Todo Se Desmorona

Todo Se Desmorona Resumen y Análisis de los Capítulos 6 a 10

Capítulo 6

Resumen:

Una gran multitud se reúne para ver el torneo de lucha. Ekwefi se encuentra al lado de Chielo, una viuda con dos hijos. Chielo es una mujer bastante común en la vida ordinaria, pero ocupa una posición de gran poder en la aldea: es también la sacerdotisa de Agbala, el Oráculo de las Colinas y las Cuevas. Es considerada una persona diferente cuando el espíritu de la diosa entra en ella. Chielo quiere mucho a Ezinma. A menudo le da dulces a la niña. Las dos mujeres hablan, y deducimos que Ekwefi ha tenido muchos hijos, y que muchos de ellos han muerto. Ezinma tiene ahora diez años. Ekwefi reza para que se quede; las muertes de sus hijos han sido motivo de gran tristeza para ella.

Las peleas son emocionantes, y todos los grandes luchadores tienen sus admiradores. En el evento principal de la noche, Ikezue y Okafo, los dos mejores luchadores de Umuofia, se enfrentan en una pelea feroz. Okafo gana, y es llevado a casa sobre los hombros de sus entusiastas partidarios, mientras que las jóvenes cantan alabanzas.

Análisis:

Nos enteramos de la principal causa de la tristeza de Ekwefi, que sólo se insinuó en el último capítulo. Por su conversación con Chielo sabemos que ha tenido otros hijos además de Ezinma, pero que han muerto. En Chielo vemos un ejemplo de una mujer poderosa entre los igbo. Sus órdenes suplantan incluso las del consejo de hombres; no se toma ninguna gran decisión sin ella. Sin embargo, las dos mujeres discuten el reciente ataque de Okonkwo a Ekwefi. Incluso cuando vemos ejemplos de mujeres en el poder, se nos recuerda que las mujeres igbo son vulnerables a la furia de sus maridos.

Los combates son otro ejemplo de la documentación de Achebe sobre la vida igbo. Por la gran cantidad de exposiciones y comentarios, está claro que Todo se desmorona no es un libro destinado a lectores igbo. De hecho, Achebe parece suponer que el lector tiene poco o ningún conocimiento de la cultura igbo. Vemos la alegría del período de festividades y la emoción del Año Nuevo igbo. Achebe quiere que apreciemos la belleza y la fuerza de la gente igbo; la simpatía y el respeto por los igbo hacen que el final de la novela sea aún más doloroso.

Capítulo 7

Resumen:

Pasan tres años, e Ikemefuna ya es un adolescente en la casa de Okonkwo. Ikemefuna y Nwoye son tan inseparables como siempre, y como Ikemefuna trata a Nwoye con respeto, Nwoye se está convirtiendo en un joven seguro de sí mismo y trabajador. Okonkwo está satisfecho con el cambio y sabe que se debe a Ikemefuna. A menudo come con los dos niños (típicamente, el hombre de la casa come por separado en su cabaña central u obi, mientras que las mujeres y los niños comen en sus respectivos sectores del complejo). Nwoye parece estar complaciendo a su padre cada vez más. Para hacerlo feliz, se queja de las mujeres y finge despreciar los cuentos populares de su madre (aunque en verdad a él todavía le encantan). En cambio, escucha las historias de guerra y violencia de Okonkwo.

Las langostas vienen. No son una amenaza para los cultivos básicos de Umuofia, ya que vienen después de la cosecha, durante la fría estación del harmattan. Primero llega un pequeño enjambre de exploradoras, y luego llega un grupo más grande. Su llegada llena a los igbo de alegría, porque las langostas vienen sólo una vez cada siete años, y son deliciosas para comer.

Okonkwo está disfrutando de las langostas cuando entra Ogbuefi Ezeudu. Él es un gran anciano de la aldea, y ha venido a informar a Okonkwo que ha llegado el momento de la muerte de Ikemefuna. Le dicen a Okonkwo que no participe de la ejecución del chico. Al día siguiente, un gran grupo de ancianos va a lo de Okonkwo para discutir este tema más a fondo con él. Más tarde ese mismo día, Okonkwo le dice a Ikemefuna que lo enviarán a su casa. Nwoye oye y comienza a llorar; su padre lo golpea con fuerza.

Un grupo de hombres lleva a Ikemefuna a lo profundo del bosque. El niño piensa en lo extraño que será ver a su familia de nuevo; está emocionado de verlos, pero también un poco triste por estar dejando a su nueva familia. El grupo camina por horas. Los otros hombres atacan a Ikemefuna con hachas. Él corre hacia Okonkwo, llamándolo "padre", rogándole ayuda. Temeroso de ser considerado débil, y atravesado por un miedo terrible, Okonkwo usa su machete para golpear al niño.

