La casa de Bernarda Alba

La casa de Bernarda Alba Metáforas y Símiles

"Sí, para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas" (Bernarda, Acto 1, 59) (Metáfora)

Aquí Bernarda se refiere a las habladurías de las mujeres del pueblo. El "veneno" son sus críticas malintencionadas. La madre no confía en ellas y teme que hablen mal sobre ella y sus hijas.

"Ésa tiene algo. La encuentro sin sosiego, temblona, asustada, como si tuviera una lagartija entre los pechos." (La Poncia, Acto 2, 73) (Símil)

La Poncia compara los deseo amoroso de Adela con una "lagartija", porque es un un sentimiento "inquieto" que Adela no puede controlar.

"¡Ya me ha tocado en suerte este convento!" (La Poncia, Acto 2, 81) (Metáfora)

Cuando Martirio le sugiere ir a servir a otra gente, La Poncia responde con esta frase, en la que compara la casa con un convento, porque las mujeres viven allí recluidas y aisladas, y son vírgenes.

"La Poncia: ¡Eso sí! Pero en cuanto las dejes sueltas se te subirán al tejado. Bernarda: ¡Ya las bajaré tirándoles cantos!" (Acto 2, 90) (Metáfora)

La Poncia emplea la metáfora "se te subirán al tejado" para referirse a que las hijas dejarán de obedecer a Bernarda y actuarán sin control. Bernarda, por su parte, continúa la metáfora para señalar que las volverá a obligar a someterse a su autoridad.

"Yo dejo que el agua corra" (Prudencia, Acto 3, 95) (Metáfora)

La metáfora del agua que corre sirve en este caso para referirse al fluir de los acontecimientos. Consecuente con su nombre, Prudencia usa la metáfora para decir que ella deja que las cosas "sigan su curso", es decir, no interviene ni impone su voluntad. Su actitud contrasta con la de Bernarda.