Mal de amores

Mal de amores Temas

El amor

Como el propio título lo indica, el amor es un tema fundamental en Mal de amores. De acuerdo con Lucrecia Infante Vargas (1996), de hecho, se trata del eje que guía toda la novela.

La narración presenta diferentes tipos de vínculos amorosos entre los personajes. Por un lado, se narran los lazos de amor que unen a la familia Sauri: Diego y Josefa se enamoran al conocerse y, desde ese momento, crean una pareja llena de afecto, compañerismo y pasión. A su vez, aman a su hija Emilia de un modo pleno y libre. A pesar de que tienen desacuerdos e incluso peleas, los tres siempre eligen mantenerse juntos.

Por otro lado, a lo largo del libro se despliega una extensa serie de historias de amor de pareja, entre las que destacan los dos amores de la protagonista, que tienen características diferenciadas. Emilia y Daniel comparten un amor intenso y pasional, mientras que ella y Zavalza construyen un amor calmo y estable. De este modo, la obra expone la existencia de diversas formas del amor, que es un sentimiento humano muy complejo.

Además, Mal de amores discute ciertas reglas sociales que restringen las vivencias amorosas. Por ejemplo, cuenta que las parejas tienen sexo por fuera del matrimonio, e incluso presenta a su protagonista como bígama, es decir, como una mujer que tiene dos parejas al mismo tiempo.

La Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana, su gestación y sus consecuencias conforman el otro tema vertebral de este libro. Es por ello que Mal de amores es una novela histórica que tiene una importante dimensión realista: el relato de la vida de Emilia se entrelaza con la recreación de acontecimientos de un período especialmente convulso de la historia de México.

Primero se presentan los conflictos de las décadas previas a la Revolución, muchos de los cuales son motivo de conversación en las tertulias del doctor Cuenca. Luego, sobre todo mediante la participación activa de Daniel en revueltas y levantamientos, se cuenta el desarrollo de la guerra revolucionaria. Finalmente, los personajes y la voz narradora van comentando lo que ocurre después del triunfo de los rebeldes, y ofrecen sus esperanzas y decepciones.

En este plano, la novela integra referencias a eventos históricos, como la matanza de obreros en Cananea en 1907 y la entrada de los rebeldes a la capital en 1911, con alusiones a figuras políticas clave del período, como Porfirio Díaz y Francisco Madero. También se exhiben las tensiones ideológicas de la época, se denuncia la existencia del fraude electoral y se retratan la convulsión social y el peligro constante en el que viven aquellos que son críticos de los diferentes gobiernos. Así, por ejemplo, Daniel asume riesgos al luchar en conflictos armados, pero también los asume más tarde al trabajar como periodista.

La opresión de las mujeres

Mal de amores problematiza la cuestión de los roles determinados socialmente para las mujeres y pone de manifiesto una serie de dinámicas de opresión. Para discutir esas limitaciones impuestas por la sociedad de la época, la novela presenta figuras femeninas disruptivas que trabajan, estudian, militan, y son independientes, libres y poderosas. Entre ellas se destacan Emilia, que se dedica a desarrollar una carrera profesional como médica, y Milagros, que elige no casarse ni ser madre.

En ese punto es interesante observar un homenaje que la novela realiza hacia el final, entrelazando una vez más la ficción con elementos de la realidad histórica. En el capítulo XXVII se relata que, en 1919, Emilia y Zavalza viajan a Nueva York para dar una conferencia sobre medicina, invitados por el doctor Hogan, maestro de la protagonista en Estados Unidos. Entonces se relata que Hogan ha sido alumno de Elizabeth Blackwell, la primera mujer estadounidense en recibir el diploma universitario de médica, y se destaca su lucha para gozar del mismo derecho que los varones a estudiar en la universidad y ejercer una profesión.

Además, la novela denuncia la situación de muchas mujeres que, por diferentes motivos, no gozan de la misma suerte que la protagonista, y se ven oprimidas de algún modo. Por ejemplo, Sol García es criada para convertirse en la esposa servicial y sumisa de un marido rico, mientras que la narración presenta breves retratos de mujeres pobres que son maltratadas y violentadas por los hombres, como la paciente de veinte años que muere junto a Emilia tras haber parido cinco veces desde sus trece años de edad.

