Relato de un náufrago

Relato de un náufrago Resumen y Análisis La historia de esta historia

Resumen

García Márquez presenta el contexto de escritura y publicación del libro. Al respecto, menciona que se trata del relato minucioso de un marinero que sobrevive una semana en el mar, luego de caer de su embarcación por un accidente. El hombre viaja en el destructor “Caldas”, un barco de guerra que regresa de Mobile, Estados Unidos, hacia Cartagena, Colombia. Durante el viaje por el mar Caribe, una tormenta arroja a una parte de la tripulación al mar, siendo Luis Alejandro Velasco el único sobreviviente y, por ende, el protagonista de la narración.

En este prólogo, el autor explica que el marinero se transformó en un héroe, pero que la constante exposición en los medios y la utilización de su imagen con fines comerciales hizo que la gente perdiera interés en su figura. Un día, Luis Alejandro se acerca al periódico donde trabaja García Márquez, El espectador, para que publiquen su historia, de modo que Relato de un náufrago es el producto de una serie de entrevistas entre estos dos hombres. La publicación en el diario se realiza en catorce episodios, publicados en catorce días sucesivos, y genera un gran revuelo, porque devela una serie de mentiras que el gobierno militar de Rojas Pinilla intenta ocultar: que los militares utilizaron un destructor como barco de carga, por lo que el accidente fue producido por el sobrepeso y no por una tormenta, como cuenta la versión oficial de los hechos, y finalmente, que se trató de una carga ilegal, de contrabando. La revelación de la verdad deja a Velasco sin trabajo en la Marina y tiene por consecuencia la clausura del diario El espectador. García Márquez, al quedar en la mira del gobierno, decide exiliarse del país.

Análisis

Relato de un náufrago es un texto producido bajo un doble vínculo entre periodismo y literatura: aparecido primero como una crónica por entregas periódicas en 1955, es publicado como libro en 1970, una vez que su autor, Gabriel García Márquez, salta a la fama internacional gracias a su más aclamada novela, Cien años de soledad. Al igual que muchas otras crónicas que aparecen primero en entregas periódicas y luego son publicadas en formato libro, Relato de un náufrago no logra calificarse definitivamente ni dentro del campo literario ni del periodístico.

En verdad, al tener el libro por primera vez entre las manos, no es raro que el lector contemporáneo se pregunte si la historia que se narra en sus páginas es un episodio ocurrido realmente a su protagonista o una obra de ficción creada por uno de los mayores exponentes del realismo mágico latinoamericano. Esto sucede, como veremos a lo largo de todo el análisis, por la estructura y el estilo del relato, así como también por la maestría narrativa con la que García Márquez recupera la voz del náufrago y la plasma en su relato.

Desde su publicación como libro en 1970, el relato está acompañado por un prólogo titulado “La historia de esta historia”, en el que Gabriel García Márquez explica al nuevo lector el contexto en el que escribe y publica su crónica en 1955. Dicho paratexto aporta datos sobre el protagonista de la historia, Luis Alejandro Velasco, que contradicen la imagen que se había dado de él en 1955, y menciona qué fue de él pasados quince años de su naufragio. Además, Gabriel García Márquez enfatiza la importancia que tuvo la historia en 1955 para la caída de la dictadura militar que aquejaba a Colombia, y explica también que el diario en el que trabajaba como periodista, El espectador, fue clausurado como consecuencia de la publicación, y que él mismo tuvo que exiliarse en París poco tiempo después.

Tal como se indica en el prólogo, Guillermo Cano, el director del diario, encomienda a García Márquez que entreviste a Luis Alejandro Velasco con el objetivo de publicar luego el relato en entregas periódicas. Tras veinte sesiones de seis horas cada una, García Márquez reúne la información necesaria para proceder a la escritura del relato, y entonces comienza a trabajar con Guillermo Cano en la estructura que le darán al texto. Al respecto, el autor cuenta que en sus entrevistas con Velasco no utilizó una grabadora, sino que tomó notas en numerosos cuadernos y se concentró en la forma en la que el náufrago contó su historia, en la cadencia de su voz y en los matices de su tono, para poder luego plasmar en su texto la voz del protagonista. A su vez, García Márquez destaca en numerosos encuentros con la prensa a lo largo de los años que Velasco demostró en aquellas sesiones un don particular para construir su relato: aunque en los primeros días las informaciones se presentaron de forma desordenada, y fue difícil para el periodista comprenderlas completamente, esto cambió con el paso de los días, y el autor logró sacar en limpio un relato lleno de detalles, sin contradicciones ni puntos oscuros, que le permitió luego escribir su texto sin grandes dificultades.

