Ricardo III

Ricardo III Resumen y Análisis Acto V

Resumen

Escena I

Esta escena transcurre en una plaza de Salisbury. El sheriff lleva a Buckingham a ser ejecutado. Buckingham se encuentra profundamente arrepentido de todos los complots que urgió contra sus enemigos políticos. Siente que Dios lo está castigando por ello. Además, afirma que la maldición que lanzó Margarita contra él finalmente se volvió realidad.

Escena II

Esta escena transcurre en una llanura cerca de Tamworth. Allí se encuentra Richmond dándole aliento a sus hombres para vencer a “el miserable jabalí, sanguinario y usurpador” (p. 104), es decir, a Ricardo III.

Escena III

Esta escena transcurre en un campo de Bosworth. En un lado del campo está Ricardo III junto a sus hombres. En el otro lado está Richmond con su ejército. Ricardo III le da ánimos a sus tropas argumentando que el ejército real es tres veces más numeroso que el ejército rebelde. Richmond, por su parte, profetiza una victoria para sus tropas.

Luego, ambos le envían un mensaje a Stanley, pidiéndole apoyo militar. En su nota, Ricardo III lo amenaza con matar a su hijo si no se presenta a la brevedad. Tras escribir dicha nota, Ricardo III se queda dormido. Stanley aparece en el campamento de Richmond. Le informa que intentará engañar a Ricardo III y se retira. Richmond se duerme.

Entran en escena los espectros de diferentes personajes que han sido traicionados y asesinados por Ricardo III. En primer lugar, entra el espectro de Eduardo de Westminster. Luego entra el espectro de Enrique VI. A continuación, entra el espectro de Clarence y, después, los de Rivers, Grey y Vaugham. Posteriormente, entra el espectro de Hastings, seguido por los espectros de los llamados príncipes niños (el Príncipe de Gales y el joven duque de York) y el de la reina Ana. Por último, aparece el espectro de Buckingham. Cada uno de estos espectros se acerca al lecho de Ricardo III y de Richmond. Todos y cada uno de ellos le auguran la muerte a Ricardo III y le auguran la victoria en el campo de batalla a Richmond. Ricardo III se despierta sintiendo culpa y miedo. Richmond se despierta lleno de confianza de cara a la batalla.

Luego, Ricardo III se entera de que Stanley se ha pasado al bando de Richmond. De inmediato, manda a cortar la cabeza del hijo de Stanley. Sin embargo, le informan que Richmond se encuentra demasiado cerca, y que deberán posponer dicha ejecución hasta después de la batalla.

Escena IV

Esta escena transcurre en otra parte del campo de batalla. Han matado al caballo del rey Ricardo III. Este, a pie, grita: “¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!” (p. 115). Luego afirma que debe haber seis Richmond en el campo de batalla. Dice que ha matado a cinco, pero todavía no ha logrado asesinar al auténtico.

Escena V

La última escena de la obra también transcurre en el campo de batalla. Aparecen Richmond y Ricardo III y luchan mano a mano. Luego salen de la escena y vuelve a aparecer Richmond, solo y con la corona en la mano. Stanley entra en escena, toma la corona y se la coloca en la cabeza, convirtiéndolo en el rey Enrique VII.

De inmediato, Enrique VII proclama el perdón para los soldados enemigos. Luego, expresa su deseo de casarse con Isabel Tudor. Considera que dicho matrimonio terminará con la discordia entre la familia York y la familia Lancaster, es decir, terminará con la denominada “Guerra de las Dos Rosas”. Sus últimas palabras, antes de que caiga el telón, son: “Ahora las heridas civiles están cerradas, y la paz vuelve a vivir para que viva aquí mucho tiempo” (p. 117).

Análisis

En el último acto asistimos al desenlace de la obra. Aquí se resuelven los diferentes conflictos y se cierran las líneas argumentales. Es el momento culminante de la obra, donde se revelan los resultados finales de las acciones y decisiones de los personajes.

En la primera escena de este quinto acto, quien debe afrontar las consecuencias de sus decisiones es Buckingham. Tras ser capturado por las fuerzas reales, el 2 de noviembre de 1483, tal como sucede en la obra, Buckingham fue decapitado públicamente en la plaza de Salisbury.

En la segunda escena de este quinto acto aparece por primera vez Richmond, un personaje que será fundamental para el desenlace de la obra. El verdadero nombre de Richmond era Enrique Tudor. Se lo llamaba “Richmond” porque era Lord de la zona de Richmond, al norte de Inglaterra. Tal como sucede en la obra, Richmond se unió a la rebelión de 1483 contra Ricardo III encabezada por Buckingham, que era su primo. Sin embargo, tras el apresamiento y la muerte de Buckingham, Richmond se refugió durante dos años.

