Poemas de Alejandra Pizarnik

Poemas de Alejandra Pizarnik Resumen

Esta guía aborda poemas de distintos poemarios de Pizarnik para ofrecer una imagen total sobre la obra de la autora. En este resumen realizaremos un recorrido por los distintos poemas de sus distintas obras y su importancia.

Comenzamos con el poema “Vagar en lo opaco”, perteneciente al primer poemario de la autora, La tierra más ajena, publicado en 1955, cuando Pizarnik tiene solamente 19 años. En esta primera obra domina el tono romántico, y aún no aparece la oscuridad que va a caracterizar la poesía de la autora. No es, por lo tanto, de sus libros más importantes, aunque en algunos poemas, como el que está incluido en la guía, aparecen, desde un tono menos grave, los temas fundamentales que recorrerán luego su obra, como, por ejemplo, el problema de la existencia.

Los poemas “La última inocencia”, “A la espera de la oscuridad”, “La enamorada” y “Siempre” pertenecen al tercer poemario de Pizarnik, La última inocencia, publicado en 1956. Su segundo poemario, Un signo en tu sombra, publicado en 1955, consta de apenas seis poemas, no atrae la atención de la crítica y es ignorado por la propia autora. En cambio, en estos poemas destacados de La última inocencia ya se configura el mundo y el estilo que definirán la poesía de Pizarnik, y que apenas se habían asomado en su primer libro: la angustia de vivir, el surrealismo, la crueldad de la infancia.

“El despertar”, “La danza inmóvil”, “Exilio” e “Hija del viento” son poemas pertenecientes al cuarto poemario de la autora, Las aventuras perdidas, publicado en 1958. En este libro, Pizarnik se introduce de lleno en el mundo del inconsciente. Si bien el surrealismo ya es parte de su obra desde el tercer poemario, aquí lo explora con mayor intensidad para intentar traducir en palabras lo que está en lo profundo de su mente. El mundo inconsciente es, por lo tanto, lo más importante en este poemario. Aparece también la escritura que reflexiona sobre la escritura misma, otorgándole al lenguaje la característica de ser lo único real, ya que es la herramienta con la que se expresa el inconsciente, y todo lo que no sale del inconsciente es ilusión.

Los poemas “13” y “15” pertenecen al quinto poemario de la autora, Árbol de Diana, publicado en 1962. Es escrito en París, en el momento en el que Pizarnik se encuentra en pleno contacto con intelectuales muy importantes de distintas partes del mundo: Simone de Beauvoir, Julio Cortázar, Georges Bataille. Incluso, el prólogo de este poemario es escrito por Octavio Paz, poeta mexicano que en ese entonces ya tiene un gran reconocimiento internacional. Esta obra tiene la particularidad de que está compuesta por 38 poemas muy breves, escritos con la intención de usar la menor cantidad de palabras para expresar la mayor cantidad de sentimientos. A esto se le llama “poética del minimalismo”, y es la principal característica del libro que, además, le concede a Pizarnik el reconocimiento y la atención por parte de la crítica y los círculos literarios de ese tiempo.

“Silencios”, “Infancia”, “Presencia” y “Mendiga voz” son poemas del sexto poemario de la autora, Los trabajos y las noches, publicado en 1965. Ya de regreso en Buenos Aires, luego de vivir en París por cuatro años, la poesía de Pizarnik llega a su madurez plena. Los temas que la obsesionan y su estilo ya la definen como artista, y alcanzan su expresión más alta en este libro. Este es su último gran poemario, por el que, al año siguiente de su publicación, gana el Premio Municipal de Poesía. A diferencia del minimalismo utilizado en Árbol de Diana, en este poemario Pizarnik se explaya largamente sobre los temas que la obsesionan en toda su obra poética, con la intención de captar la totalidad de la realidad: la que se aloja dentro de ella, en su inconsciente, y la que la rodea, acechándola.

A partir de entonces, Pizarnik obtiene un absoluto reconocimiento que se corona con la obtención de la beca Guggenheim en 1968. Los últimos tres poemarios de la autora antes de su suicidio son Extracción de la piedra de la locura, publicado en 1968; El infierno musical, publicado en 1971; y Los pequeños cantos, publicado el mismo año. Dentro de esta guía no hemos incluido ningún poema de estas obras, ya que no obtienen gran popularidad ni suponen un cambio en el estilo de la autora que, para entonces, ya está totalmente definido.