Tartufo

Tartufo Resumen y Análisis Acto II

Resumen

Escenas I-II

El segundo acto comienza cuando Orgon le pregunta a Mariana cuáles son sus sentimientos hacia Tartufo. Ella le responde que solamente dirá lo que su padre quiera oír. Entonces Orgon se lanza a hablar acerca de las virtudes de Tartufo y, luego, le dice a su hija que va a casarse con este en lugar de Valerio.

En medio de esta conversación, Dorina entra en escena y escucha en silencio hasta que, finalmente, interrumpe y le dice a Orgon que escuchó el ridículo rumor de que Mariana y Tartufo están comprometidos. Cuando Orgon afirma que no es un rumor, Dorina replica que no puede ser, ya que él nunca casaría a su hija con un pordiosero. Orgon le retruca que, si Tartufo es pordiosero, lo es por elección propia, y que además él lo va a elevar a la categoría de gentilhombre. Entonces Dorina cambia su argumentación: Tartufo no puede ser gentilhombre, ya que eso es vanidoso, y un hombre espiritual no debe tener esta cualidad negativa. Además, le sugiere que, debido a la diferencia de edad, Mariana va a terminar siéndole infiel a Tartufo.

Enojado, Orgon le dice a Dorina que se vaya, y luego intenta consolar a Mariana hablándole acerca de la felicidad que va a vivir junto a Tartufo en su matrimonio. Dorina se niega a irse y, cómicamente, continúa peleando con Orgon, lanzando frases indirectas e irónicas. Finalmente, Orgon le exige que no hable más y ella parece hacerle caso. Sin embargo, continúa allí, discutiendo de manera pícara. Orgon le informa a Mariana que su decisión es definitiva y, harto de Dorina, se marcha.

Escena III

Después de que Orgon se va, Dorina le suplica a Mariana que enfrente a su padre y le exija que le permita casarse por amor con Valerio. Aunque le resulta difícil la idea de discutir la decisión de Orgon, Mariana se conmueve al pensar en su amado. Entonces, Dorina, para darle coraje, se burla de ella, e irónicamente habla de lo maravilloso que va a ser el matrimonio entre Mariana y Tartufo. La joven, triste y cansada de las burlas, amaga a irse, pero Dorina la detiene, prometiéndole que ella va a ayudar a defender el amor verdadero de los amantes.

Escena IV

Entra Valerio en escena e inmediatamente pregunta si es cierto el rumor acerca del compromiso entre Mariana y Tartufo. Mariana le dice que sí, y le pide un consejo acerca de qué debe hacer con la situación. Valerio se ofende y, entonces, le responde que lo que debe hacer es casarse con Tartufo. Entonces ella también se ofende y le dice que seguirá su consejo. Así, continúan discutiendo cómicamente, cada uno intentando demostrar que no le importa la ruptura del compromiso entre ambos.

Dorina, exasperada por esta tonta discusión, interfiere para ponerle fin. Los obliga a tomarse de la mano y a admitir que se aman. Luego, le pide a Mariana que acepte la propuesta de su padre, pero que busque argumentos para posponer la boda. De ese modo tendrán tiempo para armar un plan con el que, precisamente, logren cancelar el compromiso.

Análisis

Si bien Tartufo es, sin dudas, el gran personaje villano de la obra, Orgon también es sumamente peligroso, ya que es a través de su poder sobre la familia (manipulado por Tartufo) que se produce el caos. Es decir, Tartufo es el cerebro del mal y Orgon es su ejecutor, su arma. La idea fundamental aquí es que un hipócrita puede arrasar con aquellas personas que no tienen suficiente control sobre sí mismos y dependen de la fe en otros, como Orgon.

El gran alcance que tiene el poder de Orgon aparece representado de forma evidente en este segundo acto, a través del modo en que controla a su hija Mariana. Su poder es tal que no solo exige que ella esté de acuerdo con su decisión de casarla con Tartufo, sino que también le exige que esté feliz por tal decisión. Es decir, no solo pretender tener el control de las acciones de su familia, sino también de sus sentimientos.

Lo interesante es que Orgon no justifica dicho control, dicha autoridad, basándose en su propia superioridad moral, sino en la superioridad moral de Tartufo. Es decir, Orgon no exige ser el centro de atención, sino que Tartufo lo sea; no antepone su propia salud y bienestar en pos de sus hijos y su familia, sino en pos de Tartufo. En definitiva, lo que hace Orgon es duplicarse en la figura de Tartufo. Por eso no puede ver a través del disfraz de este, porque Orgon, de alguna manera, creó ese disfraz, y también se disfrazó con él. Recién cuando se da cuenta de que Tartufo tiene una voluntad que no coincide realmente con la suya es capaz de salir de esa duplicación, y advertir la hipocresía de este.

Ahora bien ¿por qué le sucede esto a Orgon con Tartufo? Dorina afirma que él, antes de conocer a Tartufo, gobernaba su casa de manera absolutamente racional. La obra no se encarga de dilucidar dicho motivo, aunque puede pensarse que la pobreza espiritual de Orgon lo llevó a admirar de ese modo a Tartufo hasta perder el juicio y quedar cegado por él, como si hubiese encontrado un dios que necesitaba desesperadamente.

Otra teoría que se puede pensar es que Orgon, al igual que Madame Pernelle, temía por la integridad de su familia. Su hijo es impulsivo e irracional, Mariana carece de fuerza y voluntad propia, y Cleante tiende al ateísmo y al “librepensamiento”. Entonces Tartufo apareció en la vida de Orgon como la figura moral que podía poner orden en todos los asuntos familiares que a él lo desbordaban.

Ahora bien, más allá de Orgon, el personaje más fuerte de este acto es, sin dudas, Dorina. Su valentía y su entereza se demuestran en el modo en que enfrenta sin miedo a Orgon pese a ser la sirvienta de este. Incluso, demuestra tanta entereza que Orgon parece temerle. No puede realmente discutir con ella, mientras que ella se burla de él, y no respeta su orden de quedarse en silencio. Así como en el primer acto Dorina se enfrenta con Madame Pernelle, aquí lo hace con Orgon, amparada en ser alguien que no debe respetar los mandatos sociales de cortesía, como lo deben hacer los miembros de la familia. Es típico en las comedias de Molière que los personajes con mayor libertad para decir lo que piensan sean aquellos que no están atados a dichos mandatos, aquellos que, por lo tanto, no pueden ser juzgados severamente. Estas personas son las que pertenecen a una clase social más baja.

Además de mostrar valentía, Dorina da cuenta de su sabiduría en la escena cómica entre los amantes. Es ella quien comprende la tontería que hay detrás de la discusión entre Mariana y Valerio, y quien los une con palabras sencillas y precisas. En definitiva, en este acto se demuestra que la sabiduría de Dorina es tal que puede comprender tanto las particularidades de este amor casi infantil como las oscuras fuerzas de la manipulación. Puede comprender a la perfección lo sensible y lo racional. Puede, entonces, ser el personaje que encuentra el equilibrio necesario para solucionar el conflicto de la obra.