El principito

El principito Resumen y Análisis Capítulos 10-15

Resumen

Capítulo 10

Según su relato, una vez que deja su casa, el principito visita los planetas vecinos. El primero está habitado por un rey, cuya capa cubre todo el planeta. Cuando llega allí, el rey declara que el principito es su súbdito y parece sentirse muy contento de tener alguien a quien gobernar. De pronto el principito bosteza, a lo que el rey le ordena dejar de hacerlo. El chico le explica que eso no es posible. Entonces el rey le ordena bostezar, pero, para su mala suerte, su súbdito ya no tiene ganas de hacerlo. Para evitar ser desobedecido, entonces, le ordena al principito bostezar cuando tenga ganas. Su único propósito es que nadie contradiga su ley, pero en lugar de ser un tirano, lo hace mediante leyes que él llama “razonables”.

A continuación, el rey le ordena al chico tomar asiento. Pero, en lugar de prestar atención a sus órdenes, el chico le pregunta quiénes son sus súbditos, a lo que el rey contesta que gobierna sobre todas las cosas, a pesar de que su capa de armiño es prácticamente lo único que hay allí. Cuando le pregunta si puede gobernar las estrellas, el rey asegura que sí, siempre y cuando les pida algo razonable. Es decir, en lugar de pedirle al sol un ocaso en cualquier momento, espera a pedírselo en la hora en la que habitualmente se pone el sol.

Al principito nada de esto le parece demasiado razonable, por lo que se prepara para seguir su viaje, pero el rey le ofrece cualquier cosa para que se quede. Le propone nombrarlo Ministro de Justicia, a pesar de que no hay a quien juzgar. “Te juzgarás a ti mismo”, le contesta el rey, y le asegura que esa es la tarea más difícil. Cuando eso no llega a persuadir al principito, el rey le dice que puede juzgar a una rata que aparece por las noches. Nada de lo que le propone el rey le interesa al mucho, que decide irse, sin antes reparar en lo extraños que son los adultos.

Capítulo 11

El siguiente planeta está habitado por un hombre vanidoso cuyo único deseo es ser aclamado. Lleva un sombrero para poder saludar a sus admiradores. Pero, al igual que el rey, tiene el problema de que nadie más vive en su planeta. Le pide al principito que aplauda y, cuando este lo hace, le hace un gesto con su sombrero. El hombre vanidoso le parece al principito mucho más entretenido que el rey.

No obstante, la novedad no dura demasiado. Cuando el vanidoso le pregunta al principito si lo admira por ser el hombre más bello, mejor vestido, más rico e inteligente del mundo, el principito señala que no hay nadie más allí. Finalmente, el chico elige irse y piensa para sí, nuevamente, en lo extraños que son los adultos.

Capítulo 12

En el siguiente planeta vive un bebedor. El motivo por el cual bebe es para olvidarse. Cuando el principito le pregunta qué es lo que quiere olvidar, el hombre responde que desea olvidar que siente vergüenza de beber. El principito deja ese planeta sintiéndose perplejo, otra vez, por la extrañeza de los hombres.

Capítulo 13

En el cuarto planeta, el principito conoce a un hombre de negocios que parece muy ocupado haciendo cuentas. Cuando el chico intenta entablar una conversación, el hombre le contesta que no puede interrumpir su trabajo porque él es una persona muy seria. En los 54 años que lleva ahí, solo interrumpió su trabajo tres veces: la primera vez le cayó un abejorro que hizo que se equivocara en una cuenta; la segunda vez le agarró una crisis de reumatismo; la tercera, la interrupción del principito.

Al principito le llama la atención que cuente hasta cinco millones y el hombre le explica que está contabilizando los objetos brillantes en el cielo. Afirma ser el dueño de todas las estrellas porque las ha contado en sus libros. El principito le deja saber que hay otra persona en el universo, el rey, que gobierna sobre las estrellas. Para el hombre de negocios eso no es importante: es mejor poseerlas, porque entonces se pueden vender para comprar otras.

Para el chico, el razonamiento del hombre de negocios es muy parecido al de un borracho, pero insiste en tratar de entender qué significa poseer las estrellas. El hombre le explica que, como nadie más reclama su posesión, las estrellas son de su propiedad. Cuenta las estrellas una y otra vez y guarda los números bajo llave.

Esta manera de poseer algo no se parece en nada a lo que el principito entiende por ello. Le explica al hombre de negocios que él tiene una flor y tres volcanes, y son de él porque les es útil a esas cosas. En cambio, el hombre de negocios no es de ninguna utilidad para las estrellas.

Capítulo 14

El quinto planeta es extremadamente chico y, además, gira cada vez más rápido. Allí vive un farolero cuya tarea consiste en encender el farol cada vez que se pone el sol y apagarlo cada vez que sale. El problema es que, en ese planeta, los días duran un minuto, por lo que el farolero no tiene ningún descanso.

Lo primero que repara el principito es que, a diferencia de los otros hombres que conoció, este cumple una tarea que tiene una utilidad, puesto que es bella: encender y apagar un farol es como hacer nacer una estrella o una flor. Además, hace algo para alguien más que para sí mismo. Como el principito simpatiza con él, le sugiere una solución: que camine por el planeta para alejarse del ocaso y que los días duren más. El problema con eso es que lo que le gusta al farolero en verdad es dormir.

Si bien considera que con el farolero podría haber tenido una amistad, le resulta llamativo que una persona pueda ser fiel y perezosa a la vez.