Como el relato se publicaría en formato de folletín, dividido en catorce entregas diarias, García Márquez elabora un guion y resuelve que la historia comience por los últimos días de Velasco en tierra firme, durante los ocho meses que el destructor “Caldas” pasó allí, y termine con el marinero aclamado por una muchedumbre en Cartagena. A partir de ese momento, los lectores ya podrían continuar con el hilo de la historia por su cuenta, gracias a todos los artículos publicados en los últimos meses.

Como el gobierno militar de Rojas Pinilla está satisfecho con el éxito de la historia que el náufrago ha tenido, permite la publicación periódica de El Espectador, que se agota rápidamente en los quioscos. Sin embargo, tras la publicación del capítulo II, las autoridades se ponen en alerta, puesto que allí se contradice por primera vez la historia oficial: no es una tormenta lo que produce la caída al mar de los ocho marineros, sino el exceso de carga que lleva el acorazado: se trata de electrodomésticos que el buque está ingresando al país de contrabando. Debido al número creciente de lectores del folletín, los militares no se atreven a censurar su publicación, pero tratan de desmentir la revelación del accidente mediante un comunicado oficial. Una vez publicados los catorce capítulos, la historia aparece completa en un suplemento especial, acompañada de fotografías reunidas por García Márquez en las que se puede comprobar la existencia de contrabando.

Ante esta nueva publicación, los militares intentan sobornar a Velasco para que desmienta la historia publicada por El Espectador; al no aceptar los sobornos, Velasco es expulsado de la marina, y el diario El Espectador es clausurado. Al poco tiempo, el mismo García Márquez debe exiliarse para evitar la persecución.

Puede pensarse en la crónica periodística como en un tipo textual que repone información sobre hechos ocurridos en un periodo de tiempo determinado, desde la voz de un cronista que los ha vivido como testigo, como investigador e incluso como protagonista, y que, al mismo tiempo que los narra, los analiza e interpreta. En este sentido, la crónica se aleja de la noticia periodística, puesto que no intenta cubrir la novedad, sino que vuelve sobre algún hecho importante, famoso o de un interés particular y se detiene para observarlo minuciosamente, reflexionar en torno a él y volver a narrarlo desde una nueva óptica. Así, muchas noticias recuperan la historia de Luis Alejandro Velasco al momento de producirse, mientras que el relato de García Márquez aparece meses después, y no busca ya la novedad del evento, sino que propone una nueva mirada sobre dichos acontecimientos.

Otro rasgo fundamental de la crónica periodística tradicional es su intención de comprender cómo ha sucedido un evento determinado y acercar a los lectores la verdad sobre dicho evento. En este sentido, Gabriel García Márquez enfatiza en su prólogo su intención de presentar la verdad nunca antes publicada: que el accidente no se produjo debido a una tormenta, sino por el exceso de carga de contrabando que llevaba el acorazado: “Esa revelación implicaba tres faltas enormes: primero, estaba prohibido transportar carga en un destructor; segundo, fue a causa del sobrepeso que la nave no pudo maniobrar para rescatar a los náufragos, y tercero, era carga de contrabando: neveras, televisores, lavadoras” (p. 11).

Al publicar esta verdad, el reportaje de García Márquez se convierte en una denuncia pública que aporta pruebas sobre el engaño cometido por el gobierno militar de Rojas Pinilla. Con todo ello, si bien Relato de un náufrago presenta rasgos propios de las obras literarias, es innegable que su autor ponderaba su función social al utilizarlo como vehículo para desenmascarar la corrupción del gobierno militar y revelar ante la población colombiana la verdad que los militares se habían encargado de ocultar.

Todas estas informaciones, que García Márquez reúne en el prólogo que acompaña a la publicación de 1970, sirven, entonces, para recuperar el valor fundamental que Relato de un náufrago tuvo en la sociedad colombiana de 1955 y en la desestabilización del gobierno de Rojas Pinilla. Así, queda claro que, en este caso, el valor periodístico y el literario son igual de importantes a la hora de ponderar la calidad de esta crónica.