El odio que das

El odio que das Resumen y Análisis Capítulos 21-26

Resumen

Capítulo 21

Dos semanas después, la familia de Starr, Kenya, Maya, DeVante y Chris festejan el cumpleaños y la graduación de Seven en la casa de Carlos. Starr está nerviosa, ya que no sabe si comportarse como una ‘chica del gueto’ o una de la preparatoria Williamson, pero pronto se siente aliviada cuando ve que todos la están pasando bien.

Eventualmente, la fiesta se interrumpe cuando el teléfono comienza a sonar: es Iesha, que está en la puerta y quiere que la dejen entrar. Seven, Kenya, Starr, Lisa y Maverick caminan hacia ella. Iesha confronta a Seven por no invitarla a la fiesta, pero él le responde diciendo que ha sido una mala madre y que ni siquiera se molestó en presentarse en su graduación. Antes de irse, Iesha le advierte a Maverick que King lastimará a su familia porque Starr lo implicó en su entrevista en el juzgado.

De nuevo en la casa, Kenya baja la guardia por primera vez, comienza a llorar y se disculpa con Starr por la amenaza de su madre. Starr la tranquiliza y la anima a convencer a Iesha de que tiene que dejar a King, pero Kenya tiene dudas al respecto. Luego se dirigen al patio trasero, donde ha llegado el momento de cortar la torta de cumpleaños. El grupo le canta feliz cumpleaños a Seven y pasa el resto de la noche festejando.

Capítulo 22

Semanas después, la familia de Starr ya vive en la nueva casa. Está ubicada en un barrio suburbano tranquilo y seguro. Sin embargo, Starr aún no la siente del todo como su hogar.

El jurado debe anunciar su decisión en pocas horas. Sintiéndose nerviosa, Starr visita a Chris para pasar el rato con él. En su habitación, Starr le dice que no deberían estar juntos debido a las diferencias de raza y clase, y a los antecedentes familiares distintos que hay entre ellos. Sin embargo, Chris le asegura que deberían estar juntos. Eventualmente, Starr intenta tener sexo con él, pero este la detiene y le dice que no es un buen momento porque ella está inestable emocionalmente. Starr llora en su pecho y se quedan dormidos.

Starr se despierta horas más tarde con una llamada desesperada de Seven: Lisa y Carlos la están buscando, y DeVante está herido en la casa de King. Seven los recoge, y se dirigen hacia la casa de King. Gravemente golpeado, DeVante está en compañía de Kenya en el dormitorio de Iesha. Su estado se debe a que algunos King Lords lo atacaron mientras visitaba la tumba de su hermano. Ahora, King y su pandilla se divierten en el patio trasero a la espera del atardecer para matar a DeVante.

Iesha irrumpe en la habitación y amenaza con alarmar a King sobre sus presencias. Sin embargo, luego les permite escapar mientras distrae a King. También les pide que se lleven a Kenya y a Lyric, ya que King se va a enfurecer con todos al enterarse del escape de DeVante.

Mientras regresan, Starr le hace entender a Seven que Iesha se sacrificó por ellos, y él intenta regresar a rescatarla. Sin embargo, los demás lo convencen de que acepte la ayuda de su madre.

En ese preciso instante, la radio anuncia que el gran jurado decidió no acusar al oficial Cruise.

Capítulo 23

Starr está enfurecida por no haber obtenido justicia para Khalil a pesar de sus esfuerzos y decide que quiere manifestarse contra de la policía. Así, Seven deja a Kenya y Lyric en la casa de su abuela, por si se da el caso de que aparezca Iesha, y el resto conduce hacia el lugar de las protestas.

Como las calles se encuentran cortadas, eventualmente deben dejar el auto para dirigirse a pie hacia la calle, donde King Lords y Discípulos del Jardín queman autos de policía y saquean negocios y vehículos. Todo local corre peligro salvo las tiendas que llevan las inscripciones “Propiedad de negros” escritas en grafitti. Mientras tanto, cuadrillas de policías marchan por la calle seguidas de tanques. Llega el momento en que se producen tantas explosiones y hay tanto humo en la calle que el grupo decide regresar corriendo al auto.

De vuelta en el auto, deciden ir a ayudar a Maverick a proteger la tienda, pero hay tantos obstáculos que se ven obligados a ir a través del territorio de los Discípulos del Jardín.

Capítulo 24

El automóvil de Seven se queda sin gasolina, obligando al grupo a ir a pie hasta una estación de servicio. De camino, se cruzan con más protestas justo en la calle donde le dispararon a Khalil. Starr se encuentra con la señorita Ofrah dirigiendo cánticos desde lo alto de una patrulla. Starr le explica que está harta y quiere protestar, y la señorita Ofrah le pide que la despida: de ese modo no estará actuando como su abogada, sino como una activista.

