Todo Se Desmorona

Todo Se Desmorona Resumen y Análisis de los Capítulos 1 a 5

Capítulo 1

Resumen:

Se nos presenta a Okonkwo, un gran hombre de la tribu Igbo, muy conocido en las nueve aldeas y más allá. En su juventud, se hizo famoso cuando derrotó a Amilinze el Gato, un gran guerrero. Es un hombre formidable, severo e intimidante en apariencia; cuando está enojado, tartamudea. El tartamudeo lo enoja más, y entonces usa sus puños. Tiene un temperamento caliente. No tiene paciencia para hombres fracasados; su padre, Unoka, había sido un hombre así. Unoka era un perezoso sin nada, que murió profundamente endeudado. El narrador hace una digresión para contarnos sobre él. Unoka fue un gran flautista en su juventud, pero de adulto se convirtió en un fracaso. Se la pasaba pidiendo préstamos a sus amigos y vecinos, y sus hijos y su esposa no tenían suficiente para comer.

Un día, un hombre llamado Okoye, vecino de Unoka, fue a discutir por el dinero que Unoka le debía. Se describen aquí los rituales de la hospitalidad: el invitado trae kola, un tipo de comida que se come durante las visitas, y los hombres a menudo hablan en proverbios. Okoye estaba a punto de tomar el tercer título más alto en la tierra, y tenía que recolectar recursos. Unoka se rió de él, diciéndole que tenía muchas otras deudas que tenía que pagar primero.

Unoka muere profundamente endeudado. Pero Okonkwo, aunque es joven, ya es un gran hombre. Tiene dos graneros llenos de ñames, y ha luchado valientemente en dos guerras inter-tribales. Ya ha tomado dos títulos y tiene tres esposas. El narrador nos cuenta que su alta posición fue la razón por la que se le encomendó vigilar al niño que había sido ofrecido como sacrificado a Umuofia para evitar la guerra. El chico condenado se llamaba Ikemefuna.

Análisis:

Todo se desmorona es en parte una tragedia y en parte un documental. Es la historia de Okonkwo y de su trágica muerte después de la llegada del hombre blanco; también es una obra de ficción que documenta el mundo que el hombre blanco destruyó. La estructura es importante para la tragedia, y según las reglas aristotélicas de la tragedia, todo lo que no es esencial para la acción central debería ser removido. Sin embargo, la tragedia de la muerte de Okonkwo es abordada como parte de una tragedia mayor: la derrota y la transformación forzada de un gran pueblo. La novela de Achebe es tragedia y memoria. La narración tiende a divagar; para comprender la gravedad de la tragedia de Okonkwo, el lector debe verlo dentro del contexto de su mundo.

Achebe nos da descripciones detalladas de las tradiciones, las costumbres y las creencias del pueblo igbo. La memoria es un tema importante; aquí, esta guía de estudio utiliza el término memoria como un concepto amplio que cubre todas las descripciones de estilo documental de la vida Igbo. Hacia el final de la novela, el lector se da cuenta de que el relato que acaba de leer es la historia de una cultura que ha sido irrevocablemente transformada. Otra parte del proyecto de Achebe es dar un retrato equilibrado y sensible de la cultura Igbo, en tanto las culturas tribales africanas fueron largamente descartadas por los eruditos blancos como bárbaras y malvadas.

La digresión es una de las herramientas más importantes de Achebe. El autor aprovecha cualquier oportunidad que pueda para hablarnos sobre un incidente pasado que sólo se conecta indirectamente con su historia central. Estas digresiones le permiten desarrollar su retrato de la vida tribal.

La ambición y la grandeza son dos temas estrechamente relacionados. Okonkwo está decidido a ser lo contrario de su padre. Ya ha tomado dos títulos (títulos honoríficos que otorgan estatus a los hombres en la tribu) y es bastante rico. El éxito y el honor son muy importantes para Okonkwo. Ha trabajado toda su vida para ganarse el respeto de su gente. Su ética de trabajo y su ambición también dan lugar a sus fallas: es un hombre duro, rápido para la ira y sin humildad.

Capítulo 2

Resumen:

Una noche, mientras Okonkwo se prepara para acostarse, escucha al pregonero de la ciudad, golpeando su instrumento hueco y llamando a todos los hombres de Umuofia a una reunión al día siguiente, temprano por la mañana. La noche es oscura y sin luna, y el narrador explica que la oscuridad es aterradora incluso para los más valientes de los igbo. El bosque es un lugar siniestro por la noche. Okonkwo sospecha que una guerra se podría estar gestando: es un guerrero distinguido, y la guerra le da la oportunidad de ganar mayor estima.

