Tirano Banderas

Tirano Banderas Resumen

La novela se inicia con el criollo Filomeno Cuevas organizando a las peonadas para el levantamiento armado que efectuarán esa noche sobre Santa Fe de Tierra Firme, durante las ferias de Santos y Difuntos. Lo acompaña el General Domiciano de la Gándara, quien le aconseja respecto de estrategias militares.

En el convento de San Martín de los Mostenses, el Presidente Don Santos Banderas, conocido como Tirano Banderas, recibe a una delegación de la Colonia Española, liderada por Don Celestino Galindo, quien felicita a aquel por su accionar contra los revolucionarios. Enterado de que el Cuerpo Diplomático planea un repudio a su gobierno, el Tirano le pide a Celestino que convenza al Ministro de España de orientar al Gobierno de España respecto de los peligros que la Revolución conlleva para la Colonia y para los intereses económicos de los españoles radicados en esta región de América. Pero en la reunión con el Ministro, Barón de Benicarlés, este se toma mal la intromisión y ordena a Celestino que los españoles de la Colonia permanezcan neutrales, dejando actuar libremente a la diplomacia.

Más tarde, el Tirano juega al juego de la ranita, mientras de fondo se escuchan los fusilamientos de los revolucionarios detenidos. Doña Lupita, vendedora de bebidas y comidas, presionada por el Tirano, denuncia que el coronel Domiciano de la Gándara, borracho, le rompió varias copas y no las pagó. Santos Banderas ordena a sus funcionarios que decidan sobre el futuro del coronel Domiciano de la Gándara, y el tribunal (conformado, entre otros, por Nacho Veguillas y el Mayor Abilio del Valle) decide detenerlo y castigarlo por su delito.

En el Circo Harris, se lleva a cabo un acto opositor al gobierno del Tirano, liderado por Roque Cepeda. Sánchez Ocaña diserta sobre la voluntad de la Revolución por lograr la igualdad entre los hombres, para lo cual hace falta liberar al indio de las condiciones de opresión heredadas de la colonización. Desde un balcón del Casino, Don Celestino y otros españoles observan la multitud y celebran que Santos Banderas respete la libertad de opinión al aceptar que ese acto se lleve a cabo. Entre la plebe que asiste, se filtran espías de Banderas y miembros de su policía, que terminan reprimiendo a los manifestantes.

Luego del acto, el Jefe de Policía, López de Salamanca, anuncia a Santos Banderas que ha detenido a Roque Cepeda, y Banderas le dice que no tema excederse con él. Además le anuncia que, producto de su espionaje, detuvo a un joven homosexual, Currito Mi-Alma, sospechado de mantener una relación con el Ministro de España. Satisfecho, el Tirano le pide que amenace al Ministro con difundir su secreto si él no suspende sus asuntos con el Ministro inglés; Banderas sabe que el Ministro inglés planea un complot para intervenir en la minería y finanzas de la República, y es una mala influencia para el Ministro español.

En una habitación del Congal de la Cucarachita, Lupita la Romántica y Nacho Veguillas reposan desnudos en una cama y ella logra adivinar a través de Nacho, con sus dotes de médium, cuáles son las intenciones del Tirano respecto de Domiciano. Contra la voluntad de Veguillas, que teme que se lo acuse de traición, Lupita da aviso a Domiciano, el cual se da a la fuga. Nacho va tras él y entran a una casa, donde encuentran a un joven estudiando; el Coronel de la Gándara se escapa por su ventana y enseguida entra el Mayor Abilio del Valle, que detiene a Veguillas y al estudiante.

Mientras, Domiciano visita a un indio que le debe favores llamado Zacarías y le pide que lo ayude a huir. A cambio, Domiciano le regala un anillo a la mujer de Zacarías para que ella consiga dinero para alimentar a su bebé. Pero en la casa de empeños, Quintín Pereda identifica el anillo de Domiciano y acusa a la mujer de haberlo robado; mediante amenazas, la convence de vendérselo a un precio muy bajo. Enterado de que la policía de Banderas busca al fugado Domiciano, Pereda denuncia el presunto robo de la mujer de Zacarías al coronel. La policía de López Salamanca allana la casa del indio y detiene a su mujer, dejando abandonado a su bebé.

Entretanto, Zacarías conduce a Domiciano hasta la casa de Filomeno Cuevas, con quien acuerdan volcarse a las filas revolucionarias. Mientras planean un levantamiento para derrocar al Tirano, Zacarías vuelve a su casa y encuentra al cadáver de su hijo, comido por los chanchos. En venganza, Zacarías va a la casa de empeños y asesina al empeñista, ahorcándolo con una soga.

En la cárcel, Veguillas y el estudiante conocen a muchos revolucionarios, detenidos allí con pena de muerte, y temen por sus vidas. Entre los detenidos están Roque Cepeda y Sánchez Ocaña. Pronto acude a la cárcel el Presidente, para disculparse con Cepeda, con falsa preocupación, por haberlo detenido, y le anuncia que será liberado.

Por otro lado, el Barón de Benicarlés se entera de que el Tirano sabe de su vínculo amoroso con Currito Mi-Alma, y planea adelantarse al chantaje del Tirano con alguna estrategia. Cuando recibe la visita de Don Celestino, el Ministro subestima la gravedad del asunto y trata el tema con toda naturalidad. A continuación, se reúne el Cuerpo Diplomático. Movidos más por intereses económicos que por convicciones morales, los ministros se pronuncian en contra de las violaciones de los derechos humanos del gobierno de Santos Banderas y acuerdan firmar una nota en la que instan al Presidente Banderas a actuar conforme a la ley. Sin embargo, saben que el Tirano no sentirá la presión de cumplir, pues es consciente de que las autoridades extranjeras temen más a la Revolución que a su gobierno.

Hacia el final, el Tirano recibe una visita de Roque Cepeda. El Presidente, argumentando que la nota del Cuerpo Diplomático amenaza la independencia de la República, le ofrece una tregua en su enfrentamiento. Roque Cepeda parece aceptar, y el Tirano se alegra de que sus intenciones ocultas se cumplirán. Pero más tarde, sorpresivamente, siente una multitud de fusiles e incendios a lo lejos, y comprende que debe prepararse para el enfrentamiento armado. Ve frustrado así su deseo de caer por sorpresa sobre la ciudad revolucionaria e imponer un castigo sangriento. Organiza a sus guerrillas, pero estas están desanimadas, y de a poco sus soldados comienzan a desertar y a volcarse a las filas revolucionarias. Dolido por la traición y convencido de que no hay escapatoria, Santos Banderas se dirige a la habitación donde mantiene guardada a su hija loca y la mata a puñaladas. Luego sale a la ventana, donde muere acribillado. Su cabeza es exhibida por los revolucionarios durante varios días y su cuerpo, descuartizado, es repartido entre varias ciudades de la República.