos minutos y luego se hunde totalmente, justo frente a la vista de las otras niñas, quienes entonces la dan por ahogada. Las niñas corren a pedir ayuda a los adultos, pero no hay nadie ni en casa de los Barry ni en Tejados Verdes.

Anne, mientras tanto, ve un bote que se aproxima. Para su sorpresa, es Gilbert. El muchacho la ayuda a subirse al bote y la lleva hasta la orilla. Allí, le pide una reconciliación, pero Anne le agradece fríamente por su ayuda y le dice que no es posible que se reconcilien, tras lo cual Gilbert se va remando con furia, no sin antes decirle que nunca más le pedirá perdón entonces.

Mientras lo ve remar corriente abajo, Anne siente un poco de arrepentimiento sobre sus actos, y casi comienza a llorar. Mientras camina hacia la avenida principal, se encuentra con sus amigas, quienes están totalmente aliviadas de verla con vida. Más tarde, cuando Anne le cuenta a Marilla, también le dice que piensa que cada error le da una lección: en este caso, su experiencia cercana a la muerte por ahogamiento le ha enseñado a no ser tan romántica. Sin embargo, cuando Marilla abandona el cuarto, Matthew se acerca a la niña y le dice que no abandone todo romanticismo.

Capítulo 29. Una época en la vida de Anne

Es otoño nuevamente en Avonlea, y Diana se aproxima a Anne mientras esta arrea las vacas de vuelta a Tejados Verdes. La niña tiene noticias importantes: su tía Josephine las ha invitado a visitarla en Charlottetown para ir a una exhibición. Anne piensa que Marilla no la dejará ir, pero la madre de Diana la convencerá de lo contrario. De todas formas, Anne refrena su entusiasmo hasta no recibir la aprobación.

Marilla, quien ha estado haciendo vestidos a la moda para Anne desde el regalo de Navidad, también accede a dejarla ir a Charlottetown. El martes, Anne se despierta temprano y emprende viaje junto a Diana y el señor Barry. Las niñas disfrutan del viaje y una vez en la ciudad, la tía Josephine las recibe y le expresa a Anne lo linda que se ve. Las dos niñas están totalmente fascinadas con la opulencia de la casa de tía Josephine y el miércoles se pasan el día junto a ella en la exhibición. En la feria hay diversas competencias, desde quién ha criado el mayor cerdo hasta quién es el mejor productor de manzanas, y Anne está orgullosa al ver que muchas de las categorías son ganadas por gente de Avonlea que ella conoce. La tía Josephine también las lleva a ver las carreras de caballo, aunque Anne se niega a apostar, puesto que le parece que eso es algo que no podría contarle a la señora Allan y, por lo tanto, algo que no debería hacer. Luego de las carreras, la tía Josephine les da dinero para que consulten a una adivina de la fortuna, quien le dice a Anne que se casará con un rico moreno y que será feliz. Al final del día, las niñas duermen en el cuarto de huéspedes de la tía, aunque Anne encuentra esta experiencia menos emocionante de lo que hubiera esperado, y se da cuenta de que al crecer las cosas pierden su encanto.

El jueves, la tía Josephine lleva a las niñas al parque y luego a un concierto, tras el cual también toman helado y Diana expresa entonces que ella ha nacido para la vida urbana. Después de reflexionar durante toda la noche, Anne llega a la conclusión de que ella no ha nacido para aquella vida, y que está agradecida de ello. El viernes, el señor Barry regresa a buscarlas y las niñas vuelven a Avonlea. Cuando Anne llega a Tejados Verdes, Marilla la espera con pollo asado a modo de bienvenida. La jovencita les cuenta entonces todo lo que ha hecho durante el viaje, pero les dice sinceramente que la mejor parte de todo aquello es estar de vuelta en casa, con ellos.

Capítulo 30. Se organiza el club de la Academia de la Reina

Una tarde de noviembre, Marilla le dice a Anne que la señorita Stacy ha venido a hablar con ella. Anne comienza a hablar y por un buen rato no deja que Marilla le explique a qué ha venido su maestra. Cuando puede hablar, Marilla le dice que la señorita Stacy ha venido a hablar sobre ella, lo que hace que Anne se sonroje y confiese que ha estado leyendo una novela durante la clase de historia. Marilla replica entonces que no es ese el tema que trajo a la maestra hasta Tejados Verdes, sino la propuesta de incluir a Anne dentro del grupo de estudiantes que se prepara para los exámenes de admisión para la Academia de la Reina, institución que forma maestros. Anne dice que ese sería su sueño, pero que no le parece que ellos tengan dinero para pagar por su educación, a lo que Marilla le dice que ella no debe preocuparse por eso. Anne está agradecida y le dice a Marilla que hará lo mejor que pueda para pagarles aquel gesto, a lo que Marilla le recuerda que todavía falta un año y medio para que pueda rendir los exámenes, pero que debe concentrarse en la escuela.

