Yo soy Malala

Yo soy Malala Resumen y Análisis del Prólogo y la Parte Primera: Capítulos 1-4

Resumen

El prólogo del libro da cuenta del día en que Malala Yousafzai, una niña de quince años del valle de Swat, Pakistán, recibió un disparo de los talibanes en el camino desde la escuela a su casa. Era el 9 de octubre de 2012 y ella regresaba de un día de exámenes con sus compañeras de la escuela a la que asistía, que había sido fundada por su padre. De repente, el autobús escolar se detuvo, un joven le hizo señas y se metió dentro. Luego preguntó: "¿Quién es Malala?". Cuando las chicas en el autobús miraron a Malala, él sacó una pistola y le disparó en la cara. También disparó dos balas más, que hirieron a las chicas que estaban a su lado.

El capítulo 1 del libro vuelve atrás y cuenta la historia del nacimiento de Malala en una familia pashtún en el valle de Swat, en el norte de Pakistán. A pesar de que el nacimiento de una hija no suele celebrarse, su padre se emocionó cuando nació y la bautizó con el nombre de una heroína pashtún, Malalai de Maiwand, quien murió en una batalla después de usar sus palabras y su valentía para inspirar a su gente a luchar y ganarle al poderoso ejército británico.

Malala habla sobre crecer en Swat, el que considera el lugar más hermoso del mundo. Ella y su familia vivían en Mingora, la ciudad más grande de Swat. Swat es famoso por sus montañas y sus numerosas ruinas, en particular las ruinas de Butkara, de la época en que los budistas entraron en el área. Cuando Malala nació, su familia era muy pobre, vivía solo de la pequeña cantidad de dinero que su padre ganaba gracias a la escuela que había fundado. Su hermano Kushal nació dos años después que ella, y su hermano Atal, cinco años después que él. Malala termina el capítulo analizando cómo el clan Yousafszai llegó a Pakistán desde Afganistán, y deja claro que, si bien es paquistaní, siempre se ha considerado a sí misma swati primero, luego pashtún y, en tercer lugar, paquistaní.

El Capítulo 2 trata sobre el padre de Malala, quien siempre tuvo problemas para hablar por su tartamudez. El padre de él, abuelo de Malala Rohul Amin, fue un gran orador que había estudiado en la India, y le encantaba hablar sobre la política de Swat y Pakistán. Malala cuenta cómo el general Zia tomó el poder en Pakistán en 1977, con una campaña por la islamización en el país que restringió severamente los derechos de las mujeres pakistaníes. Bajo el General Zia, Pakistán se convirtió en un aliado de los Estados Unidos, porque ambas naciones se oponían a la Unión Soviética y su invasión de Afganistán. Estados Unidos alentó a los pakistaníes a unirse a la yihad y a luchar contra la ocupación soviética: el padre de Malala, un joven en ese momento, estaba particularmente fascinado por la idea de la yihad.

El padre de Malala trataba constantemente de complacer a su abuelo, aunque nunca sintió que estaba a la altura de sus expectativas. Un día, a pesar de su problema de habla, participó en una competencia de oratoria pública para que su padre estuviera orgulloso de él. El abuelo de Malala (a quien ella llama Baba) escribió un discurso para él, y terminó ganando el primer lugar. Su padre comenzó a llamarlo Ziauddin shaheen, porque shaheen significa halcón, el que vuela sobre todas las demás aves.

La madre de Malala, Tor Pekai, fue inscrita en la escuela cuando era joven, pero vendió sus libros por dulces porque sentía celos por sus amigas, que podían quedarse en casa todo el día. Solo se arrepintió de esto cuando conoció al padre de Malala, un hombre muy educado que buscaba fundar su propia escuela. En la época en la que el padre de Malala iba a la universidad, Pakistán experimentó un cambio en el poder, luego de que el general Zia muriera en un misterioso accidente aéreo. Benazir Bhutto, la primera jefa de estado en el mundo islámico, lo reemplazó.

Después de la universidad, el padre de Malala se dispuso a comenzar su propia escuela en Mingora con su amigo Mohammad Naeem Khan. Sin embargo, al final, Naeem y el padre de Malala se dieron cuenta de que no eran aptos para ser socios comerciales, por lo que un amigo llamado Hidayatullah tomó el lugar de Naeem. Enfrentaron problemas, como la falta de dinero y las inundaciones, pero el padre de Malala estaba decidido a lograr su objetivo. Mientras intentaba poner en marcha la escuela, se casó con Tor Pekai, y Malala, su primera hija, nació en 1997. Su suerte cambió después del nacimiento de Malala, y poco a poco la Escuela Kushal comenzó a crecer, recibiendo cada vez más estudiantes. Malala creció teniendo la escuela para sí y llevando una infancia feliz. El Capítulo 3 termina con Malala relatando los eventos del 11 de septiembre de 2001 (que tuvieron lugar cuando tenía cuatro años), diciendo que cambiaron su valle para siempre.

