Un artista del mundo flotante

Un artista del mundo flotante Símbolos, Alegoría y Motivos

El Puente de las Vacilaciones (Símbolo)

El Puente de las Vacilaciones es aquel que lleva al barrio de placer, y la gente debe atravesarlo para llegar a los bares y las casas de geishas. En principio, su nombre se debe a que los hombres que lo atraviesan muchas veces se detienen a considerar si es mejor pasar una noche de diversión o regresar a sus hogares. Por eso, el Puente de las Vacilaciones se transforma en un símbolo comunitario del dilema interno de los trabajadores, entre elegir la familia o la vida nocturna.

A su vez, el puente tiene una carga simbólica particular para Ono, puesto que lo conecta con su vida como artista y marca la división entre su pasado y su situación actual. Es así que Ono se revela como un personaje dubitativo, y esto se refleja en su modo de narrar, dado que comparte algunos fragmentos de su vida a la vez que oculta u olvida otros. La presencia de un puente con un nombre tan evocador indica que el cruce de Ono es tanto metafórico como literal.

El fuego (Motivo)

A lo largo de la novela, una situación se repite tres veces casi de la misma forma: un hombre mayor, que cumple el rol de padre o maestro, descubre que su hijo o protegido ha estado haciendo arte que considera desagradable. Luego, el hombre mayor destruye las piezas o crea circunstancias que permiten la destrucción de las mismas. La primera situación sucede entre Ono y su padre; luego, entre Ono y Moriyama, y, finalmente, entre Kuroda y Ono. Así, el fuego se erige como un motivo recurrente en la obra, y en cada una de estas escenas es el medio por el que se destruyen las obras de arte, ilustrando así la represión y la censura que los tutores pueden ejercer sobre sus aprendices.

El samurái (Símbolo)

Los samuráis son guerreros japoneses de la época medieval y moderna, que en la novela simbolizan la soberanía y el patriotismo japonés. Cuando Ono descubre a su nieto jugando a ser un vaquero, le sugiere que juegue a ser un samurái, y le explica que es mucho más emocionante. A Ono, los samuráis le recuerdan una versión del Japón independiente, libre de la ocupación estadounidense. En otro momento de la novela, mientras trabaja en su pintura "Complacencia", Ono retrata a un grupo de niños pobres en poses que evocan la figura del samurái. Su significado es que esos niños podrían ser impresionantes, poderosos y dignos de respeto, si no fuera por la falta de poder militar y la carencia de orgullo nacional de Japón. Los samuráis, entonces, no son meros símbolos para el lector, sino que, de hecho, son simbólicos dentro de la conciencia de Ono, y son evocados por él cada vez que busca la visión de un Japón ideal y venerable.

El sake (Símbolo)

El sake es una bebida alcohólica tradicional japonesa, una especie de vino elaborado con arroz. Ono quiere que su nieto Ichiro beba sake por primera vez, porque dicha bebida representa el pasaje a la adultez. Tras probar dicha bebida, Ichiro dejaría de ser niño para convertirse en un hombre. Sin embargo, las hijas de Ono se oponen a que el niño beba alcohol a su edad. Cuando Ichiro detecta que su abuelo se involucra emocionalmente con la situación, le asegura que no hay necesidad de preocuparse. Al parecer, el joven reconoce que el sake es un símbolo importante para Ono, pero para él mismo no forma parte de su resonancia simbólica.

Los vaqueros (Símbolo)

Los vaqueros funcionan como la contracara del símbolo de los samuráis. Estos representan la invasión del poder estadounidense, no solo como ocupación militar, sino también bajo la forma de un consumo cultural que desplaza las prácticas y los símbolos tradicionales de Japón. Ono se siente ofendido y desconcertado por el hecho de que su nieto se interese por estos iconos de la cultura americana, al tiempo que ignora la cultura japonesa. Además, los propios vaqueros están vinculados histórica y simbólicamente a la frontera estadounidense. Por lo tanto, encarnan los ideales estadounidenses de expansión, autosuficiencia y apego a la tierra.