Retrato del artista adolescente

Retrato del artista adolescente Metáforas y Símiles

“El excitado monitor estaba empujando a los chicos a través de la sacristía como una bandada de gansos batiendo nervioso las alas de la sotana y gritando a los rezagados que se dieran prisa” (Símil) (p. 95)

En este pasaje se reproduce una escena escolar en la que los jovencitos son comparados con gansos, un ave que se bambolea al caminar y hace unos ruidos que generalmente son algo ridículos. La comparación con esta ave, tradicionalmente asociada a la torpeza, se extiende de un modo cómico al monitor que trata de arriarlos. Él también, aunque adulto y símbolo de autoridad, "bate las alas de la sotana".

Si bien la crítica ha intentado encontrar en los textos de Joyce una simbología cerrada, esta labor nunca dio buenos frutos, ya que la polisemia es una de las características más fuertes de su literatura. Muchos han querido ver a los pájaros en Retrato de un artista adolescente como un símbolo de libertad. Sin embargo, Joyce abre y desmenuza estos símbolos anquilosados, en este caso las aves, y les da nueva vida. Entonces, nos encontramos, por ejemplo, con jóvenes comparados a gansos, pero también con mujeres hermosas con pechos como los de las palomas.

“De la mala semilla del deseo habían brotado todos los otros pecados mortales” (Metáfora) (p. 130)

En este caso nos encontramos con una metáfora que asocia el pecado a una semilla, como un elemento minúsculo, pero con la capacidad de extenderse, con sus raíces y brotes, de modo irrefrenable. Así, de la semilla del deseo del protagonista nace luego el

orgullo de sí mismo y desdén por los demás, codicia de usar el dinero para comprar placeres ilegítimos, envidia por aquellos cuyos vicios no podía alcanzar y murmuraciones calumniosas contra los pillos, goce glotón de la comida, la furia de fulgor mortecino en medio de la cual cavilaba sobre sus anhelos, el pantano de pereza espiritual y corporal en que se había hundido todo su ser (p.130).

Esta metáfora no se restringe a Joyce, sino que se encuentra en la Biblia en más de una ocasión. Para la religión cristiana, la naturaleza humana constituye un terreno propicio para la germinación de la semilla del pecado, como se expone en el pasaje bíblico de Jeremías (17:9). A partir de este corazón corrompido por la semilla del pecado, emergen una multiplicidad de bajas pasiones carnales e inmoralidades, derivadas de los deseos pecaminosos que permean y contaminan al ser humano, tal como podemos leerlo también en el Evangelio de Mateo (15:19). De esta manera, se plantea que la matriz del pecado se halla en los anhelos inmorales, que son la semilla, y generan una diversidad de conductas y actitudes moralmente censurables, que son sus brotes.

“Las estrellas del cielo estaban cayendo sobre la tierra como los higos soldados por la Higuera que el viento ha sacudido” (Símil) (p. 138)

Este fragmento está tomado casi literalmente del Apocalipsis. En la narrativa bíblica, se hace referencia a la higuera como el primer árbol en el Edén. En la cultura mesopotámica, se le atribuía al higo el simbolismo del árbol del conocimiento. Según esta creencia, los abundantes granos presentes en el higo representaban la unidad y universalidad del conocimiento humano.

Este pasaje se produce en el momento en que Stephen se encuentra atormentado, al borde del colapso nervioso, por el discurso del sacerdote. No es casual que, justo en ese momento, su imaginación recurra a esta comparación bíblica entre las estrellas y los higos verdes que golpean todo a su paso y que remiten al conocimiento. La voluntad de conocer el mundo, que hasta el segundo capítulo tiene a Stephen explorando, inclusive, las conductas pecaminosas, a fin de aprehender todo aquello que lo rodea, se vuelve en su contra y lo golpea en el juicio final que recrea en la imaginación.

“Su seno era como el de un ave, suave y leve, leve y suave como el pecho de una paloma de plumaje oscuro” (p. 203) (Símil)

Esta comparación del pecho de la joven a la que contempla extasiado Stephen con el pecho de un ave brinda una sensación táctil osada, dado el momento de la vida del protagonista. Al encontrarse en una crisis de fe, se abre de su penitencia autoimpuesta, en la cual se había prohibido mirar a cualquier mujer, y se encuentra con la imagen de esta joven frente al mar. La comparación sugiere, mediante los adjetivos que denotan suavidad y fragilidad, la idea de contacto físico que había estado hasta ahora reprimida.

“La voz zumbada del profesor seguía enrollándose despacio alrededor y alrededor de las bobinas de las que hablaba, duplicando, triplicando, cuadruplicando su energía soñoliento como la bobina multiplicaba sus ohmios de resistencia” (Símil) (pp. 229-230)

El narrador, focalizado en Stephen, compara el discurso del profesor de física, vibrante, con el zumbido de las bobinas sobre las cuales se encuentra explicando el funcionamiento. Este símil da cuenta del funcionamiento de la imaginación de Stephen: su creatividad recrea la vida en forma de poesía, e integra los elementos del medio en que se encuentra, como la bobina y el discurso del profesor, para generar una nueva imagen poética.