Un artista del mundo flotante

Un artista del mundo flotante Ironía

Las mismas personas que le enseñaron las canciones militares al chico de los Hirayama, luego lo repudian cuando las canta (Ironía situacional)

Durante la Segunda Guerra Mundial, un joven con problemas cognitivos, conocido en el pueblo como el chico de los Hirayama, aprende las canciones militares del ejército japonés y las canta a viva voz por las calles. Cuando Japón pierde la guerra, el chico continúa cantando las canciones que le enseñaron, pero la misma gente que le enseñó dichas canciones ahora lo repudia y lo maltrata.

Cuando Ono le confirma a Shintaro que invitará a la gente que se cruce en la calle al bar de la señora Kawakami, sugiere en realidad que no lo hará (Ironía verbal)

Frente a la crisis que atraviesa el bar de la señora Kawakami, ella y sus dos únicos clientes, Shintaro y Ono, debaten estrategias para hacer llegar nuevos consumidores. Shintaro propone que Ono utilice su influencia para invitar a la gente que se cruce al bar, y así indicarles que el lugar funciona, a pesar de estar en un distrito en el que la mayoría de los negocios están cerrados y destruidos. Ante tal propuesta, Ono responde de forma grotescamente solícita y repitiendo detalladamente el plan de Shintaro, para exponer lo absurdo de su pedido. De esta forma, a pesar de que Ono dice explícitamente que lo hará, está indicando exactamente lo opuesto.

Durante una discusión con Ono, Noriko se refiere a su propio futuro como un asunto banal, aunque verdaderamente indica lo contrario (Ironía verbal)

El día del miai de Noriko, mientras ella y su padre se preparan en la casa, este último hace una broma respecto del tiempo que ella demora en prepararse para el evento. La broma no es bien recibida y se convierte en una discusión cuando Noriko le recrimina, por el contrario, el poco tiempo que él le dedica a su preparación. En ese momento, ella dice comprender que Ono no tenga tiempo para algo tan banal como el futuro de su propia hija, lo cual es un comentario irónico, con la intención de agredir a su padre por las bromas realizadas. Para el lector resulta evidente que a Noriko no le resulta banal su propio futuro, y, por tal motivo, dedica tanto tiempo a su reparación para el miai.

Aunque Ono dice no preocuparle su estatus social ni la opinión de las demás personas, a lo largo de la novela intenta determinar cuál es su reputación y se refiere constantemente a ella (Ironía situacional)

Durante la novela, Ono repite que no está interesado en cuestiones relacionadas con el estatus social o la reputación que pudo haber tenido en el pasado o tiene en el presente. Un ejemplo de esto tiene lugar cuando, al inicio del relato, menciona a la familia Miyake y su arrepentimiento de casar a Jiro con Noriko durante las negociaciones matrimoniales. Ono adjudica dicha decisión a la diferencia de estatus entre las dos familias, considerando que la suya está mejor posicionada. En dicha ocasión, Ono le quita importancia al tema: "Para mí, el problema de la posición era irrelevante. No soy de los que se preocupan por ese tipo de cosas. De hecho nunca he sido demasiado consciente de mi situación social" (p. 24). La ironía radica en que, a la vez que se muestra despreocupado por su reputación, toda la narración y los hechos de la historia giran en torno a ella, y Ono menciona constantemente las opiniones que el resto tiene de él.