Poemas de William Blake

Poemas de William Blake Símbolos, Alegoría y Motivos

El negro y el blanco (Símbolos)

En "El pequeño niño negro", William Blake carga contra la discriminación racial dominante en su época, postulando que, ante los ojos de Dios, todos somos iguales. Sin embargo, Blake no puede escapar de ciertas presunciones sociales y termina utilizando el color blanco como símbolo de pureza y el negro como símbolo de corrupción. Dice el niño negro:

Mi madre me alumbró en el sur salvaje,
Y soy negro; pero, ¡ay!, mi alma es blanca;
Como un ángel blanco es el niño inglés,
Pero yo soy negro, como si despojado de la luz ("El pequeño niño negro", p. 43).

En estos versos, el niño negro da por hecho que su color es algo malo y se apresura a aclarar que su alma es blanca.

El cordero (Símbolo)

El cordero es un símbolo recurrente en la obra de William Blake. Simboliza la inocencia, la pureza y la bondad. Este símbolo tiene una gran importancia dentro del cristianismo. De hecho, Jesucristo es considerado el "cordero de Dios".

Blake utiliza este símbolo varios poemas. Por ejemplo, en "El cordero" se dice:

¿Quién te creó? Corderito,
¿Sabes tú quién te creó?
¿Te dio vida y alimento
En el prado, en el arroyo;
Te dio un manto delicioso,
De lana tan suave y blanca;
Que voz tan tierna te dio,
Que alegra todos los valles? (p. 41).

También lo encontramos en "A la estrella del atardecer":

Pronto, muy pronto,
Te retiras; entonces el lobo se enfurece,
Y el león mira iracundo en el oscuro bosque:
Los vellones de nuestros rebaños se han cubierto
De tu rocío sagrado: protégelos con tu magia (p. 29).

En este segundo poema, Blake no menciona directamente a los corderos, pero alude a ellos al hablar de los vellones del rebaño.

Las lanzas y los escudos (Símbolo)

En el poema "El ángel", la voz cuenta que en su juventud tuvo un ángel amoroso (Cupido) junto a ella. Sin embargo, asediada por los mandatos de la razón, la voz lírica lo despreciaba una y otra vez, hasta que el ángel se alejó de su lado. Entonces, decidió protegerse definitivamente del amor usando "lanzas y escudos". Estas lanzas y escudos simbolizan a la razón, enemiga primordial del amor y los sentimientos, y aliada de los temores:

Entonces desplegó sus alas y huyó;
Sonrojóse la mañana con un suave rojo;
Enjugué mis lágrimas y armé mis temores
Con miles de lanzas y escudos (p. 89).

Las estaciones (Símbolos)

Dentro de la obra de Blake, las estaciones del año aparecen de manera recurrente simbolizando diferentes emociones y estadios. La primavera simboliza la alegría y la vitalidad; el verano, el deseo y la pasión sexual; el otoño, el envejecimiento; y el invierno, finalmente, simboliza la muerte.

Como ejemplo, he aquí unos versos del poema que Blake le dedica "A la primavera":

¡Oh tú, con bucles húmedos de rocío, que miras
A través de las claras ventanas de la mañana, vuelve
Tus ojos angélicos hacia nuestra isla occidental,
Que está llena de coros saludando tu arribo, oh Primavera!

(...)

Oh, vístela con tus encantadores dedos; derrama
Tus besos tiernos en su seno; y posa
Tu corona dorada sobre su lánguida cabeza,
Cuyas trenzas modestas fueron hechas para ti (p. 27).

La oruga y la mosca (Símbolos)

En el poema "La esencia del Hombre", Blake presenta al miedo como un producto de los mandatos religiosos. El yo lírico afirma que el hombre atemorizado llora a causa de sus "santos temores" y de esas lágrimas nace un árbol. De ese árbol, a su vez, nace el fruto del engaño. La oruga y la mosca se alimentan de dicho fruto. Tanto la oruga como la mosca funcionan aquí como símbolos de la iglesia católica y sus funcionarios. Para Blake, estos infunden el miedo desde la religión con el fin de aprovecharse de la debilidad de los feligreses:

Él se sienta con temores santos
Y humedece el suelo con lágrimas:
Entonces la Humildad echa raíces
Debajo de sus pies.

Pronto se extiende la sombra lóbrega
Del Misterio sobre su cabeza

Y la Oruga y la Mosca
Se nutren de Misterio (pp. 97-99).