La clase de estudiantes avanzados que se prepara para los exámenes está compuesta por Anne, Gilbert, Ruby, Jane, Josie, Charlie y Moody. Los padres de Diana no pretenden enviarla a la Academia de la Reina, por lo que no está incluida en el grupo, lo que llena de pena a las dos amigas por igual. Anne le cuenta luego a Marilla sobre las profesiones que cada uno de ellos desea, aunque no menciona a Gilbert, como de costumbre. La narradora dice que la rivalidad entre ellos dos era ya bien conocida y que el muchacho ha comenzado a mostrarse igual de frío hacia la pelirroja tras sus disculpas en la laguna. Anne todavía se lamenta por aquel momento, pero como Gilbert ahora la ignora, está demasiado orgullosa como para contárselo a alguien.

El invierno en Avonlea transcurre mientras Anne y sus compañeros se concentran en el estudio. Cuando llega la primavera, la concentración decrece en todos ellos. Pronto llegarán las vacaciones de verano, y Anne le dice a Marilla que dejará sus libros a un lado por todo el verano, ya que es el último verano en que será una niña. La próxima tarde, Rachel Lynde se presenta en Tejados Verdes para preguntar por qué Marilla no ha ido a la reunión del grupo de Socorro, a lo que ella le responde que Matthew se ha estado sintiendo mal del corazón y se supone que no debe hacer ningún trabajo pesado. Marilla y Rachel luego se sientan y charlan sobre lo mucho que Anne ha madurado en esos tres años en Tejados Verdes.

Análisis

La sección comprendida entre los capítulos 23 y 30 está dedicada también al proceso de crecimiento y maduración de Anne, pero se destaca particularmente por el tratamiento del tiempo: mientras que los primeros 22 capítulos están dedicados a los primeros meses de Anne en Avonlea, la narración cambia el ritmo y avanza mucho más rápidamente a partir del capítulo 23. Así, en estos siete capítulos al lector se le presenta el periodo de la vida de Anne comprendido entre sus 11 y sus 14 años: el proceso de escolarización de la niña, hasta su preparación para los exámenes de ingreso a la Academia de la Reina y las relaciones sociales que establece con el resto de compañeros y, especialmente, con su nueva maestra, la señorita Stacy.

En verdad, los personajes femeninos son fundamentales en Anne la de Tejados Verdes, al punto de que las figuras masculinas –a excepción de Matthew –son planas, apenas esbozadas o cargadas de valores negativos (como el profesor Phillips). En capítulos anteriores, la señora Allan se transformó en el modelo de conducta femenina para Anne, y ahora también se sumará al desarrollo de su personalidad el rol fundamental de la nueva maestra de Avonlea.

Con su aparición en el capítulo 24, la señorita Stacy es un personaje importante en la novela. En primer lugar, la relación maestro-alumno que establece Muriel Stacy no tiene nada que ver con la estructura verticalista y de abuso de poder que había caracterizado al señor Phillips. “La señorita Stacy era una mujer brillante y simpática que poseía el feliz don de ganarse y mantener el afecto de sus alumnos y de sacar a la luz lo mejor que había en ellos, mental y moralmente. Anne se abrió como una flor bajo su múltiple influencia y llevó a casa, al admirado Matthew y a la crítica Marilla, un brillante informe de sus progresos en el colegio” (pp. 207-208). Además de fomentar el pensamiento crítico y la imaginación de sus estudiantes, los métodos de la señorita Stacy incluyen el trabajo en la naturaleza, la educación física y la composición de historias, todos elementos que destacan como innovadores para una escuela de pueblo a principios del siglo XX. Esto motiva mucho a Anne, quien ya ama la naturaleza y las historias, y la empuja a sobresalir en la escuela. Los métodos radicales de la señorita Stacy levantan suspicacia entre las personas conservadoras de Avonlea, como puede comprobarse en Marilla, quien desaprueba que la maestra haga perder a los niños en la preparación de un concierto de Navidad, sin imaginar la riqueza pedagógica que puede tener la organización de un evento y la puesta en escena de piezas teatrales y recitados, o en Rachel Lynde, a quien no le gusta que los niños anden subiéndose a los árboles para buscar nidos de aves y estudiarlos.

