El principito

El principito Guía de Estudio

La brevedad y relativa simplicidad de esta novela no debe engañarnos: El principito se trata de una obra profundamente filosófica que permite al lector descubrir nuevos sentidos en cada lectura que haga a lo largo de su vida. La entrañable historia de una amistad entre un aviador y un niño a quien aquel encuentra en medio del desierto es publicada por primera vez en los Estados Unidos en abril de 1943. En Francia se publica recién en 1946, dos años después de la muerte de su autor. Aún hoy la obra es un éxito editorial y alrededor de su protagonista se ha formado una verdadera industria. De la colosal biblioteca que componen las obras literarias que Francia a legado al mundo, El principito es una de las más leídas y ocupa un lugar especial en el corazón de sus lectores.

Antoine Saint-Exupéry, un diestro piloto que participó de hitos importantes en la aviación, empezó a escribir El principito en 1940, después de huir de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Su fuente de inspiración fue su propia experiencia, pero lo que realmente hizo de esta una obra maestra es la facilidad y simpatía con la que narra esta historia tan única como universal.

En 1935, el autor y su copiloto tuvieron un accidente mientras intentaban romper un récord de velocidad en un vuelo sobre el desierto de Sahara. Que hayan sobrevivido a ese accidente fue en sí un milagro, ya que estuvieron a punto de morir en el desierto, deshidratados, hambrientos y delirantes, antes de que un beduino que pasaba por el lugar les diera una mano. Esa experiencia de vida fue el puntapié inicial para la creación de esta historia, que incluye otros elementos biográficos velados en bellas metáforas y símbolos.

Si bien Saint-Exupéry empezó a idear esta historia en 1940, la escribió mayormente en 1942, durante su estadía en Long Island, Estados Unidos. Inicialmente la obra tenía 30,000 palabras, pero fue depurada cuidadosamente hasta llegar a la versión que se publicó un año después. Cuando llegó el momento de ilustrar esta última versión, el autor decantó por ilustrarla él mismo con dibujos de trazos simples. No podemos saber qué hubiese sido de este libro si otro lo ilustraba; lo que sí podemos decir con seguridad es que el texto y las ilustraciones dieron como resultado una obra icónica que todos, lectores y no lectores, reconocen inmediatamente.

El principito no fue un éxito inmediato, pero supo ganarse el corazón de sus lectores y su fama creció de manera exponencial. Con traducciones a más de trescientas lenguas, es una de las obras más leídas a nivel mundial. Asimismo, su popularidad se evidencia en el sinnúmero de adaptaciones que se han hecho de ella, desde versiones fílmicas hasta óperas y piezas de ballet. El cariño que lectores alrededor del mundo profesan por esta obra no parece estar cerca de menguar.