En el Capítulo 4, Malala habla de dejar Mingora para viajar a la pequeña aldea de la familia de su padre, Barkana, para las vacaciones de Eid. Ella tiene buenos recuerdos de viajar allí en un autobús y quedarse con la familia, disfrutando de la verdadera hospitalidad pashtún. Sus primos la consideraban moderna porque era de la ciudad. Pashtunwali, su código de conducta, se aplica más estrictamente en las aldeas pequeñas, y las mujeres están aún más restringidas en su comportamiento. A Malala no le gustaban estas restricciones y se quejó de ellas con su padre, quien le dijo que la vida era aún peor para los pashtunes en Afganistán, debido a los talibanes. Pero siempre decía que Malala era tan libre como un pájaro, y le prometía proteger su libertad.

Análisis

Malala Yousafzai comienza a contar su propia historia personal con el evento que la puso en el radar internacional: el grupo militante talibán, que ocupó su hogar durante muchos años, le disparó deliberadamente. Si bien muchas personas saben esto sobre ella, no conocen las circunstancias que llevaron a ese momento, ni las otras experiencias de vida que le dieron forma como persona y abrieron el camino para su inspiradora resistencia contra las limitaciones de su sociedad. Malala es mucho más que el único momento que ha llegado a definirla (es decir, el disparo), por lo que contar su historia es una forma importante de revelar al mundo la vida que hay detrás de su lucha.

Es esencial comprender las circunstancias políticas generales que rodean a la nación de Pakistán antes de profundizar en las detalladas descripciones de Malala sobre el cambio de poder en su país, que pueden fácilmente volverse abrumadoras. Pakistán fue una vez parte de la India, que en ese momento era una colonia británica. La India se dividió según criterios religiosos después de obtener la independencia en 1947, dejando a Pakistán como una mayoría de naciones musulmanas y a la India principalmente hindú. La región particular de Malala en Pakistán, el valle de Swat, fue originalmente un área autónoma dentro de la India, pero fue absorbida por Pakistán oficialmente en 1969. La corta e inestable historia del estado de Pakistán y el valle de Swat es extremadamente importante para la historia de la vida de Malala, porque allanó el camino para el opresivo grupo talibán que eventualmente alcanzaría el valle.

Tras la introducción, en la que relata el momento del tiroteo, Malala retrocede no solo al comienzo de su propia vida, sino también a los orígenes de sus padres. Los padres de Malala jugaron un papel integral en transformarla en la chica independiente y franca que hoy es un símbolo internacional de progreso; por lo tanto, las circunstancias de su educación son una parte importante para entender su propia historia de vida. El padre de Malala sabía la importancia de la educación porque él mismo había tenido una excelente educación, y pudo inculcar estos valores en su hija.

La madre de Malala estaba igualmente abierta al progreso, se casó por amor y se mudó de su aldea natal a la incertidumbre de la ciudad para apoyar a su esposo en su intento de fundar una escuela. Debido a sus esfuerzos, Malala pudo crecer literalmente en una escuela, lo que tuvo un profundo efecto en ella. La familia Yousafzai ejemplifica la importancia de las circunstancias de los padres para determinar los resultados de los niños.

Entrelazados a lo largo de estos primeros capítulos se encuentran los sentimientos de Malala sobre el tipo de opresión femenina alentada por los líderes de su nación conservadora. Constantemente expresa su descontento ante las expectativas establecidas para alguien de su género: permanecer en casa durante la niñez y la edad adulta, desempeñando roles muy específicos, mientras que se las considera menos importantes que los hombres. Esta opresión solo empeorará a medida que los talibanes se abran paso hacia Swat, y las primeras opiniones de Malala sobre estos temas sientan las bases para la postura pública que finalmente tomará a favor de la educación para las niñas.

Pero desde el momento de su nacimiento, el padre de Malala siempre hace el esfuerzo de asegurarse de que Malala sepa que es valorada, que puede elevarse por encima de la suerte normalmente destinada para las mujeres. Primero lo hace dándole un nombre que simboliza la fuerza de una heroína femenina, y este nombre se convertirá en su marca cuando alcance la fama internacional. En segundo lugar, y lo más importante, lo hace brindándole una educación, proporcionándole las herramientas que necesita para capacitarse a sí misma y a todos los que la rodean. Como Malala señala en los capítulos 3 y 4, él constantemente le recordaba que era libre como un pájaro.

Sí, las luchas políticas y las inestables circunstancias que rodean la infancia de Malala en Pakistán son importantes, pero sus memorias buscan mirar más allá de este nivel general y profundizar en las vidas de las personas que la rodearon. Gran parte de la vida de Malala en Pakistán se basaba en los valores que prevalecían ante las dificultades políticas, económicas y personales. Valores como el amor, la familia, la amistad y la hospitalidad eran extremadamente centrales en la vida de los pashtunes en el valle de Swat, y que Malala y la gente que ama haya podido aferrarse a ellos, incluso en el contexto de inmensas dificultades, es un testimonio de su capacidad de resistencia.