El Señor de las Moscas

El Señor de las Moscas Resumen y Análisis Capítulo 3: Chozas en la Playa

Jack vigila el bosque, cuyo silencio es opresivo, buscando cerdos para cazar. Un pájaro lo sorprende mientras camina. Examina la textura de las enredaderas para determinar si algún cerdo ha corrido a través de esa sección del matorral. Finalmente, Jack ve un camino despejado por los cerdos (una “corrida de cerdos”) y escucha el golpeteo de pezuñas. Él levanta su lanza y la tira hacia un grupo de cerdos, haciendo que se dispersen, lo cual le hace sentir una profunda impotencia y frustración. El largo del cabello de Jack, la masa de pecas en su espalda bronceada, y la condición andrajosa de sus pantalones cortos indican que los niños llevan semanas varados en la isla. Jack aparenta haber asumido su rol de cazador principal con fervor, y él por lo menos ha desarrollado un talento especial para seguir los cerdos en el denso matorral.

Después de haber asustado a los cerdos sin matar alguno, Jack abandona la caza y regresa al claro en el bosque, donde los niños están construyendo albergues rudimentarios con troncos de árboles y hojas de palma. Se encuentra con Ralph, el cual está en medio de construir un albergue frente a la laguna. Jack le pide agua a Ralph, el cual lo dirige a un árbol donde han ubicado cáscaras de coco llenas de agua. Luego de que Jack bebe agua, Ralph se queja de que los niños no están trabajando lo suficientemente fuerte para construir los albergues. Los más pequeños—ahora llamados “peques”—no hacen nada, solo bañarse o comer. Jack le recuerda a Ralph que él y sus cazadores están trabajando muy fuerte para que el grupo siempre tenga alimento.

Jack entonces le dice a Ralph que como líder debe ordenar que trabajen más fuerte. Ralph admite que aún si convocara una reunión, el grupo solo aceptaría trabajar cinco minutos y después “dispersarse para cazar.” Reconociendo esto como un desprecio contra él y su grupo de cazadores, Jack se ruboriza y explica que el grupo tiene hambre. Ralph remarca que el grupo de Jack no ha traído carne del bosque—los cazadores prefieren nadar que cazar. Jack explica que tiene poco control sobre los cazadores, pero que él ha estado esforzándose mucho para “matar.” Una “locura” aparece en sus ojos cuando promete matar un cerdo, pero Ralph le recuerda de nuevo que no ha capturado nada.

Los dos pelean sobre la contribución de Jack a la sociedad en la isla. Jack promete cazar y Ralph insiste que necesitan albergues más que nada. Ralph menciona que los otros niños, especialmente los peques, tienen miedo y gritan en medio de la noche. Son interrumpidos por Simón, quien le recuerda a Ralph y a Jack el miedo de los peques por la “bestiecita.” Los tres recuerdan con nostalgia su primer día en la isla, cuando exploraban el territorio desconocido juntos. Se ríen y dicen que los peques están “locos.” Jack dice que cuando están cazando a veces siente como si él mismo estuviese siendo cazado, pero admite que esto es irracional. Aún así, dice que entiende “cómo se sienten.”

Ralph ignora esta confesión y le recuerda a Jack que debe atender el fuego cuando esté cazando. Ralph y Jack van hacia la montaña para inspeccionar el fuego, dejando atrás a Simón. Los dos especulan si el fuego será lo suficientemente fuerte para servir de señal para los barcos que pasen, pero Jack se distrae una vez más por el deseo de matar un cerdo. Ralph, indignado por la preocupación de Jack por la caza, lo acusa de nuevo de no contribuir al proyecto de construir albergues. Sin embargo, como no quiere comenzar un debate infructuoso, Ralph señala los otros niños cerca de la piscina y le explica que Simón ha trabajado tanto como él para construir los albergues. Los dos niños regresan a las chozas buscando a Simón, pero no lo encuentran. Ralph, decepcionado y confundido, dice que Simón es “extraño.” Los dos chicos deciden irse a nadar en la piscina y pronto descubren que la tensión entre ellos se ha disuelto.

En el bosque, Simón pasea solo. Había seguido a Jack y a Ralph la mitad del camino hasta la montaña, y luego regresó al bosque con un sentido de propósito. Él es un niño alto y flaco con una pelambrera negra áspera, ojos brillantes y pies descalzos. Camina a través de acres de árboles de fruta y encuentra frutas que los niños más pequeños no pueden alcanzar. Le da las frutas a los niños, y procede por el camino hacia adentro de la jungla. Encuentra un espacio abierto y mira a ver si está solo. Este espacio abierto contiene arbustos aromáticos, una cuenca de calor y luz. Simón entusiasmadamente absorbe las sensaciones complejas del bosque y se queda calmadamente cercado en una “cabina” de hojas hasta que el día se ha convertido en noche.

Análisis

El enfoque principal de este corto capítulo es el desarrollo del conflicto entre Ralph y Jack. Tienen una discusión que indica que cada personaje se está aferrando dogmáticamente a su perspectiva. Más aún, representan ideologías opuestas. Mientras Ralph se dedica a construir albergues para el grupo, Jack está determinado en convertirse en un cazador exitoso y establecerse como el único héroe dentro del grupo. A Ralph le preocupa el grupo, mientras que Jack sólo se enfoca en su propia gloria, la cual depende de valores militares. Jack intenta dominar y conquistar la naturaleza a través de cazar y matar cerdos, una meta que presagia la intensificación de sus impulsos violentos a través de la novela y lo identifica aún más como un símbolo para la organización totalitaria, en vez de democrática.