Cuando Okonkwo regresa más tarde esa noche, Nwoye sabe que Ikemefuna ha sido asesinado. Lo abruma una terrible tristeza. No llora, pero algo en él se ha roto. La última vez que se sintió así fue durante la última temporada de cosecha. Había estado en el bosque con su familia, trayendo ñame de la cosecha. Escucharon a un bebé llorando. Las mujeres se callaron y caminaron más rápido. Nwoye había escuchado que los gemelos, considerados malvados por los igbo, eran abandonados en el bosque para que murieran. Él nunca se había encontrado con ninguno. Un gran malestar y mucha pena le sobrevinieron. Vuelve a tener esa sensación ahora.

Análisis:

Ikemefuna es descrito como un hijo y hermano perfecto. Tiene éxito donde Okonkwo no puede: ayuda a Nwoye a sentirse más seguro de sí mismo y a tener confianza. Los espectáculos exagerados de masculinidad que Nwoye comienza a dar son artificiales y están dedicados a complacer su padre, pero Nwoye se está volviendo más cómodo y seguro. Ikemefuna, con su amabilidad y su amor por los cuentos populares, le ha proporcionado a Nwoye el modelo masculino positivo que él necesitaba. Ikemefuna es también una especie de figura de Cristo. Muere como sacrificio por el bien de muchos; no es coincidencia que Nwoye más tarde se convierta al cristianismo. A Nwoye le perturban algunas de las prácticas de su propia gente. Éstas lo llenan de un vago temor y de tristeza, y más tarde buscará consuelo en una religión extranjera.

La llegada de las langostas podría preocupar inicialmente al lector, que sabe que a menudo son desastrosas para una comunidad de agricultores. Estas langostas no representan una amenaza para los igbo. Sin embargo, presagian un enjambre más peligroso que llegará más tarde. Al igual que el hombre blanco, primero envían exploradores y luego llegan en una cantidad y fuerza abrumadoras.

Volvemos a ver el terrible miedo al fracaso de Okonkwo, que incluye el temor de que se lo considere débil. A pesar de la tristeza y del terror, va con los hombres cuando matan a Ikemefuna. Él mismo da el golpe fatal, incluso cuando el chico lo llama "padre" y le pide ayuda. Los ancianos le aconsejaron que se quedara en casa; matar parientes se considera una terrible ofensa para los igbo. Pero Okonkwo está decidido a demostrar que es inquebrantable. En la prueba, se hace daño a sí mismo y crea una brecha entre él y Nwoye que nunca sanará.

Capítulo 8

Resumen:

Okonkwo no toca su comida durante dos días después de la muerte de Ikemefuna. Bebe, y aunque llama a Nwoye a su obi para estar con él, el niño le tiene miedo y se escabulle cuando Okonkwo está dormitando. Está débil y apático. El tercer día, le pide a su segunda esposa, Ekwefi, que le prepare algo de comida. Ezinma saca lo mejor de sí, animándolo a comer. Mientras lo cuida, Okonkwo piensa repetidamente que ella debería haber nacido varón. Okonkwo está avergonzado por haber sido afectado por la muerte de Ikemefuna.

Va a hablar con su buen amigo, Obeirika. Obeirika invita a Okonkwo a pasar tiempo con él más tarde mientras negocia el precio de su hija. Okonkwo critica a Obeirika por no ir a matar a Ikemefuna. Obeirika responde a su vez que Okonkwo no debería haber ido; el acto que cometió es el tipo de obra que los dioses castigan.

Okonkwo está presente en la negociación del precio de la novia. Es una negociación amable, ya que las dos familias luchan para llegar a un acuerdo que sea honorable para ambos grupos. Muchos hombres de ambas familias están presentes. Okonkwo se divierte. La charla gira sobre diferentes costumbres, y debaten sobre rumores acerca de tradiciones en tierras distantes. Obeirika habla de una historia particularmente ridícula que escuchó: muy lejos, dice la historia, unas tribus han sido visitadas por hombres con piel blanca.

Análisis:

El miedo de Okonkwo al afeminamiento y a la debilidad lo lleva a acciones y emociones que no siempre son naturales en él. Está preocupado por la muerte de Ikemefuna, pero está aún más perturbado por estar perturbado. Cualquier emoción que se acerque a la ternura o a la suavidad debe ser suprimida.

Obeirika, buen amigo de Okonkwo, muestra que las actitudes de Okonkwo, aunque influenciadas por la cultura, no son exactamente típicas de un hombre igbo. Okonkwo, como todo modelo del héroe trágico, es un ejemplo extremo de su gente. Lleva sus rasgos al exceso. Obeirika, por otro lado, es un hombre rico y sensible. No estuvo presente en la muerte de Ikemefuna ni aprueba la participación de Okonkwo en el acto.