Starr la despide, y la mujer le entrega un megáfono. Starr se sube a lo alto de un patrullero y habla apasionadamente acerca del injusto asesinato Khalil. Luego, con la multitud enardecida, dirige un canto de protesta hasta que la policía le arroja una lata de gas lacrimógeno. Starr la recoge y se la devuelve con furia a los efectivos. En ese momento se desata un completo caos. Tropezando y asfixiándose por el humo de los gases lacrimógenos, el grupo es salvado por Goon, un King Lord de Cedar Grove amigo de Maverick. Goon los deja subir a su camioneta y los lleva a la tienda.

Protegida por las tapias y su graffiti de “Propiedad de negros”, la tienda se encuentra a salvo. Una vez dentro, Goon y los que viajaban en su camioneta, incluido un presentador de noticias también rescatado, utilizan leche para aliviar el malestar de los gases lacrimógenos.

Starr revisa su teléfono y se da cuenta de que su madre le ha dejado múltiples mensajes de voz, cada vez más furiosos. En uno de esos mensajes, le dice que la vio en la protesta a través de la televisión. Seven y Starr se dirigen a la oficina para llamar a Lisa, pero en ese momento lanzan una molotov a través de la ventana.

Capítulo 25

La explosión inunda el espacio de llamas que rápidamente derriban los pasillos de la tienda. Seven, Chris, DeVante y Starr corren hacia la puerta trasera, pero las rejas les impiden salir. Para peor de males, las llaves están al frente de la tienda, inaccesibles debido al fuego.

En ese momento, comienzan a gritar pidiendo ayuda, hasta que Tim Reubens, que estaba afuera protegiendo su tienda, comienza a golpear la puerta con la intención de ayudarlos. Momentos después, Maverick abre la puerta.

El grupo consigue salir a tiempo. Afuera están Maverick, Lisa y Carlos, pero también ven a King junto a un grupo de King Lords sentados en el capó de un ubicado en la esquina. King se ríe y los señala. Maverick lo confronta, y Carlos evita que Lisa haga lo mismo. Antes de que suceda algo, llegan distintos patrulleros y un camión de policía.

En ese momento, el señor Lewis interviene y acusa a King de haber iniciado el incendio, pero la policía no le cree porque no fue testigo de ello. Así y todo, Maverick miente y le dice a la policía que lo vio hacerlo, y tanto Tim, como el resto de los que se han reunido en la calle, se suman y sirven como testigos. Finalmente, la policía arresta a King y a los suyos.

Mientras los paramédicos los asisten al grupo, Lisa y Maverick reprenden al grupo, y Lisa afirma que tiene en la casa “a una activista radical” (416). Maverick parece aprobar a Chris al ver que se quedó cuidando a Starr durante toda la noche. Carlos le dice al grupo que King será declarado culpable de incendio premeditado, pero lo más seguro es que esté fuera al final de la semana. Sin embargo, DeVante se ofrece como testigo para informar a la policía de las operaciones de King, así como del lugar donde guarda su mercadería. Así, permanecerá un largo tiempo en prisión, y tanto Kenya, como Iesha y todo el vecindario estarán a salvo.

Capítulo 26

Lisa despierta a Starr al día siguiente: la señorita Ofrah está al teléfono. Ella se disculpa por ponerla en una situación peligrosa, también por la forma en que resultó el juicio. Por otro lado, le dice que tiene futuro en el activismo. Tras ello, Starr ve que Hailey le envió un mensaje pidiéndole disculpas, pero cuando le pregunta a Hailey el motivo, su repuesta le hace ver que no reflexionó sobre sus actitudes. Entonces decide eliminarla de su vida.

Starr entra a la cocina y nota que todos están entretenidos en sus quehaceres. También le cuentan que su imagen durante las protestas está siendo reproducida por todos los medios masivos. Maverick y Lisa le explican que el dinero escaseará durante un tiempo debido a la destrucción de la tienda, pero aún pueden hacer que la mudanza funcione.

La familia se dirige a la tienda para inspeccionar los daños. Tanto el negocio de Maverick como los que se encuentran alrededor están completamente destruidos. Así y todo, el señor Lewis le explica a Maverick que va a jubilarse y le ofrece la propiedad de su barbería para que pueda expandir la tienda cuando la renueve. Luego, Starr, su familia y otros miembros de la comunidad comienzan a limpiar el lugar.