El comienzo del capítulo sigue a Jack en una caza solitaria a través del bosque, la cual subraya la importancia de Jack en la novela y explica su preocupación por la caza. Para Jack, cazar es no solo un talento instintivo, sino una destreza que continúa desarrollando mientras se desenvuelve la historia. Sus motivos para cazar son perturbadores. Él caza no para conseguir comida sino porque lo disfruta. Golding indica que hay algo increíblemente peligroso en la obsesión de Jack; su expresión es una de “locura” cuando habla de su deseo por matar. En este punto de la historia Jack no está lo suficientemente preparado para matar, pero está llegando al punto donde puede infligir violencia mortal sobre un cerdo o persona. Ralph se da cuenta de esta característica cuando le recuerda a Jack que lo más importante que pueden hacer es construir albergues. Implícitamente le dice a Jack que su obsesión con cazar no aumenta la probabilidad de la supervivencia de los chicos.

Golding también elabora sobre el personaje de Ralph, el cual presenta como empático, racional, y enfocado en el bien del grupo. Aún así, no es un líder perfecto. Expresa arrepentimiento y frustración al no poder controlar el comportamiento de los otros niños. Su mayor problema es que tiene que lidiar con niños pequeños que no están preparados para cuidarse o tomar responsabilidad. Ralph explica que no puede simplemente darles órdenes y asumir que serán seguidas, como Jack asume. Ralph alerta al lector que uno de los principales obstáculos que deben sobrepasar es que deben comportarse con una madurez prematura para poder sobrevivir lo suficiente para ser rescatados.

También podemos notar los cambios en la apariencia y en la forma de hablar de los personajes en el Capítulo 3. Hay un lapso significativo entre este capítulo y el último, y los niños se han distanciado más de las convenciones y valores de los . Jack caza en el bosque semidesnudo y muchos de los niños visten “pantalones cortos hechos jirones” o van descalzos, detalles que indican que han abandonado el estilo de vida de sus hogares y lo han sustituido por la comodidad. Los niños más pequeños, anteriormente llamados “pequeñines,” ahora son llamados “peques,” y Sam y Eric, los gemelos, ahora son “Samyeric,” un compuesto que sugiere que, en los ojos del grupo, los dos personajes son considerados como uno. En la ausencia de autoridad externa, los niños han desarrollado su propio código de vestimenta y han comenzado a establecer su propio idioma. Están creando una cultura independiente. Golding refuerza esta idea a reproducir las palabras inventadas por los niños—“peques” y “Samyeric”—en su prosa en tercera persona. La implicación es que la civilización de los niños es menos un reflejo de su crianza que de las preocupaciones y dinámicas propias de la vida en la isla.

El Capítulo 3 le provee al lector más entendimiento acerca de Simón. Simón aparece en el primer capítulo, pero no es importante hasta que interrumpe la discusión entre Ralph y Jack. Descrito como un chico descalzo, de pelo largo, y alternantemente “raro” y “chistoso,” Simón es revelado como un paria. Cuando él, Ralph y Jack deciden ir a ver el fuego de rescate, Simón abruptamente abandona la misión sin aviso para caminar por el bosque con un sentido de “propósito.” Ignorando las reglas usuales de integración social, las cuales requerirían que le dijera a los otros de sus planes por cortesía, Simón se distingue por no ser guiado por la sociedad sino por una intensa fuerza interna espiritual. Su pelo largo y sus pies descalzos lo conectan no solo con la naturaleza sino también con el profeta ambulante estereotípico o hasta Jesús, una conexión que la novela impone más a fondo con su asesinato.

La experiencia de Simón en la jungla, la cual leemos en detalle, enfatiza su carácter espiritual y pacífico. El espacio abierto donde se instala en la jungla indica que, para Simón, la isla es edénica. Al contrario de Ralph, que busca proteger al grupo de la naturaleza, y Jack, que busca conquistarla y controlarla, Simón ve el paisaje natural como un lugar de belleza y tranquilidad. Su excursión demuestra que es el único personaje que tiene una afinidad por el mundo natural. La descripción de Golding del área que Simón encuentra hace alusión a la religión. Con sus capullos-velas, sosiego sereno, y paredes de hojas, nos hace pensar en un santuario.

Mientras el diálogo del Capítulo 3 subraya el contraste ideológico entre Jack y Ralph, a nivel estructural, Golding también nos hace comparar a Jack y a Simón. El capítulo comienza y concluye en el bosque, asociando a los dos personajes con esta área (en contraste con Ralph, que es asociado con la playa y las montaña—áreas que ha marcado como símbolos de civilización a través de albergues y del fuego, respectivamente). Jack y Simón son personajes anti-civilización, atraídos por el ambiente salvaje de la naturaleza, el cual prefieren experimentar en solitud y silencio. Aún así, sus experiencias en el bosque son marcadamente diferentes. Mientras Jack perturba y perturba todo lo que lo rodea, causando que los pájaros y los cerdos huyan, Simón se siente en total harmonía con el mundo natural. Se sumerge en los ritmos del bosque no para perturbarlo, sino para apreciar sus sonidos, olores e imágenes únicos. Jack y Simón, por lo tanto, representan dos diferentes formas de interactuar con el mundo natural: el deseo de subyugar la naturaleza y el deseo de coexistir en harmonía con ella. Dentro de este esquema, Ralph y Piggy representan una tercera posición: desean alejarse de la naturaleza pero hacer uso de ella respetuosa pero distantemente.