El principito

El principito Ironía

Son los niños los que tienen que explicarles todo a los adultos y no al revés (Ironía situacional)

En general, son los niños los que a cierta edad empiezan a hacer preguntas para que los adultos les expliquen el mundo. La novela, en cambio, invierte esta perspectiva: son los adultos los que necesitan que alguien les explique cada cosa y, por eso, el piloto los encuentra tediosos. La primera vez en que esto se ve reflejado en la obra es el narrador quien se siente defraudado por los adultos, porque estos no son capaces de interpretar el dibujo de la serpiente que digiere un elefante. En el desarrollo de la obra, en cambio, es el narrador el que por momentos se va a comportar como un adulto y va a pedir demasiadas explicaciones. Esta ironía está ligada a uno de los temas principales de la obra, que contrasta la mirada del adulto con la del niño.

Los hombres se apuran por viajar en tren, pero no saben hacia qué lugar viajan (Ironía situacional)

En el Capítulo 22, el guardavía le dice al principito que los hombres siempre están apurados por subirse al tren e irse a otro lugar porque nunca están contentos donde están. La ironía radica en que no saben a dónde quieren ir: se suben a un tren con premura sin un rumbo preciso. Esta ironía refleja uno de las críticas al modo en el que se comportan los adultos. Según la novela, los "hombres serios" están siempre ocupados y apurados para realizar sus tareas, pero pocas veces comprenden el propósito detrás de sus acciones.

Los hombres ahorran tiempo para dedicarse a tareas absurdas (Ironía situacional)

Cuando el principito se encuentra con el comerciante, este le explica que vende pastillas que quitan la sed. De ese modo, las personas pueden ahorrar cincuenta y tres minutos a la semana que estarían destinadas a beber agua. El principito reflexiona sobre esto y piensa que él utilizaría esos cincuenta y tres minutos precisamente para caminar hacia una fuente y beber. Detrás de esta ironía yace la crítica recurrente en el libro que apunta a que los hombres son capaces de dedicar su tiempo a realizar acciones absurdas e innecesarias, en lugar de elegir poner sus energías en lo esencial.

Las ocupaciones del rey y del vanidoso requieren de la convivencia con otros, pero ellos viven solos en sus planetas (Ironía situacional)

En ambos casos, las ocupaciones de estos hombres requieren que otros o bien sigan sus órdenes (en el caso del rey) o lo aplaudan con admiración (en el caso del vanidoso). Sin embargo, el rey y el vanidoso viven solos en sus planetas. Es irónico que busquen aquello que no pueden obtener en un planeta deshabitado. El absurdo de los afanes de estos dos personajes sirve para ahondar sobre la crítica que se hace a los hombres que viven dedicados a una tarea que no sirve a otros, sino solo a sí mismos.