En su calidad de elemento disruptor de los pensamientos más conservadores y de las estructuras consolidadas de Avonlea, la señorita Stacy funciona como una imagen especular de Anne en muchos aspectos. Como la niña huérfana, la señorita Stacy destaca del resto de la gente en Avonlea y debe trabajar para ganarse su lugar entre esa gente. A su vez, al igual que la niña, la señorita Stacy es un espíritu libre, curioso e individualista. Al final de la novela novela, Anne se convierte en la maestra de Avonlea, en lo que está claramente influenciada por el estilo pedagógico de la señorita Stacy.

Otros dos personajes femeninos que siguen desarrollándose en esta sección son Marilla y Rachel Lynde. A pesar de que Rachel Lynde es presentada como una mujer charlatana y dada a sermonear y juzgar a sus pares, en esta sección se pone de manifiesto que también es sabía y puede empatizar con los problemas ajenos. En capítulos anteriores, sorprende tanto a Marilla como al lector cuando manifiesta que está bien dejar que Anne no vaya a la escuela por un tiempo. Rachel consideraba que si Anne era obligada a ir estando enojada, solo iba a causar más problemas. En esta sección, Rachel concuerda con Matthew al respecto de los vestidos de Anne: la niña debería poder usar hermosos vestidos que la ayuden a encajar en su grupo de amigas. En este sentido, difiere mucho con las ideas de su amiga, Marilla, y así lo manifiesta.

Cuando Matthew acude en su ayuda para regalarle un vestido a Anne, en el capítulo 25, Rachel Lynde se ofrece de buena gana a coserle ella misma un hermoso vestido de mangas abullonadas, totalmente a la moda, y reflexiona para sí misma:

“La manera como la viste Marilla es decididamente ridícula, eso es, y he sufrido por decírselo claramente una docena de veces, aunque he cerrado bien la boca, porque me doy cuenta de que Marilla no quiere consejos y cree que sabe más que yo de criar niños sólo porque es más vieja. Las personas que han criado niños saben que no hay un solo método que convenga a todos los niños. Todos creen que criarlos es tan sencillo y fácil como la regla de tres, pero las cosas humanas no se arreglan con aritmética, y allí es donde está el error de Marilla Cuthbert. Supongo que está tratando de cultivar el espíritu de la humildad en Anne al vestirla como lo hace; pero lo más probable es que fo­mente la envidia y el descontento. Estoy segura de que la niña debe sentir la diferencia entre sus ropas y las de las demás” (pp. 216-217).

Este pasaje pone de manifiesto una comprensión profunda e interesante de lo móviles femeninos por parte de Rachel Lynde. La señora puede comprender el intento que hace Anne por encajar en la sociedad, y sabe que una forma de lograrlo es vistiéndose como sus amigas.

En ese sentido, Rachel desaprueba el estilo austero y simple de Marilla, y critica a su amiga por la forma en la que encara la crianza de Anne. Rachel confecciona un hermoso vestido que Matthew le regala a Anne en Navidad. Esto vuelve a destacar el espíritu bondadoso y servicial de la señora Lynde. Aunque entrometida, rápida para el juicio y para dar su opinión sin que se la pidan, Rachel Lynde es una mujer sabia, sensible y dispuesta a ayudar a sus allegados. Si a esto se le suma su filiación al partido liberal, pero la censura de los métodos de enseñanza innovadores, y la idea de que está bien que las mujeres estudien para ser maestras, pero que no es bueno que vayan a la universidad y realicen estudios superiores, puede decirse que Rachel Lynde es uno de los personajes de mayor complejidad de la novela.

Marilla es otro personaje complejo. Conforme avanza la novela, la mujer desarrolla un amor incondicional por Anne, aunque se guarda mucho de manifestarlo explícitamente. Esto se debe, por una parte, a que en su concepción moral de la vida no hay lugar para la vanidad, y piensa que hacerle cumplidos a Anne y felicitarla por sus logros puede fomentar este sentimiento negativo en ella. Por otra parte, la dura crianza que recibió Marilla y su propia vida confinada a Tejados Verdes, con poco más contacto que el de su hermano y el de Rachel Lynde ha forjado un espíritu duro y poco acostumbrado a las manifestaciones amorosas, por lo que a la mujer se le hace muy difícil expresar sentimientos, más cuando se trata de un amor que nunca antes ha experimentado y que la llena de temor y de confusión.

