Todo Se Desmorona

Todo Se Desmorona Resumen y Análisis de los Capítulos 16 a 20

Capítulo 16

Resumen:

Obierika va a visitar a Okonkwo nuevamente dos años después. Las circunstancias son menos felices. Han llegado a Umofia misioneros blancos; han construido una iglesia e incluso han ganado conversos. Obierika visita a Okonkwo porque en Umuofia vio a Nwoye entre los cristianos. Cuando le preguntó a Nwoye qué estaba haciendo, él respondió que había abrazado la nueva fe. Y cuando le preguntó a Nwoye sobre Okonkwo, Nwoye le respondió que él ya no era su padre. Muy perturbado, Obierika visita a Okonkwo, pero éste no quiere hablar sobre Nwoye. Obierika escucha la verdad de la madre de Nwoye.

Cuando los misioneros llegaron por primera vez a Mbanta, todos los aldeanos fueron a verlos. Su líder era un hombre blanco que hablaba a través de intérpretes. Le informó a la gente que sus dioses eran falsos y que sólo el dios cristiano era real. Okonkwo, después de escuchar la enrevesada teología de la Trinidad, decidió que el hombre estaba claramente loco. Se fue y volvió a trabajar. Los cristianos entonces comenzaron a cantar. Al escuchar la letra de la canción, Nwoye sintió algo que se movía en él. En la poesía de la nueva religión, encontró algún tipo de respuesta, una especie de consuelo para calmar las cicatrices por la muerte de Ikemefuna y el sonido de los niños gemelos en el bosque. Se fue del mercado muy desconcertado.

Análisis:

La desintegración de la sociedad igbo es central en Todo se desmorona; la idea de colapso, tanto a nivel individual como a nivel social, es una de las imágenes centrales de la novela. Esta imagen también le da título al libro. Los cristianos llegan y dividen a los igbo. Una de sus primeras víctimas es la familia de Okonkwo. La nueva fe divide al padre y a su hijo, y los cristianos buscan atacar el corazón mismo de la creencia igbo, atentando asimismo contra el núcleo de la cultura igbo, ya que las creencias religiosas de la tribu están absolutamente integradas a todos los demás aspectos de la vida. No es coincidencia que los primeros conversos sean personas que pueden beneficiarse de un cambio en el orden social. Son personas que no tienen título en la tribu, por lo que no tienen nada que perder.

Capítulo 17

Resumen:

Los misioneros pronto pidieron a los líderes de la aldea que les dieran un espacio para construir una iglesia. Los líderes del pueblo decidieron darles una parcela de tierra en el Bosque Maligno. Cada aldea igbo tiene un Bosque Maligno, donde se entierran a los muertos indeseables y a los poderosos fetiches de los curanderos. Se cree que el Bosque Maligno está lleno de energías mágicas malvadas e impredecibles. Todos esperan que los cristianos mueran en cuestión de días.

Como siguen vivos, la gente de Mbanto debe admitir que los sacerdotes blancos dominan una magia poderosa. La Iglesia comienza a ganar un pequeño número de conversos.

El Sr. Kiaga, un converso africano, se hace cargo de la nueva iglesia en Mbanto; el sacerdote blanco va a Umuofia. Inicialmente, Nwoye no se atreve a ir a la iglesia, pero escucha a los hombres que predican el evangelio en el mercado. Comienza a aprender las historias simples de la Biblia. Se cumple el mes al final del que los dioses debían, con seguridad, vengarse. Los cristianos siguen vivos. También ganan su primera conversa mujer, que se llama Nneka. Está embarazada; las cuatro veces anteriores que ha dado a luz ha tenido gemelos. Siguiendo la costumbre igbo, los gemelos fueron abandonados a la muerte por exposición. Ella huye de su familia y se refugia en la nueva iglesia.

El primo de Okonkwo, Amikwu, está en el mercado cuando ve a Nwoye entre los cristianos. Va y le cuenta a Okonkwo de inmediato. Cuando Nwoye llega a casa, Okonkwo lo ataca brutalmente. Las mujeres gritan afuera, temerosas de entrar. Finalmente, Uchendu le ordena severamente a Okonkwo que se detenga. Lo hace y Nwoye se va sin decir nada. Nwoye le dice al Sr. Kiaga que quiere ir a Umuofia, para asistir a la escuela misionera donde aprenderá a leer y escribir.

Okonkwo está furioso y amargado de que su hijo se haya unido a los cristianos. Se pregunta qué hizo para merecer a un hijo así.

