Poemas de Alejandra Pizarnik

Poemas de Alejandra Pizarnik Resumen y Análisis "La enamorada"

Resumen

La voz poética, en este caso identificada como “alejandra”, reflexiona acerca de estar en soledad, sin su amado. Luego recuerda el final de la relación y narra el absurdo sufrimiento que le quedó al estar sin él.

Análisis

Como en toda la obra de Pizarnik, en este poema el amor no aparece con felicidad ni placer, sino en relación con la ausencia y la imposibilidad de vivirlo. Estas dos últimas características negativas le otorgan al tema del amor, en la poesía pizarnikeana, un matiz único que lo distingue de la poesía clásica, en la que el yo lírico suele sufrir el desamor como si fuera lo más importante de la vida. En la poesía de Pizarnik, el amor es un sentimiento absurdo que le da la ilusión a la voz poética de que vale la pena vivir -otro sentimiento absurdo-. Si en toda la obra de la poeta la voz está inmersa en el sinsentido de la existencia, en los poemas en los que aparece el amor, ella lamenta abandonar la certeza del sinsentido y caer en la tonta ilusión de poder vivir felizmente. Por supuesto, luego del fracaso amoroso, del fracaso de la ilusión, la caída en el sinsentido es más dolorosa.

En la primera estrofa, la voz poética ya está inmersa en el lamento de haberse entregado a la idea de vivir. Dice: “esta recóndita humorada de vivir/ te arrastra alejandra no lo niegues” (p.53). La vida es como un chiste tonto que, sin embargo, la arrastra a alejandra. En la siguiente estrofa se verá que esa “humorada” se relaciona con el amor. Pero antes de pasar a eso, es interesante destacar que la voz poética se llama a sí misma “alejandra”. Como se ha visto en el análisis de otros poemas, como “La última inocencia”, la relación entre la voz poética y la autora es muy estrecha, al punto de que aquí directamente se llaman del mismo modo. Además, es interesante destacar que su nombre aparece escrito con minúscula, como si ni siquiera tuviera el poder de ser un verdadero nombre. O, quizás, es como si ella estuviera demostrando que su nombre no define nada sobre ella, ya que se siente mucho más cerca de ser nadie que de ser alguien y, por lo tanto, “alejandra” es una palabra más, un sustantivo común que no lleva mayúscula.

En la segunda estrofa, luego de que alejandra se mira al espejo, aparece la ausencia del amado: “la luz rugía el aire cantaba/ pero tu amado no volvió” (p.53). No importa que el clima (la luz, el aire) inspire amor; el amado no vuelve. La siguiente estrofa dice: “enviarás mensajes sonreirás/ tremolarás las manos así volverá/ tu amado tan amado” (p.53). Aquí, claramente, reaparece la idea de que el amor, así como la vida, es una humorada. La voz poética ironiza sobre la idea de lo que debe hacer la mujer para recuperar a su amor. Incluso ironiza acerca de la importancia de ese amor al decir “amado tan amado”.

Pese a esa distancia irónica, pese a que el amor sea un chiste como la vida, alejandra no puede evitar recordarlo y sufrir por él, así como no puede evitar vivir : “oyes la demente sirena que lo robó/ el barco con barbas de espuma/ donde murieron las risas/ recuerdas el último abrazo” (p.53). La pérdida del amado está ridiculizada. La voz poética utiliza la imagen clásica de la literatura en la que el amado se va en un barco. Pero, sin embargo, alejandra lo sufre: “ríe en el pañuelo llora a carcajadas/ pero cierra las puertas de tu rostro/ para que no digan luego/ que aquella mujer fuiste tú” (p.53). Se invita a sufrir de manera delirante, pero no quiere que nadie sepa que está sufriendo por amor, es decir, que es una mujer que sufre por una humorada ridícula.

Sobre el final, el sinsentido de la existencia tras la pérdida del amor vuelve a aparecer con mucha más desolación, dejando sin esperanza al yo lírico: “te duele la vida tanto tanto/ desesperada, ¿adónde vas?/ desesperada ¡nada más!” (p.53).