El enfermo imaginario

El enfermo imaginario Metáforas y Símiles

"Buena vaca de leche sois para ellos" (Acto I, Escena 2, p.125). (Metáfora)

Así se dirige Toñeta a Argán, el protagonista. Con ese "ellos", la criada se refiere a Purgón y Fleurant, médico y boticario que, según observa ella, "sacan buen provecho" (Acto I Escena 2, p.125) del cuerpo del dueño de casa. Y es que ambos profesionales le diagnostican constantemente enfermedades a Argán, para cuya cura le recetan numerosas medicinas que el hombre no deja de pagar. Con la metáfora empleada, Toñeta establece una comparación entre su amo y una vaca de leche, denunciando así cómo los médicos se aprovechan del cuerpo de su paciente para extraer dinero de él.

"...de la misma suerte que la estatua de Memnón despedía un son armonioso cuando la iluminaban los rayos del sol, así me siento yo animado de un dulce transporte ante la aparición de vuestra belleza" (Acto II, Escena 5, p.136). (Símil)

Tomás Diafoirus utiliza un lenguaje rebuscado y poco acorde a las situaciones en que se encuentra. Para adular a Angélica, intenta hablar de su belleza recurriendo a imágenes sensoriales barrocas. Así, en una compleja comparación metafórica, asocia el efecto que el encanto de Angélica tiene sobre él con el sonido musical que producía el sol en la estatua de Memnón. La comparación no hace sino acentuar rasgos característicos del personaje, como su pedantería: para hablar de su atracción por la muchacha, Tomás se compara a sí mismo con una importante estatua milenaria.

"El matrimonio es cadena al que no deben someterse por fuerza los corazones" (Acto II, Escena 6, p.140). (Metáfora)

La escena en la que Argán propone acelerar la concreción del matrimonio entre su hija y Tomás Diafoirus funciona para poner en escena una contraposición de argumentos en torno a una temática importante en la obra. Angélica le pide a su padre que les dé tiempo a ella y su prometido para conocerse. En este planteo, Angélica cuestiona la liviandad con la que los padres “arreglan” matrimonios sin preocuparse por la vida futura que eso implicará para sus hijas o hijos. La frase citada corresponde a un extracto de la larga súplica de Angélica, donde la muchacha pone sobre la mesa el carácter de perpetuidad del matrimonio como su atributo más relevante: la unión puede resultar en una feliz compañía de por vida o en una absoluta condena y padecimiento hasta la muerte. Esto es lo que busca reflejar con la metáfora en la cual compara al matrimonio con una cadena, es decir, una atadura, un lazo perpetuo, que no debería sino unir a quienes se eligen por un deseo genuino.

"... se me parece como una gota de agua a otra gota" (Acto III, Escena 7, p.151). (Símil)

Así describe Toñeta al supuesto médico que llega a la casa de Argán, que no es sino ella misma disfrazada. El símil utilizado, con el cual el personaje busca advertir acerca del parecido físico entre el médico y ella misma, no hace sino evidenciar la verdad: ambas personas no se parecen, sino que son exactamente iguales, como una gota de agua a otra, puesto que son, efectivamente, la misma persona.

"Tenés atravesada en el alma a mi mujer" (Acto III, Escena 11, p.154). (Metáfora)

Argán se refiere así a su hermano, quien no cesa de repetir que la decisión del protagonista de casar a Angélica con Deifoirus o encerrarla en un convento nacen de la voluntad de Belina de quedarse con toda la herencia. Argán insiste, durante varias escenas, en que Belina es una mujer fiel, honesta, amorosa. Las sospechas de su hermano, por ende, lo sacan de quicio. La metáfora citada expresa lo que Argán siente respecto de su hermano: no es que en Belina hay razones para sospechar, sino que es Beraldo quien no puede quitarse a la mujer de sus pensamientos y emociones, como si estuviera obsesionado con ella.