Hay mucha digresión en este capítulo ya que somos testigos de las costumbres igbo asociadas al cortejo. Las negociaciones son civiles e incluso alegres, mientras los hombres beben grandes cantidades de vino de palma. Al final del capítulo, se nos da un ominoso presagio de lo que está por venir. Todos los hombres descartan las historias sobre la llegada de hombres blancos como evidentemente ridículas. Su reacción al rumor muestra cuán poco preparados estaban los africanos para la llegada de los poderes coloniales europeos. Todo lo que hemos aprendido sobre los igbo muestra que su concepto de guerra y de conquista es bastante diferente a la de los invasores europeos: la guerra se libra por cuestiones de honor y no por un deseo de ganancia material. Y la tecnología militar europea está más allá de todo lo que tienen los igbo. Las historias de los hombres blancos parecen tan fantásticas, tan al margen de cualquier cosa que hayan experimentado los igbo, que son inmediatamente descartadas como un mito.

Capítulo 9

Resumen:

Okonkwo duerme bien por primera vez en tres noches. Se despierta en la mañana porque Ekwefi está golpeando la puerta: Ezinma se está muriendo.

Ekwefi ha tenido diez hijos. Nueve han muerto. El curandero ha dicho que ella haya dado a luz a un ogbanje, un niño malvado que, después de morir, regresa al útero de su madre para renacer y morir de nuevo. Ezinma siempre ha sido una niña enfermiza, propensa a oscilar entre períodos de gran vivacidad y tiempos más oscuros cuando parece estar cerca de la muerte. Hace un año, Okagbue, el curandero, encontró el iyi-uwa de Ezinma, su supuesto vínculo con el mundo del ogbanje. Entonces la niña no debería morir de nuevo.

Pero Ekwefi, temerosa de que pueda perder a la niña que es el centro de su vida, está aterrorizada. Okonkwo cree que es la enfermedad iba, por lo que reúne hierbas y comienza a preparar una medicina para Ezinma. La niña es sostenida sobre un brebaje de hierbas y agua caliente, y forzada a respirar el vapor.

Análisis:

Las creencias igbo constituyen una de las fuerzas que mantienen unida a su sociedad. Recuérdese el título: estamos leyendo sobre la desintegración de una vieja forma de vida y el final de la autonomía de un gran pueblo. La alta mortalidad infantil es una de las desafortunadas verdades de la vida igbo. Su religión intenta encontrar un significado en esta tragedia.

Y aunque nada sobrenatural sucede en la novela, hay ciertas cosas en la religión Igbo que Achebe representa como asombrosas. Cuando Okagbue busca el iyi-uwa de Ezinma, la chica parece entrar en un extraño estado de trance: ella coopera con el curandero como si el iyi-uwa fuera real y, de hecho, encuentra un objeto extraño en la ubicación que ella indica. Achebe no describe las supersticiones de los igbo como necesariamente ciertas, pero sí muestra que sus creencias religiosas a menudo contienen insólitos conocimientos. Más tarde, el Oráculo predecirá con asombrosa precisión los métodos del hombre blanco.

Capítulo 10

Resumen:

En Umuofia hay una gran reunión de clanes. Nueve hombres en el culto del egwugwu se hacen pasar por los nueve fundadores de los clanes de Umuofia. Durante la ceremonia, se considera que los hombres son los espíritus del clan. La transformación es espiritual y total, de la misma manera que los católicos creen que el pan y el vino literalmente se convierten en el cuerpo y en la sangre de Cristo.

La ceremonia tiene lugar para la administración de justicia. Las familias con disputas se presentan para tratar sus casos públicamente. El primer caso involucra a una mujer que ha dejado a su esposo. Él quiere que regrese, junto con sus dos hijos. La familia de la mujer afirma que su esposo era abusivo. Bosque Maligno, el egwugwu que escucha el caso, decide que el esposo debe llevar regalos a sus parientes políticos y pedir perdón a su esposa. Ella regresará, pero él no debe golpearla de nuevo.

Análisis:

La ceremonia del egwugwu está claramente dominada por hombres. Sólo los hombres están en el culto del egwugwu, por lo que sólo los hombres están involucrados en la administración de justicia. Pero para el primer caso de la ceremonia, Achebe elige un caso que involucra el bienestar de una mujer. Aquí y en otros lugares, intenta mostrar que el lugar de una mujer en la sociedad igbo es vulnerable, pero no menospreciado. Mgbafo, la esposa maltratada, es protegida por sus hermanos. Su caso es visto favorablemente por el juez. Aunque Achebe nos muestra que la sociedad igbo es profundamente patriarcal, también se esfuerza por mostrar que la mujer igbo es respetada y protegida, al menos hasta cierto punto. Hay un interés en la justicia y la equidad. Y para mantener la perspectiva sobre el tema, el lector debe recordar que las mujeres en la Inglaterra y en los Estados Unidos del siglo XIX no disfrutaron de más libertad que sus contrapartes en Nigeria.