Análisis:

En el cristianismo, Nwoye encuentra consuelo por las cuestiones que lo perturbaron durante mucho tiempo. Pero la religión también le proporciona una forma de rebelarse contra su padre. Y los efectos sociales del cristianismo serán tan malos como los igbo temen. La nueva religión socava las jerarquías de la cultura; Achebe también señala que la religión brinda esperanza a aquellos que han sufrido bajo la ley igbo. Aunque los hombres sin título que abrazan la religión dicen poco a favor de ella (sobre todo porque la sociedad igbo tiene un alto grado de movilidad social), la deserción de Nneka hacia la nueva fe es reveladora. Ella ha dado a luz cuatro pares de gemelos, y se ha visto obligada a desecharlos a todos. Embarazada nuevamente, está desesperada por salvar a sus hijos. No es coincidencia que lleve el nombre que Uchendu mencionó anteriormente: "La Madre es Suprema".

Pero así como la fe igbo es parte integral de la sociedad igbo, la nueva religión también viene con una contracara política y social. Una vez que se les ha otorgado la tierra para la construcción de la iglesia, los blancos resultan difíciles de desalojar. Traen sus leyes y sus armas poco después, y los hombres y mujeres igbo se ven obligados a vivir bajo el yugo colonial.

Okonkwo no es un hombre que aprende. No puede entender que su propia dureza haya alejado a Nwoye. El chico le tiene terror, y ha sufrido mucho debido a su sensibilidad. Vemos una variedad de diferentes modelos de roles masculinos. Uchendu proporciona un contrapunto sabio a la masculinidad violenta de Okonkwo. El Sr. Kiaga y los hombres de la iglesia proveen otra alternativa; para escapar de su padre, Nwoye se va con ellos.

Capítulo 18

Resumen:

La iglesia crece a pesar de algunas dificultades. Los cristianos rescatan gemelos del bosque, y el Sr. Kiaga lidera la incipiente comunidad con una fuerza y una ​​convicción inquebrantables. En Mbanta surgen problemas entre la iglesia y el clan cuando tres conversos van a la aldea y dicen que todos los dioses igbo son falsos. Anuncian su intención de quemar todos los santuarios. Furiosos, la gente del clan golpea severamente a los tres hombres.

También están llegando historias inquietantes a Mbanto. El rumor dice que donde va la religión del hombre blanco, la sigue el gobierno del hombre blanco. Llegan primero las iglesias, y poco después las aldeas se ven obligadas a someterse a la autoridad blanca.

Se levanta una controversia en la joven iglesia sobre la cuestión de admitir a los osu, una casta de parias que son separados para su consagración a los dioses. No se les permite cortarse el cabello, y sus muertos son enterrados en el Bosque Maligno. El Sr. Kiaga exige que los marginados sean aceptados. Los osu se afeitan la cabeza, a instancias del Sr. Kiaga, y pronto se convierten en los seguidores más fieles de la nueva fe. Surgen más problemas cuando uno de estos osu conversos mata a una pitón, que es un animal sagrado y la emanación del dios del agua.

La gente de Mbanto se reúne para decidir qué hacer con esta nueva religión. Okonkwo aconseja la guerra contra los cristianos, pero las cabezas más frías prevalecen. Temiendo que los dioses se enojen con Mbanto si el clan no hace nada, el clan decide excluir a los conversos. Ya no se les permite disfrutar de los privilegios de la pertenencia al clan. Inicialmente, eso incluye no extraer agua del manantial; el primer día, los cristianos son amenazados por la violencia. Pero entonces Okoli, el hombre que mató a la pitón, enferma misteriosamente y muere. Su muerte demuestra que los dioses están mirando; después de eso, el clan relaja su postura ante los cristianos.

Análisis:

El retrato que hace Achebe de los cristianos es tan justo y equilibrado como su retrato de los igbo; recuérdese que sus padres eran misioneros cristianos. Aunque la intolerancia cristiana conduce a ciertos problemas en los comienzos de la nueva comunidad, el sabio y constante liderazgo del Sr. Kiaga es bastante admirable.

También vemos que los cristianos llenan un vacío en la vida del clan; hacen un gran bien rescatando a los gemelos y proporcionando consuelo a los marginados. Pero también es cierto que los cristianos son la primera ola del imperialismo. La llegada de los misioneros es la precursora de la subyugación.

Okonkwo, característicamente, llama a la guerra. Recuérdese que desprecia a los cristianos debido a la conversión de su hijo. Se disgusta cuando Mbanto elige la pena más liviana de excluirlos. Cree que Umuofia habría elegido un curso diferente. Su exaltación y su determinación para luchar contra la nueva fe con sus puños son típicas de él; se nos recuerda que cuando se encuentra con un problema, Okonkwo sólo conoce una forma de enfrentarlo.