En este punto, Shakespeare, a fines dramáticos, unifica dos rebeliones históricas que hubo contra Ricardo III, y las muestra en escena como si hubiese sido una sola. En términos históricos, la primera rebelión fue, precisamente, la que encabezó Buckingham en 1483, y que Ricardo III logró sofocar. La segunda rebelión fue la que encabezó Richmond en 1485, y le costó no solo la corona a Ricardo III, sino también su vida.

En la obra, Richmond aparece como el único personaje verdaderamente capaz de derrotar a Ricardo III. Esto se debe a que es el único (además de los príncipes niños) que no carga con ningún complot ni traición, y no tiene grandes enemistades. A diferencia del resto, Richmond está limpio de culpas. Es un personaje moralmente impecable.

La tajante diferencia entre Richmond y Ricardo III se ve con claridad en el modo en que ambos motivan a sus tropas. Richmond les da un discurso optimista, en el que habla de obtener la paz y destaca la valentía de sus hombres para enfrentarse al tirano. Dice: “En nombre de Dios, avancemos con buen ánimo, valerosos amigos, para recoger la cosecha de la paz perpetua con esta sola prueba de sangre de la dura guerra” (p. 104). Por el contrario, el discurso que Ricardo III les da a sus tropas se basa en el desprecio y el terror. Ricardo III no motiva a sus hombres hablando sobre el futuro de Inglaterra, sino fomentándoles el odio y el miedo hacia sus adversarios: “Recordad con quién os las vais a haber; una especie de vagabundos, bribones, forajidos, la hez de Bretaña, bajos aldeanos lacayunos a quienes vomita su saciado país de aventuras desesperadas y destrucción segura. Dormíais seguros, y ellos os traen inquietud; tenías tierras, y la bendición de hermosas mujeres, y ellos quieren arrebataros las unas y raptaros las otras” (p. 113).

La contraposición entre ambos personajes se acentúa en el icónico momento de la tercera escena en el que aparecen los espíritus de las víctimas de Ricardo III mientras este y Richmond duermen. Cada uno de los espíritus desprecia a Ricardo III y le desea la muerte, y loa a Richmond y le desea la victoria. Por todo esto, puede considerarse que Richmond es el héroe de la obra pese a aparecer recién en el quinto acto, mientras que Ricardo III, por su parte, es el villano de la obra pese a ser el protagonista.

Tras soñar con los espíritus, Richmond despierta lleno de fe para ir a combatir. Por el contrario, Ricardo III despierta lleno de temor. Advierte entonces que el miedo que siente es hacia sí mismo. Se da cuenta de que él es su peor enemigo, y que sus acciones del pasado traerán terribles consecuencias en el futuro inmediato: “¿Qué temo? ¿A mí mismo? No hay nadie más aquí: Ricardo quiere a Ricardo; esto es, yo soy yo. ¿Hay aquí algún asesino? No; sí, yo lo soy. Entonces, huye. ¿Qué, de mí mismo? Gran razón, ¿por qué? Para que no me vengue a mí mismo en mí mismo. Ay, me quiero a mí mismo. ¿Por qué? ¿Por algún bien que me haya hecho a mí mismo? ¡Ah no! ¡Ay, más bien me odio a mí mismo por odiosas acciones cometidas por mí mismo!” (p. 110).

La cuarta escena es brevísima, pero contiene la frase más icónica de la obra. En medio de la batalla de Bosworth, mientras corre despavorido, Ricardo III grita: “¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!” (p. 115). Esta frase sintetiza a la perfección la desesperación y el deterioro de la posición de Ricardo III. Su oferta de entregar su reino por un caballo refleja su necesidad urgente de escapar y sobrevivir. Además, esta línea también contiene cierta ironía trágica: Ricardo III ha cometido muchas acciones crueles y despiadadas para ganar el trono, y ahora está dispuesto a renunciar a la corona a cambio de un caballo. Vivir se le presenta, entonces, como algo mucho más esencial e importante que tener poder.

En esta cuarta escena, Ricardo III afirma también que ya ha matado a cinco Richmond, pero no al original. Esta frase alude a una práctica bélica usual de la época, que consistía en vestir a los soldados comunes como reyes para engañar al enemigo.

En la última escena de la obra, Richmond mata a Ricardo III y se convierte en el rey Enrique VII. En términos históricos, es verdad que Ricardo III murió en la batalla de Bosworth, aunque no es cierto que haya sido justamente Richmond quien le dio muerte con su espada.

La batalla de Bosworth, ocurrida en 1485, se considera la última batalla de la larga Guerra de las Rosas. Al convertirse en rey, Enrique VII terminó con el predominio en el trono de los York y los Lancaster, y dio inicio a la denominada “Dinastía Tudor”, que gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603.