Poemas de Alejandra Pizarnik

Poemas de Alejandra Pizarnik Resumen y Análisis "A la espera de la oscuridad"

Resumen

La voz poética recuerda y revive el instante inolvidable de su infancia en el que llega la oscuridad, relacionándolo con la oscuridad interior y con la muerte.

Análisis

Este poema está atravesado por un tema fundamental de la obra de Pizarnik: la infancia. En este caso, el título alude a ese momento en el que se hace de noche y, típicamente, los niños quedan solos, ya que terminan las actividades y es hora de ir a dormir. Sin embargo, el título “A la espera de la oscuridad” también puede leerse como una metáfora de la espera de la muerte. Es decir, ya desde el título el tema de la infancia se une al de la muerte.

En la primera estrofa, la voz poética describe ese instante en el que llega la oscuridad como inolvidable y vacío. “Tan vacío rechazado por los relojes/ Ese pobre instante adoptado por mi ternura/ Desnudo desnudo de sangre de alas” (p.60). La personificación del instante que es “rechazado por los relojes” (también personificados) indica que la llegada de la oscuridad está fuera del tiempo. Ya no es de día y todavía no es de noche. Las actividades terminan y aparece el vacío. En este caso, la voz “adopta” ese vacío; no lo rechaza como un niño asustado, sino que lo hace propio. Como podemos ver, ya en el trabajo poético con la infancia, Pizarnik construye un personaje infantil que se une con la nada, con la oscuridad, con el vacío.

En la segunda estrofa se habla de dicho instante como si fuera una criatura abandonada que ella debe proteger: “Ampáralo niña ciega del alma/ Ponle tus cabellos escarchados por el fuego/ Abrázalo pequeña estatua de terror/ Señálale el mundo a tus pies/ A tus pies mueren las golondrinas” (p.60). La voz poética le habla en tercera persona a esa niña que fue ella misma en el pasado, describiéndose como una “pequeña estatua de terror”. Es decir, al revés de lo que suele suceder en la infancia, donde los niños le temen al terror de la oscuridad, aquí es la niña la terrorífica. Esa niña que, con su oscuridad interior, mata golondrinas, debe abrazar ese momento de oscuridad exterior para no estar sola.

Sin embargo, en el final del poema, se ve que no lo logra: “Pero ese instante sudoroso de nada/ Acurrucado en la cueva del destino/ Sin manos para decir nunca/ Sin manos para regalar mariposas/ A los niños muertos” (p.60). El instante es personificado como si fuera una persona cobarde que suda y que se entrega a su destino de desaparecer, escapando de la niña; una persona que no puede regalarle felicidad (simbolizada en las mariposas) a esos niños que ya, aquí, en el final del poema, luego de describir la tristeza y el vacío que caracterizan a la protagonista, son adjetivados como “muertos”, uniendo nuevamente el tema de la infancia con la muerte. Por otro lado, la personificación del “instante” como una persona sudorosa y sin manos tiene una estrecha relación con el surrealismo.

Este trabajo poético con la infancia es similar al que Pizarnik realiza en los poemas en los que la voz poética es adulta e intenta unir su oscuridad interior con la de la muerte. El poema ya analizado “La última inocencia” es un buen ejemplo de esto.