Capítulo 19

Resumen:

Los siete años de exilio están llegando a su fin. Okonkwo envía dinero a Obierika para construir dos cabañas en las que Okonkwo y su familia vivirán hasta que Okonkwo pueda construir el resto del complejo. Okonkwo ha prosperado en Mbanto, pero sabe que habría prosperado más en Umuofia. Estos siete años han sido una experiencia amarga.

Antes de regresar a Umuofia, Okonkwo celebra una magnífica fiesta para el clan de su madre. La calidad y la cantidad de comida rivalizan con un banquete de bodas; Okonkwo se excede para mostrar su gratitud hacia el clan de su madre. Uno de los ancianos da un discurso agradeciendo y alabando a Okonkwo. Pero el discurso termina con una nota ominosa: el anciano teme por el futuro de su gente. La nueva religión ha llegado, y algunas personas del clan han traicionado las creencias de su tribu. Le preocupa que la forma de vida igbo esté siendo amenazada.

Análisis:

La fiesta de Okonkwo está a la altura de su grandeza. Tiene que ser tan generoso con el clan de su madre como ellos lo han sido con él. También está celebrando que finalmente se le permita regresar a su tierra natal. El capítulo termina con una nota ominosa, presagiando las amenazas a los igbo. El discurso del anciano, colocado al final del capítulo, que también es el final de la segunda parte, insinúa que el regreso de Okonkwo a Umuofia podría ser mucho más difícil de lo que había esperado.

Capítulo 20

Resumen:

Okonkwo espera regresar a Umuofia con gran fanfarria. Tiene dos bellas hijas, y les ha pedido, a través de Ezinma, que esperaran hasta su regreso a Umuofia para tomar un esposo. Ezinma se ha convertido en una de las grandes bellezas de su gente. También se ha convertido en una joven saludable y vivaz, y ninguno de los hijos entiende los estados de ánimo de Okonkwo mejor que ella.

La iglesia ha ganado un poderoso punto de apoyo en Umuofia. Incluso varios hombres con títulos se han unido a la nueva religión. El hombre blanco también ha construido un juzgado, donde un comisario de distrito impone la ley blanca. El comisario se sirve de una pandilla de kotmas, mensajeros de la corte africanos que vienen de muy lejos. Son muy odiados porque son arrogantes y brutales. También hay una prisión, e incluso hombres con títulos están siendo encerrados allí. El hombre blanco dice que las leyes igbo son estúpidas e imponen su propia ley sobre los igbo.

Okonkwo está horrorizado. Él y Obierika discuten sobre lo sucedido. Okonkwo se pregunta por qué los hombres de Umuofia no se reúnen y luchan; son personas orgullosas y fuertes. Pero Obierika teme que, si lo hacen, sucederá con ellos lo mismo que le pasó a la gente de Abame. La resistencia ahora es difícil, porque luchar contra el hombre blanco también significaría ir en contra de los conversos. Obierika lo expresa de forma sucinta: "El hombre blanco es muy listo. Vino silenciosa y pacíficamente con su religión. Nos divertimos con su estupidez y le permitimos que se quedara. Ahora se ha ganado a nuestros hermanos, y nuestro clan ya no puede actuar como tal. Ha puesto un cuchillo entre las cosas que nos mantenían unidos y nos hemos desmoronado". Discuten el ahorcamiento de Aneto. En una disputa de tierras, Aneto golpea a su vecino Oduche; no pretendía matarlo, pero lo hizo. De acuerdo con la costumbre igbo, Aneto se preparaba para huir. Pero fue capturado, con toda su familia, y encerrado en la cárcel. Fue trasladado a Umuru, donde los blancos tienen un importante centro de gobierno, y ahorcado.

Análisis:

Téngase en cuenta que desde su noche con el Oráculo, Ezinma se ha convertido en una niña saludable y hermosa. Su enfermedad ha terminado.

Okonkwo había esperado regresar a su patria con alegría y celebraciones, pero encuentra a Umuofia tristemente cambiada. Los igbo ya no son libres de impartir justicia. Por el delito de homicidio involuntario, la costumbre igbo exige el castigo relativamente humanitario del exilio. El hombre blanco, por el contrario, exige la ejecución. Las leyes blancas no son superiores o más humanitarias que las leyes de Umuofia, pero los blancos insisten en que las leyes de los igbo son inferiores. Al construir su palacio de justicia, le roban a Umuofia su autodeterminación.

La religión y el nuevo gobierno están causando estragos en la armonía de la vida igbo. La inestabilidad social y la amenaza de la violencia han llegado con toda su fuerza, y la resistencia armada es imposible. La vieja religión está amenazada; con humillación, los igbo se ven obligados a someterse a la autoridad blanca.