A la mañana siguiente, los diez mil hombres de Umuofia se reúnen en el mercado. Ogbuefi Ezuogo, un poderoso orador, ofrece la tradicional apertura: mira hacia cuatro direcciones diferentes, levantando un puño cerrado, y grita "Umuofia kwenu", a lo que todos los hombres responden con un "¡Yaa!". Los saluda de esta manera por quinta vez, y luego les cuenta que unos hombres del pueblo vecino de Mbaino han matado a una chica de Umuofia. Los hombres discuten la situación, y deciden seguir el curso normal de acción: emitirán un ultimátum, exigiendo un niño y una virgen como compensación. Los pueblos vecinos temen a Umuofia, porque sus guerreros y hechiceros son poderosos. Su medicina de guerra más poderosa (magia) es agadi-nwayi, una magia forzada por el espíritu de una mujer vieja con una pierna. El narrador nos dice que para ser justos con Umuofia, debe decir que la aldea nunca fue a la guerra sin intentar primero un acuerdo pacífico, e incluso entonces sólo lo hacía si la guerra había sido antes aprobada por el Oráculo de las Colinas y las Cuevas. Y el Oráculo a menudo prohibía la guerra.

Okonkwo es elegido como emisario. Él va y es tratado con respeto, y regresa con el niño y la chica virgen. La muchacha va con el hombre cuya esposa fue asesinada. En cuanto al niño, el pueblo no tiene prisa por decidir su destino. Su nombre es Ikemefuna, y se va a vivir con Okonkwo y su familia.

El narrador describe a Okonkwo y a su familia, así como su situación de vida. Okonkwo tiene una cabaña separada, u obi, en el corazón de su complejo familiar. Cada esposa tiene su propia choza. Todo está rodeado por un gran muro rojo. Los ñames son el cultivo principal para los igbo, y el complejo incluye un establo para el almacenamiento de ñames. También hay un santuario o "casa de medicina". Okonkwo se enoja rápidamente. Gobierna a su familia como un tirano. Le teme al fracaso, y odia la memoria de su padre ocioso; su hijo mayor, Nwoye, muestra signos de ser como el padre de Okonkwo, por lo que Okonkwo es muy duro con él. Ikemefuna es llevado a casa con Okonkwo y entregado a la madre de Nwoye. El chico extraña su casa y no entiende por qué lo han apartado de su familia.

Análisis:

Achebe nos brinda un retrato conciso de la organización social de los igbo, en varios niveles. Vemos que la ciudad no es gobernada por un jefe, sino por una asamblea general de todos los hombres. En efecto, los igbo tienen una democracia primitiva. Aprendemos que los ñames son un alimento básico, y que una gran cantidad de ñames indica prosperidad. También aprendemos que Umuofia premia la justicia y no libra guerras de conquista. También hay un alto nivel de movilidad social. Nótese que si bien Unoka fue un fracasado, Okonkwo ha crecido hasta convertirse en un gran hombre entre su gente.

Okonkwo teme el fracaso. El tema de la ambición tiene su contrario, y es el miedo al fracaso de Okonkwo, que lo convierte en un hombre duro. Él es fuerte, pero no ve que sus esposas e hijos no son tan fuertes físicamente como él. Sin embargo, los empuja a trabajar tan duro como él. Todas sus esposas e hijos le temen. Okonkwo intenta ayudar a su hijo, Nwoye, siendo doblemente duro con él. Pero este acercamiento está convirtiendo a Nwoye en un joven triste y resentido.

Capítulo 3

Resumen:

Cuando Okonkwo era joven, su padre Unoka fue a Agbala, el Oráculo de las Colinas y las Cuevas. Preguntó por qué siempre tuvo una cosecha miserable, a pesar de sus oraciones y ofrendas a los dioses. El Oráculo le dijo que la culpa no estaba en los dioses, sino en su pereza. Unoka murió de una inflamación, lo que los igbo creen que es una abominación para la diosa de la tierra. Al igual que otros que murieron mal, se quedó en el Bosque Maligno. Okonkwo vive con miedo al tipo de fracaso y al triste final que conoció su padre.