El inicio del capítulo 27, con la llegada de la primavera, ayuda al lector a comprender mejor la personalidad de Marilla, quien:

“(...) no era dada al análisis subjetivo de sus ideas y sentimientos. Probablemente imaginaba que estaba pensando en sus problemas y en la alfombra nueva para la sacristía, pero bajo esas reflexiones existía una armoniosa conciencia de campos rojos, cubiertos por neblinas de púrpura pálida bajo el sol poniente, de largas, puntiagudas sombras de pinos exten­diéndose sobre la pradera más allá del arroyo; de quietos arces floridos bordeando una laguna cual un espejo; de un despertar del mundo y de un latir de ocultos pulsos bajo la tierra gris. La primavera se desparramaba por el país y el sereno y ya maduro andar de Marilla se hacía más rápido y vivaz a causa de su profunda y prístina alegría” (p. 231).

Este pasaje deja entrever la pureza de los sentimientos de Marilla bajo una capa de represión que se disfraza de pragmatismo: la mujer está acostumbrada a sepultar sus sentimientos y dedicarse a las cuestiones prácticas como la única forma de lidiar con la vida y su entorno.

Sin embargo, esto es lo que Anne cambia en su vida: el espíritu vivaz de la niña, tan proclive a la manifestación expresiva de sus emociones y sus pensamientos derriten poco a poco las capas con las que Marilla ha cubierto sus emociones, hasta hacerlas aflorar hacia el final de la novela. Ya en este capítulo hay un cambio evidente cuando la mujer regresa a su casa:

“Sus ojos observaron afectuosamente Tejados Verdes, que asomaba entre la arboleda, devolviendo los rayos de sol que se estrellaban en sus ventanas en repetidos fulgores de gloria. Marilla, mientras recorría el húmedo sendero, pensó que era realmente agradable saber que hallaría en casa un fuego vivo y chispeante y una mesa bien dispuesta para el té, en vez del ambiente frío que encontraba al regresar de anteriores reuniones en la misión, antes de que Anne llegara a Tejados Verdes” (pp. 231-232).

Sin embargo, todavía deberán suceder muchas cosas en la vida de la mujer para que sus sentimientos puedan aflorar y expresarse con palabras.

Por otra parte, las niñas también manifiestan sus ideas y concepciones en torno a lo femenino. La conversación entre Diana y Anne sobre el cumpleaños de esta última pone en evidencia cómo las niñas están marcadas por las normas de etiqueta y de feminidad que se esperan de ellas a comienzos del siglo XX. Por ejemplo, Diana habla del cabello de Alice Bell, y lo ridículo que le parece que se peine así con 16 años, cuando es una conducta que se espera de una joven de 17. Anne es representada en muchas ocasiones como tradicionalmente femenina, como en lo que respecta a la preocupación que siente por su apariencia física y por sus vestimentas, pero también se hace evidente que no está de acuerdo con algunas de las reglas de feminidad de su época. Por ejemplo, es tan inteligente –o incluso más –que todos los chicos de la escuela, y es arrojada y aventurera, a la vez que no muestra interés en tener citas con otros chicos. Todas estas características la alejan mucho de lo esperado en una niña de la época.

A su vez, el capítulo 26 y la historia de Anne sobre Cordelia y Geraldine es usada por Montgomery para dar lugar a algunos temas en relación con las figuras femeninas y, principalmente, con la concepción de amistad que sostiene Anne. La amistad entre mujeres es central en la historia de Anne, y la amistad entre ella y Diana es un componente central de la obra. El romance, el matrimonio y la traición en el medio de la historia de Anne echan luz sobre los sentimientos conflictivos de Anne en torno a la feminidad y lo que se espera de las mujeres, especialmente su miedo a que Diane se olvide de ella una vez que se haya casado. Finalmente, la historia de Anne terminará con la muerte de una amiga y la locura de la otra, lo que en algún punto recuerda la infancia traumática de la niña y todos los mecanismos que utiliza para poder superarla.

Por último, cabe destacar también como una parte importante de esta sección la relación entre Anne y Matthew. Su actitud siempre positiva y relajada hacia Anne contrasta mucho con sus problemas para socializar con otras mujeres, desde las otras niñas de Avonlea hasta las empleadas de las tiendas en Carmody. Este contraste muestra al lector que hay algo especial en Anne: la niña puede encantar y establecer amistades con cualquiera. Matthew también comprende a la niña mejor que Marilla en muchos aspectos, como se ve en el capítulo 25, cuando se da cuenta de lo mucho que significaría para Anne tener un vestido bonito y con mangas abullonadas, ya que la ayudaría a sentirse parte del grupo conformado por sus amigas, sin esa barrera tan visible que sigue separándola de ellas. Por el contrario, Marilla ha sido demasiado obcecada y moralista como para considerar ese aspecto social de la vestimenta, y lo que puede significar para la huérfana.