Memorias del subsuelo

Memorias del subsuelo Guía de Estudio

Escrita en 1864, Memorias del subsuelo refleja los cambios en el pensamiento de Dostoievski que se produjeron tras acontecimientos recientes en su vida: como resultado de sus inclinaciones políticas liberales, Dostoyevski fue condenado a muerte junto a un grupo de liberales en 1849. Ya frente al paredón de fusilamiento, se les informó que el Zar les había perdonado la vida y, en cambio, fueron condenados a trabajos forzados en Siberia. Así, entre 1850 y 1854, Dostoyevski estuvo en Siberia y luego sirvió en el ejército durante los siguientes cuatro años. En 1859, después de casarse, al autor se le permitió regresar a San Petersburgo y comenzar a escribir. Escribió una novela sobre su experiencia en Siberia y luego, tras visitar Europa occidental, escribió otro libro sobre su viaje.

El tiempo pasado en prisión y la visita a Europa sirvieron para alterar drásticamente la visión del mundo de Dostoyevski. En la década de 1840 era un romántico y un liberal: defendía ideas utópicas de occidente asociadas al materialismo y el racionalismo. Pero en Siberia interactuó con gente del pueblo, que no pertenecía a la intelligentsia, y descubrió que despreciaban a los intelectuales tanto como a la clase dominante. En consecuencia, Dostoyevski empezó a mirar con recelo sus propias viejas creencias, al mismo tiempo que estas penetraban cada vez más en Rusia, ahora asociadas a un movimiento socialista utópico que, para la década de 1860, ya tenía un carácter revolucionario. La visita de Dostoyevski a Europa, tras su paso por Siberia, lo hizo aún más escéptico de estos ideales.

La amargura presente en Memorias del subsuelo también se puede atribuir, al menos parcialmente, a circunstancias de la vida personal del autor. En 1863, Vremia, la revista que había comenzado con su hermano, fue prohibida por razones políticas. Su nueva revista, Epokha, atravesó graves dificultades económicas casi desde el principio. El propio autor se encontraba en una complicada situación financiera, y su carrera también estaba en problemas: como se había vuelto contra el ideal liberal, fue tildado de conservador y atacado brutalmente. Tanto su más querido hermano como su esposa fallecieron en 1864.

La primera parte de Memorias del subsuelo se dedica en buena medida a criticar el pensamiento de los contemporáneos de Dostoyevski al momento de la publicación. No puede leerse, de hecho, sin comprender su carácter paródico respecto a la recientemente publicada ¿Qué hacer?, de N. G. Chernishevski. Esta novela reflejaba los ideales liberales de la intelligenstia de la década de 1860. La segunda mitad de la obra de Dostoyevski, por su parte, muestra a su protagonista veinte años antes del tiempo de enunciación, atrapado en un mundo literario de fantasía e incapaz de abordar la realidad. Representa, en este sentido, a los románticos de la década de 1840, que eran igualmente idealistas, pero poco hacían, en la práctica, por aportar a sus propios ideales. Puede leerse, en este sentido, una clara autocrítica, ya que el propio autor había pertenecido a los círculos liberales de los años cuarenta.

La novela se publica en dos partes en la revista Epokha, y es ignorada, en buena medida, por los críticos en ese momento. En la Rusia soviética, quienes querían glorificar a Dostoyevski sin la oscuridad de sus Memorias del subsuelo se vieron obligados a marginar esta obra del autor. En Occidente, por su parte, la obra se ha leído a menudo dividida en sus dos partes, y la primera es considerada por muchos un prototipo del existencialismo. Sin embargo, separar el texto en dos partes parece un error: la segunda parte da cuenta de las relaciones del hombre del subsuelo con los otros, que en la primera sección apenas se insinúa. Las dos partes están íntimamente ligadas, y la lectura parcial de la obra parece traicionar, en última instancia, el objetivo estético y político del autor.