Okonkwo no heredó un establo lleno de semillas de ñame. Tuvo que comenzar como aparcero de un hombre rico llamado Nwakibie. Nwakibie fue generoso, pero el primer año que plantó Okonkwo fue el peor año de siembra en la memoria viva de Umuofia. Okonkwo, con determinación sobrehumana, sobrevivió. Su padre estaba en sus últimos días entonces. Él dio a Okonkwo elogios alentadores, pero esto sólo puso a prueba la paciencia de Okonkwo.

Análisis:

Okonkwo ha superado increíbles adversidades. El final patético de su padre lo manchó de vergüenza y lo dejó sin herencia. Su ascenso al poder social y a la riqueza ha sido un triunfo de la terquedad y de la voluntad. La aparcería es una forma difícil de comenzar; además, el primer año que plantó Okonkwo fue un año terrible de cosecha. Pero Okonkwo era joven y fuerte, y pudo sobrevivir. La experiencia ha sido esencial para la formación de su carácter. Es fundamental para las creencias de Okonkwo no sólo una ética de trabajo sino también una fe en la capacidad de la voluntad de superar la adversidad. Él confía en que puede dominar su entorno; gobierna como hombre, y está ferozmente orgulloso de su gente. Comprender estas creencias es clave para entender la tragedia que golpea a Okonkwo más tarde, después de la llegada del hombre blanco.

Capítulo 4

Resumen:

Okonkwo muestra pocas emociones abiertamente, y ninguna de ellas se asocia a la ternura. Una vez insultó a un hombre en una reunión de la aldea, dando a entender que era una mujer. El hombre no tenía títulos. Okonkwo fue reprendido, y un anciano de la aldea dijo que los afortunados deben mostrar humildad; sin embargo, Okonkwo nunca ha sido afortunado. Todo lo que tiene tiene lo ganó por sí mismo.

Ikemefuna siente mucha nostalgia, pero con el tiempo encuentra un lugar en la familia de Okonkwo. Nwoye, dos años más joven, es inseparable de Ikemefuna, e incluso Okonkwo se encariña con el chico, aunque no lo muestra abiertamente. Ikemefuna es un chico inteligente; sabe cómo hacer flautas y trampas para roedores. Comienza a llamar a Okonkwo "padre".

Durante la Semana de la Paz, la esposa más joven de Okonkwo, Ojiugo, sale a trenzar su cabello y se olvida de cocinar la cena para él. Cuando regresa, Okonkwo la golpea salvajemente. Este acto es una abominación para los igbo. Nadie tiene permitido siquiera hablar descortesmente con otro durante la Semana de la Paz; la transgresión de Okonkwo amenaza la cosecha de todo el clan. Ezeani, sacerdote de la diosa de la tierra, llega antes del anochecer. Él desprecia la tradicional ofrenda de Okonkwo de nuez de cola y exige una dura multa de bienes y dinero de Okonkwo. Okonkwo la paga, internamente arrepentido, pero es demasiado orgulloso para admitir abiertamente a sus vecinos que se ha equivocado. Sus vecinos comienzan a decir que se ha vuelto orgulloso.

Es pronto hora de plantar; mientras preparan los ñames, Okonkwo es muy duro con Nwoye e Ikemefuna. El ñame es una cosecha de hombres, y Okonkwo es muy exigente. Los ñames también son difíciles de cultivar, e implican un cultivo sensitivo y laborioso. Llega la temporada de lluvias, durante la cual los niños se amontonan alrededor del fuego en sus casas, descansando. Con la temporada de siembra terminada, los igbo disfrutan de un período de descanso antes del trabajo en la cosecha.

Ikemefuna y Nwoye se han vuelto muy cercanos; Nwoye ama al niño mayor, que ahora es como un hermano para él. Ikemefuna tiene un catálogo interminable de cuentos populares, y escucharlos hace que Nwoye vea el mundo bajo una nueva luz.

Análisis:

La masculinidad es una de las obsesiones de Okonkwo. Él ve cualquier emoción tierna como femenina y por lo tanto débil. Su cultura es tan patriarcal como cualquier otra, pero en su necesidad de ser fuerte, Okonkwo lleva su preocupación por la hombría hasta el extremo. No ha aprendido la moderación. Su golpiza a Ojiugo es el primer incidente concreto en el libro durante el cual vemos a Okonkwo perder el control. Aunque comienza la golpiza habiendo olvidado que es la Semana de la Paz, cuando se lo recuerdan no se detiene. No es un hombre que deje las cosas a medias incluso si sabe que habrá consecuencias. Más tarde, esta arrogancia lo destruye. Sus vecinos notan su orgullo. Incluso cuando Okonkwo se siente arrepentido, se esfuerza por ocultarlo. Esta determinación y este orgullo feroz lo han convertido en un gran hombre, pero son también la fuente de todas sus fallas.

