Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión

Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión Temas

El soberano y el pueblo

Uno de los conflictos que Foucault describe en Vigilar y castigar es el del poder soberano contra el poder popular. El soberano es el gobernante de una nación, por lo general, un rey. El pueblo son todos los demás en un país, es decir, la sociedad entera. Tradicionalmente las personas estaban sujetas a un soberano y como sociedad debía cumplir las reglas y direcciones que él impartía. Pero en la modernidad, dice Foucault, la sociedad comienza a tener más poder que el rey. Esto es lo que implica en parte la transición de sociedades monárquicas a sociedades más democráticas, donde el poder pertenece a los ciudadanos en vez de al rey. Esto también implica un cambio en la comprensión del crimen. Antes, un crimen era pensado como la violación del poder del rey; ahora es una violación de la sociedad entera y de las normas sociales que suponen su organización.

La sociedad soberana y la sociedad disciplinaria

En una sociedad soberana, el poder es concentrado por el soberano, que suele ser el rey de una nación. Eso significa que el poder está localizado, pero también que puede ser evadido: lo que el rey no sepa no puede ser castigado. Pero en la sociedad de la disciplina, el poder pertenece al pueblo o a la sociedad entera, y por eso está en todos lados. En lugar de satisfacer al rey, uno debe satisfacer a todo el mundo. Esto sucede a través de la conformación según normas sociales o reglas y expectativas que la gente desarrolla en cómo actúa y se comporta. Estas normas disciplinan a las personas, entrenándolas para actuar adecuadamente.

La diferencia entre criminal y delincuente

Foucault distingue entre el "infractor" y el "delincuente". El "infractor" es identificado a través de la ofensa que cometió. Lo importante, por eso, es la acción que haya realizado. En cambio, un delincuente es identificado como un tipo de persona, alguien con una mala personalidad. Su ofensa es vista como el síntoma de una condición patológica fundamental. Foucault cree que esto fue un cambio en lo que respecta al crimen; pasamos de hablar de criminales a hablar de delincuentes. En el pasado, nos importaban las acciones de los individuos, ahora nos importan los individuos en sí, o creemos que sus acciones son parte de una personalidad que necesita ser reformada. Eso significa que la justicia apunta a transformar integralmente a los individuos, no solamente a castigar las acciones que hayan realizado.

El poder negativo y el poder positivo

En el contexto del poder, Foucault establece una distinción entre poder "positivo" y poder "negativo", sin que esto suponga un juicio de valor de bueno y malo. En ese sentido, el autor habla del poder que agrega o quita algo: el poder es principalmente productivo o destructivo. Lo que le interesa es cómo el poder que puede parecer principalmente negativo también tiene dimensiones positivas. Por ejemplo, el castigo parece negativo: se trata de quitarle algo a alguien de forma de reprimir un mal comportamiento. Es negativo porque apunta a deshacerse de los malos comportamientos. Pero el castigo también apunta a producir buen comportamiento. Para Foucault la sociedad disciplinaria apunta a producir buenos ciudadanos. Ese es el poder de las normas sociales que producen comportamientos alineados con ellas.

El poder de las normas sociales

Para Foucault, el ascenso de la sociedad disciplinaria, en la cual el poder está en todos lados y entrena a las personas para actuar como si estuvieran siendo vigiladas, también marca el ascenso de las normas sociales. En las sociedades soberanas, las reglas suelen estar escritas en leyes: no matarás, por ejemplo. En la sociedad disciplinaria suele haber más reglas, pero también son menos explícitas. Uno debe comportarse de ciertas formas como estudiante en la escuela, pero no todas esas formas están explicitadas. Uno aprende a actuar adecuadamente en parte observando a otros, en parte observando la recepción de los otros respecto de las acciones propias. Lo que importa aquí es el rol de la observación: las normas se refuerzan porque siempre estamos observando a otros y también imaginándonos siendo observados por otros. Este es un tipo de poder, el poder de las normas, que nos propone comparar nuestros comportamientos con el tipo de comportamiento adecuado.

La relación entre conocimiento y poder

Un tema recurrente en Vigilar y castigar, y de hecho en toda la obra de Foucault, es la intersección entre saber y poder. En este libro, al autor le interesa particularmente cómo el ascenso de un nuevo tipo de poder, el disciplinario, está vinculado a nuevas formas de saber. Por ejemplo, la ciencia psicológica estudia y clasifica a los individuos y sus comportamientos "anormales", y esto lleva a nuevas relaciones de poder en las cuales las personas se ven obligadas a actuar "normalmente". A Foucault también le interesa cómo el ejercicio de la disciplina, o el entrenamiento de los individuos, funciona tratando al sujeto como la fuente de saber. El individuo es evaluado y estudiado constantemente en la sociedad disciplinaria, y es esta condición de sentirse constantemente observado lo que lleva a las personas a cambiar sus comportamientos o actuar en sintonía con la forma en que ellos creen que la sociedad quiere que actúen.

La relativización del concepto "progreso"

Otro tema recurrente en Vigilar y castigar es que lo que pareciera representar un progreso desde cierta perspectiva, desde otra puede ser considerado un retroceso. La transformación principal que Foucault describe es el progreso de la tortura al encarcelamiento como forma principal de castigo. Por un lado, esto parece una avance de los derechos humanos, proveyendo un castigo más "humano" que parece más civilizado que la tortura barbárica. Pero Foucault también señala que la cárcel es parte de un sistema mayor donde la gente se ve sujeta a una vigilancia constante. El poder comienza a estar en todos lados, y las normas sociales dan forma a los comportamientos en todo momento. Para Foucault, entonces, es menos útil decir que una sociedad es "mejor" que otra, que el hecho de describir la naturaleza de esa diferencia. En ese sentido, el autor busca describir cómo opera el poder sin asumir que la operación del poder es un "progreso" con respecto al pasado.