Visión de los vencidos

Visión de los vencidos Metáforas y Símiles

"No más con perfidia fueron muertos, no más como ciegos murieron, no más sin saberlo murieron" (Símil) (p. 51)

Cuando los tlaxcaltecas y los españoles llegan a Cholula se valen de su superioridad armamentística y numérica para arrasar la ciudad y exterminar a sus habitantes. Durante la narración de este trágico acontecimiento desde la perspectiva de los Informantes de Sahagún, se utiliza un símil en el que se compara a los cholultecas con ciegos. De esta forma, se manifiesta la rapidez de aquella matanza que no dio tiempo a los fallecidos de comprender lo que estaba pasando. Este símil enfatiza la vulnerabilidad del pueblo atacado y cobra especial relevancia dentro de la idiosincrasia nahua, que condena los ataques sorpresa por violar su ética de combate.

"Se les ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro" (Metáforas y símil) (p. 65)

En esta frase, el narrador destaca la avaricia de los españoles que solo ambicionan el oro. Para ello se vale de dos metáforas, el cuerpo ensanchado y el hambre furiosa, en las que se insinúa lo visceral y fundamental que para los españoles resulta ese metal precioso. Para reforzar la imagen, el narrador agrega un símil en el que los compara con puercos hambrientos, en parte para destacar su voracidad, pero también para destacar lo deshumanizado de su comportamiento.

"La sangre de los guerreros cual si fuera agua corría: como agua que se ha encharcado y el hedor de la sangre se alzaba al aire, y de las entrañas que parecían arrastrarse" (Símil) (p.100)

Durante la matanza en el Templo Mayor, se equipara la sangre derramada de los mexicas con el agua, por su abundancia y los enormes charcos que se forman en el piso. Este símil retrata la crudeza y la violencia de la matanza. Al mismo tiempo, las entrañas de los muertos se personifican en el pasaje mediante el verbo “arrastrarse”. De este modo, se las presenta como criaturas independientes de los cuerpos, lo que refuerza el retrato macabro de la matanza.

"Hubo gran cosecha de cautivos, hubo gran cosecha de muertos" (Metáfora) (p. 141)

Durante el asedio a Tenochtitlan, ambos bandos asesinan a sus enemigos y toman prisioneros a quienes pueden capturar vivos. Desde la perspectiva mexica, estos acontecimientos se toman como parte de un ciclo vital y natural, cuya cosmovisión se expresa a través de esta metáfora en la que los cautivos y los muertos son cosechados como si fueran frutos de la tierra.

"¡Hemos perecido por segunda vez!" (Metáfora) (p. 192)

Una vez perdida la guerra, los mexicas que sobreviven son condenados a una vida de extrema pobreza. La ciudad es saqueada, los alimentos escasean y solo quedan harapos para vestirse. En este contexto, los sobrevivientes que llevaban cargos jerárquicos hablan de una segunda muerte. La primera refiere a la guerra perdida; la segunda, al estilo de vida. A través de esta metáfora desgarradora, se comprende el valor que para los mexicas tiene su cultura, cuya pérdida se equipara a la muerte.