En su sincero deseo de ver a su hijo Nwoye convertirse en un gran hombre, ha hecho al niño extremadamente infeliz. Okonkwo no es exactamente un varón igbo típico: aunque Achebe establece un paralelismo entre la caída de Okonkwo y la de su gente, también nos muestra que Okonkwo es un hombre extraordinario entre los igbo, tanto en un buen como en un mal sentido. En otros hombres del pueblo vemos moderación y humildad. Vemos en Ikemefuna un modelo que a Nwoye le ha faltado. Temeroso de su brutal padre, Nwoye tiene ahora un hermano mayor amable al que admirar. También vemos que Nwoye es un chico pensativo: sus respuestas a los cuentos populares de Ikemefuna son bellas e imaginativas.

Capítulo 5

Resumen:

La Fiesta del Ñame Nuevo se acerca. Marca el comienzo de la temporada de cosecha. Se desechan todos los ñames viejos y se comen nuevos y sabrosos ñames para las fiestas. El Ñame Nuevo marca el comienzo de un nuevo año y también el de una temporada de abundancia.

Okonkwo, como todos los hombres ricos, siempre invita a una gran cantidad de invitados a la fiesta. Pero él mismo se pone bastante impaciente con los días festivos, y preferiría estar trabajando en su granja. La preparación para la fiesta lo vuelve irascible. Tres días antes de la fiesta, se pone furioso cuando ve que se han cortado unas cuantas hojas del bananero (las hojas del bananero se usan para envolver los alimentos en muchos países tropicales). Cuando su segunda esposa admite haberlo hecho, él la golpea brutalmente. Luego decide ir a cazar. Aunque es un gran hombre, Okonkwo no es un gran cazador. La esposa que acaba de ser golpeada hace un comentario sarcástico sobre las armas que nunca se disparan, y él trata de dispararle. Falla el tiro. A pesar de estos disturbios, el festival se celebra felizmente.

El segundo día del Año Nuevo es el día del torneo de lucha. Ekwefi, la segunda esposa de Okonkwo, ama los torneos de lucha. Fue así, viendo a Okonkwo derrotar al Gato, que se enamoró de él. Se casó con otro hombre, pero pocos años después se escapó de él y se fue a vivir con Okonkwo. En aquellos días, ella era la gran belleza de la aldea. Eso fue hace treinta años. Ekwefi sólo tuvo una hija, Ezinma. Ezinma es una joven encantadora, guapa e inteligente, y una de las favoritas de su padre, aunque éste rara vez lo demuestra. La vemos ayudando a las otras esposas, haciendo los quehaceres de su madre y llevando a Okonkwo su comida.

Análisis:

El Capítulo 5 da cuerpo al retrato de la vida familiar de Okonkwo. Sus tres esposas viven juntas pacíficamente, y parecen tener gran afecto la una por la otra. Ezinma es muy querida, no sólo por Ekwefi y Okonkwo, sino por las otras esposas también. Los niños viven juntos como hermanos y hermanas. Ikemefuna ha sido completamente incorporado en la familia.

Pero Okonkwo gobierna con miedo. Su ira sobre el bananero es completamente infundada; lo usa como una excusa para golpear a alguien. Está muy absorto en sí mismo, y no parece poder controlarse por el bien de su familia.

La sociedad igbo es patriarcal, pero este capítulo se centra en los personajes femeninos. Ekwefi está lejos de ser tímida: recién salida de una golpiza se burla de su marido. También conocemos a su hija Ezinma, uno de los personajes más agradables del libro. El trato que Okonkwo le tiene lo humaniza, equilibrando su trato severo con Nwoye. Una de las razones de su dulzura con Ezinma es su género: en tanto niña, las expectativas sobre ella son diferentes. Okonkwo a menudo desearía que ella fuera un varón, pero este deseo parece benigno al lado de su trato despiadado hacia Nwoye. Vemos que Okonkwo es al menos capaz de cierta ternura. Como no tiene las mismas terribles expectativas para la niña que para el hijo, puede tratarla con al menos un poco de gentileza.