Capítulo 15

El siguiente planeta está habitado por un geógrafo. El planeta en sí es muy distinto a los demás porque es diez veces más grande. Allí, el geógrafo, en un tomo muy grande, asienta todo el conocimiento que adquiere sobre geografía a partir del relato de los exploradores que lo visitan.

Tras no poder contestar al principito si su planeta tiene océanos, el geógrafo se justifica diciendo que no tiene tiempo para ir a explorar, porque tiene una tarea más importante: registrar los testimonios de quienes sí exploran. Para asegurarse de lo que dicen los interroga, porque sería sumamente problemático tener un explorador borracho o mentiroso.

De pronto, el geógrafo se interesa por el principito y por lo que este le pueda describir sobre el asteroide B-612. No hay mucho que decir porque su planeta es muy chico, entonces nombra los tres volcanes y su flor. El geógrafo no se interesa por la flor porque, según él, la geografía se ocupa de lo eterno y la flor no es sino efímera. Tras preguntarle por la definición de “efímero”, el principito se siente sumamente angustiado por su flor. Luego, le pide al geógrafo que le recomiende un nuevo lugar para visitar y este le sugiere que vaya a la Tierra, ya que cuenta con una muy buena reputación.

Análisis

La serie de capítulos de esta sección relata lo que le sucede al principito entre que sale de su casa y llega a la Tierra. Como consecuencia, el narrador en primera persona de los primeros capítulos va a asemejarse ahora a uno en tercera persona, dado que el piloto no participa de esta parte de la historia. Lo que hace el narrador es contarle a los lectores lo que el principito, a su vez, compartió con él sobre su viaje. En ningún momento a lo largo de estos capítulos aparece una mención en primera persona por parte del piloto, aunque los lectores sabemos que es él quien repone el relato.

Todos los planetas que el principito visita están habitados por adultos a los que el principito considera enigmáticos; no puede entender por qué se comportan del modo en que lo hacen. Al final de casi todos los capítulos repite como refrán alguna variante de “Las personas mayores son muy extrañas”.

De todos ellos, hay uno solo que conmueve al principito: el farolero. Al contrario de los otros hombres, que actúan sin sentido, movidos por la ambición, la vanidad o la pedantería, el farolero hace algo útil porque puede servir a otro. El principito describe la tarea de encender y apagar el farol como hacer nacer una estrella o una flor, y le parece sumamente hermosa. En su belleza radica la utilidad: si alguien puede apreciar la belleza de un farol que se prende y se apaga, entonces esa tarea le sirve a otro.

El contraste entre el farolero y los demás hombres serios con los que se encuentra el principito nos permite explorar otro tema central de la obra: la soledad. Los planetas que visita, salvo por el del geógrafo, son tan diminutos como el suyo; la diferencia más llamativa es la soledad en la que viven estos hombres y las tareas ensimismadas a las que están entregados. En los primeros dos planetas, el protagonista se encuentra con hombres que tienen ansias de compartir el planeta con otros, pero no para establecer un vínculo auténtico, sino para conseguir súbditos o admiradores. El bebedor, por su parte, está condenado a la soledad por la vergüenza que siente. Y el farolero aparece como la única figura con la que el principito considera posible un lazo auténtico. El hombre de negocios y el geógrafo están tan concentrados en su tarea que apenas prestan atención a la presencia del principito.

Este desfile de figuras solitarias nos permite empezar a apreciar el papel que juega la utilidad en las relaciones que establecemos con los objetos y los seres. En relación al vínculo con los objetos, la importancia de ser útil a otro se empieza a vislumbrar a partir del momento en el que el principito visita al hombre de negocios. Como si razonara un borracho, para el hombre de negocios contar objetos que no han sido reclamados por otros basta para poseerlos. Sin embargo, el concepto de propiedad que tiene el principito es muy distinto y está asociado al servicio: solo nos pertenece algo si somos útiles para eso que poseemos. Si tenemos una casa, debemos cuidar de ella para poder realmente considerarnos sus dueños.

Asimismo, en otros planetas los hombres parecen estar llevando adelante tareas que carecen de un propósito verdadero, en parte porque no sirven a nadie más. Por medio de estos encuentros, el narrador consigue contrastar de manera efectiva la mirada de las personas mayores con la de un niño. En particular, nos interesa ahora detenernos en el modo en el que el principito busca aprender y el modo en que geógrafo se acerca al conocimiento. A lo largo de la novela, se proponen dos modos de acercarse a la verdad y a la sabiduría. Una consiste en apegarse a los libros y al conocimiento que otros han adquirido, como es el caso de geógrafo; otra se trata de aprender a través de la experiencia, es decir, remite al conocimiento empírico. La sabiduría que adquiere el principito y que después es capaz de trasmitir a su amigo el piloto solo es posible a partir de una mente inquisitiva, pero, además, de un deseo de exploración. Es así que en la novela prevalece la experiencia como fuente del conocimiento y la sabiduría.

En definitiva, el gran problema de todos estos hombres es que no viven de manera auténtica, con un propósito claro. Esto lo observa el principito con absoluta lucidez, pero no los critica de una manera mordaz. En la novela siempre hay lugar para una mirada más bien amble. Así, a pesar de que el vanidoso lo aburre y le resulta un poco ridículo, el principito le da el gusto de decirle que lo admira. Asimismo, el personaje se entristece por el bebedor y le ofrece, también, una posible solución para sus problemas al farolero.