Yo soy Malala

Yo soy Malala Imágenes

"Aquella mañana llegamos al estrecho camino de barro que se bifurca de la carretera Haji Baba en nuestra habitual procesión de rickshaws de colores brillantes echando humaredas de diésel. En cada uno íbamos cinco o seis niñas. Desde la llegada de los talibanes no había ningún signo que identificara la escuela, y la puerta de hierro ornamentada en un muro blanco al otro lado de la leñera no da ningún indicio de lo que hay detrás". (Prólogo, pág. 10)

En el prólogo de sus memorias, Malala describe su querida Escuela Kushal con gran detalle, pintando un cuadro, para los lectores, de cómo era llegar allí cada mañana, emocionada por el día que había por delante. Estas imágenes dejan en claro que el día en que le dispararon fue uno como cualquier otro. Las cosas solo cambiaron más tarde, en el camino desde la escuela a casa.

" La [montaña] más alta es el Elum y nosotros la consideramos sagrada. Es una montaña de forma piramidal que siempre está rodeada de un collar de algodonosas nubes". (Capítulo 1, pág. 20)

La manera admirable en la que Malala habla de su hogar, el valle de Swat, deja en claro cuánto significa este lugar para ella. La primera vez que lo describe, en el Capítulo 1, es importante, porque es la primera imagen que la mayoría de los lectores tienen del valle de Swat, dado que, probablemente, nunca habían oído hablar de este lugar.

"Era una niña de mi edad. Tenía el pelo enmarañado y la piel cubierta de llagas". (Capítulo 6, pág. 64)

Malala ve a los niños que trabajan en el basurero y analiza cada detalle de su apariencia, sintiendo una simpatía inmediata. Ella ha tenido el privilegio de tener un buen hogar y una familia económicamente estable, y la oportunidad de asistir a la escuela. Malala está obligada a defender la educación universal porque cree que a los niños y niñas como esta que describe se les debe dar la oportunidad de ir a la escuela y aprender para mejorar sus propias perspectivas.

"Tenía el ojo izquierdo hinchado y la boca inclinada hacia un lado como si hubieran tirado de ella, así que cuando intentaba sonreír parecía más bien una mueca". (Capítulo 24, pág. 222)

La apariencia de Malala cambia drásticamente después de recibir el disparo, y sabe que verla así es muy impactante para su familia, que estaba acostumbrada a su brillante y positiva sonrisa. Malala quiere dejar claro, sin embargo, que si bien puede parecer diferente, sigue siendo la misma: los talibanes no han logrado quitarle el espíritu.