La mezcla y el sincretismo

A lo largo de toda la obra se elabora el tema de la mezcla y el sincretismo, característico de la literatura latinoamericana del siglo XX.

En primer lugar, se presenta a los personajes y a la sociedad mexicana como producto del mestizaje entre indígenas y europeos. De hecho, Emilia es un ejemplo de ello: Diego Sauri es descendiente de curanderos tradicionales, mientras que los antepasados de Josefa son españoles llegados a América en el contexto colonial. En segundo lugar, las creencias de los Sauri exponen el sincretismo religioso (es decir, la combinación de distintas creencias), también característico de la región: combinan principios de las religiones indígenas con el cristianismo. Así, por ejemplo, cuando Emilia estudia el catecismo en la escuela, los padres le dicen que se trata de una creencia tan válida como otras, y en casa le enseñan sobre dioses de diversos orígenes (maya, azteca, romano). En tercer lugar, la mezcla de tradiciones se ve presente en el modo en el que Emilia desarrolla su profesión. La protagonista combina saberes ancestrales sobre plantas medicinales y el uso de la palabra con conocimientos científicos occidentales de avanzada, como los que aprende en sus estudios universitarios en Estados Unidos.

El aprendizaje

El aprendizaje es un tópico fundamental de esta novela, ya que, en gran medida, la caracterización de Emilia como figura femenina fuerte, independiente, libre y disruptiva se basa en sus ganas de estudiar y formarse en el ámbito de la medicina. Esta sed de conocimientos, que la acompaña desde chica, la lleva a establecer vínculos muy especiales con una serie de figuras que funcionan como maestros y maestras. Entre ellos se destacan su padre, el doctor Cuenca, el doctor Hogan, Zavalza y Teodora. Además, gracias a ello se convierte en una persona valiosa para su comunidad, ya que trata y cura a muchísimos enfermos, en particular a personas pobres víctimas de las desigualdades socioeconómicas y de la violencia política que reina en el país en torno a la Revolución. Por último, el aprendizaje la lleva a ampliar sus horizontes y a realizar viajes. Todas estas experiencias la moldean como una mujer excepcional para su época.

La muerte

La muerte es un tema central en la cultura mexicana, y también se pone de manifiesto en Mal de amores. En particular, este tópico se relaciona aquí con la violencia política que caracteriza el proceso de la Revolución Mexicana. Así, Emilia vive permanentemente preocupada porque Daniel puede ser asesinado en las revueltas y levantamientos. De hecho, en determinado momento llega a creer que el joven ha muerto y ella recorre el norte del país para buscar su cadáver. Además, se comenta que, en las primeras décadas del siglo XX, muchos hombres fallecen en enfrentamientos armados, e incluso se cuenta que la ciudad de México amanece con muertos en las calles cada mañana.

Por fin, la muerte ronda la vida de los personajes de manera constante: la madre de Daniel ha muerto en el parto, años más tarde también fallece su padre, Milagros repite en varias ocasiones que se siente como muerta, hacia el final perece el marido de Sol García, y Emilia debe enfrentar la muerte de sus pacientes repetidamente.

El paso del tiempo

El paso del tiempo es un asunto constitutivo de esta narración, y está tematizado como preocupación y motivo de reflexión de los personajes. El contexto histórico de Mal de amores abarca las décadas del pasaje del siglo XIX al siglo XX, momento muy marcado por la modernización de México y del mundo: se producen avances tecnológicos e industriales que generan en el país la noción de que el tiempo se acelera y que, con velocidad, se entra en un futuro radicalmente diferente al pasado. Este proceso se intensifica con la Revolución, que también pretende dejar atrás la manera tradicional de organizar el país para construir una sociedad y una política basadas en el progresismo.

El paso del tiempo también se deja ver en asuntos ligados a la vida cotidiana de las personas. Así, con frecuencia, Josefa y Milagros conversan sobre el crecimiento de los niños y sobre ellas mismas al envejecer. Además, la libertad sexual que asume Emilia desde la adolescencia es una muestra de la moral sexual propia del siglo XX, tal como observa su madre, destacando que el avance histórico llega con cambios y novedades.