Poemas de Alejandra Pizarnik

Poemas de Alejandra Pizarnik Resumen y Análisis "Vagar en lo opaco"

Resumen

Desde el principio hasta el final del poema, el yo lírico describe sus propias pupilas otorgándoles distintas características.

Análisis

En este poema, perteneciente al primer libro de la autora, La tierra más ajena, aparece con mucha claridad uno de los temas fundamentales de la poética de Pizarnik, el sinsentido de la existencia, así como uno de sus motivos más frecuentes: la ajenidad del propio cuerpo.

Para comenzar el análisis es importante aclarar que, aunque en ningún verso aparece ninguna marca textual que nos marque el género del yo lírico, teniendo en cuenta toda la obra de Pizarnik (donde la voz es siempre la de una mujer) se puede afirmar que la voz del poema es femenina.

El poema está compuesto a través de una estructura simple y repetitiva: los once versos que conforman la única estrofa comienzan con “mis pupilas”, y luego aparece el adjetivo o la metáfora que las caracteriza en dicho verso. Esta repetición obsesiva de la voz para describir una parte de su propio cuerpo demuestra, en principio, un problema en la relación del yo lírico, precisamente, con su cuerpo. ¿Por qué reflexionar una y otra vez sobre algo que es tan propio como nuestros ojos? Así como lo usual en la poesía es describir los ojos de la amada y, a través de esta descripción, intentar comprender lo que se esconde detrás de ellos, aquí la voz poética insiste en hablar sobre sus propias pupilas como si quisiera comprender qué se esconde detrás de ellas. El cuerpo de la protagonista del poema es ajeno a ella misma. Es como si, a través de esta descripción repetitiva, ella intentara conocerse.

Si bien en el momento en el que Pizarnik compone este poema, su relación con el surrealismo aún no es tan profunda como lo será después, aquí se nota la influencia de dicho movimiento en la composición del poema. Uno de los ejercicios de escritura del surrealismo consiste en lograr el extrañamiento, es decir, no reconocer aquello que nos es familiar para poder, entonces, descubrir qué hay oculto detrás de esa familiaridad. Repetir una palabra insistentemente, como lo hace aquí la voz lírica con las pupilas, es una de las fórmulas para lograr el extrañamiento. Esto refuerza lo dicho previamente acerca de que lo que intenta lograr la voz del poema es conocer qué hay más allá de sus pupilas, dentro de ella; intentar reconocer que su cuerpo no es ajeno sino de ella. Sin embargo, verso tras verso, lo que la voz descubre es que no puede encontrar nada. El verso “mis pupilas sensibles rigidez de lo desconocido” (p.18) es muy claro al respecto.

Hasta aquí nos concentramos en el motivo de la ajenidad del propio cuerpo. Ahora bien, al enfocar el análisis en aquello que la voz va afirmando acerca de sus pupilas aparece con claridad el otro gran tema del poema: el sinsentido de la existencia. El poema comienza con el verso “mis pupilas negras sin ineluctables chispitas” (p.18). Ya desde el principio, a través de la metáfora de las chispitas, la voz afirma que sus pupilas no tienen alegría, no tienen vitalidad, no tienen “chispa”. Esto se refuerza más adelante con los versos: “mis pupilas redondas disco rayado/ mis pupilas graves sin quiebro absoluto” (p.18). El disco rayado hace referencia a un disco musical que se repite una y otra vez, sin avanzar en la belleza de la música. Es como si las pupilas de ella no tuvieran emoción alguna, ya que, más allá de lo que vean, es como si vieran siempre lo mismo. Por eso, no hay “quiebro absoluto”. Están vivas, pero es como si fueran las pupilas de una persona muerta.

En la poesía, los ojos son tomados metafóricamente como “la ventana del alma”. Si aplicamos esa metáfora en este caso, podemos afirmar entonces que el alma de ella está muerta en vida, encerrada en una existencia sin sentido. El poema termina con una metáfora que refuerza esta sensación: “mis pupilas oscuras piedras caídas” (p.18). Sus pupilas son piedras, es decir, de nuevo, no tienen vida. Aún más, son piedras que cayeron, que no se sostuvieron en su lugar, que no tienen vigor, que se destruyeron. Podría decirse que son, incluso, piedras muertas.