Mientras Starr trabaja, Kenya aparece frente a ella. Explica que se irán a vivir con Lyric a lo de su abuela, y que King golpeó salvajemente a Iesha, quien tuvo que ir al hospital con una conmoción cerebral. Por fortuna, se recuperará pronto. Starr aprovecha la conversación para disculparse por nunca invitar a Kenya a salir con sus amigos de Williamson. Ahora reconoce que lo hacía porque estaba avergonzada de dónde vivía, pero ya no volverá a hacer eso. Kenya quiere saber qué pasará con la tienda, y Starr responde que la reconstruirán.

Al final, Starr promete nunca dejar de luchar por la memoria de Khalil y las de todas las víctimas del racismo.

Análisis

A lo largo de esta sección, los dos mundos a los que pertenece Starr terminan de superponerse. Esto no solo sucede interiormente, como cuando aprende a abrirse y dejar de aparentar con Chris. Ahora, la fiesta de Seven le da la oportunidad de combinar sus dos círculos sociales en un mismo espacio. En un principio, Starr está preocupada por el momento en que sus afectos de Williamson se encuentren con los de Garden Heights, y no sabe del todo cómo debe actuar. Sin embargo, las cosas terminan fluyendo de manera agradable y natural. Esto no habla solo de la mentalidad abierta de sus amigos, sino también del hecho de que las personas suelen tener cosas en común que hacen posible la convivencia y la amistad más allá de sus diferencias identitarias.

Así y todo, la alegre armonía del cumpleaños de Seven se interrumpe drásticamente con la irrupción de Iesha, ofreciendo un ejemplo desgarrador del modo en que los lazos familiares pueden erosionarse al punto de lo irreversible frente al abuso y los problemas de la vida. A pesar de su edad, Seven siempre ha tratado de proteger a su madre y a sus hermanas, y siente que Iesha nunca ha correspondido a su amor, priorizando al abusivo King por sobre su hijo. Además, le resulta especialmente doloroso que ella no haya presentado a su graduación, un momento muy significativo de su vida.

Por su parte, Iesha no niega el fuerte lazo que la conecta con su hijo, y se siente herida y enojada cuando descubre que no la ha invitado a su cumpleaños. Capítulos después este personaje tiene su momento de redención cuando Seven y el grupo se presentan en la casa de King para rescatar a DeVante. En ese momento, la mujer permite el escape de todos, sabiendo con claridad que deberá pagar duramente con King las consecuencias de ello. Seven no comprende el sacrificio de su madre sino hasta que Starr se lo señala:

—Seven, nos ha ayudado —le digo—. Piénsalo. ¿Por qué te dijo que llevaras también a tus hermanas?

—Porque no le importan.

—No. Sabe que King va a ponerse como loco cuando vea que DeVante se ha escapado —le digo—. Si Kenya y Lyric no están ahí, ¿con quién crees que se desquitará? (378).

De este modo, la novela plantea una problemática social que, hasta el momento, no había sido representada en la historia: la idea de que hay distintas formas de opresión que pueden coexistir en forma simultánea determinando las vidas de las personas. Iesha no solo padece de la opresión racial que hay en la sociedad, también sufre la opresión machista que surge como consecuencia de vivir en un mundo patriarcal.

En este punto, resulta pertinente aludir al concepto de ‘interseccionalidad’, acuñado por la teórica y jurista estadounidense Kimberlé Crenshaw. Con este término, Crenshaw sostiene que hay distintos rasgos sociales, como el género, la raza y la clase, que se entrelazan e interconectan en la identidad de las personas determinando su tipo de vida. Si consideramos que Iesha comienza a salir con King al verse obligada a prostituirse para sobrevivir, es posible afirmar que ella sufre de una triple opresión, por ser mujer, afrodescendiente y pobre, y que es ello lo que la conduce a su difícil situación actual. Recordemos que Iesha sale termina internada y con una conmoción cerebral luego de la violenta golpiza que le propina King tras advertir que DeVante se ha escapado.

Tras el escape, Chris ingresa por primera vez en Garden Heights y se consuma, de ese modo, el proceso de apertura y redescubrimiento entre él y Starr. A partir de entonces, Starr parece comenzar a aceptar que deben estar juntos a pesar de las grandes diferencias que parecen separarlos. Sin embargo, este momento se interrumpe cuando el injusto fallo a favor del oficial Cruise hace que el barrio se transforme en un verdadero campo de batalla:

Ya se ha desatado.

Los King Lords y los Discípulos pisotean el parabrisas. Luego alguien grita: ¡Volcad al hijo de puta!

Los pandilleros se bajan de un salto. La gente se forma a un lado del coche. Miro las luces de encima, pensando en las que destellaban detrás de mí y de Khalil, y veo cómo desaparecen mientras vuelcan el coche.

Alguien grita: ¡Cuidado!

Un coctel Molotov sale volando hacia el coche. Luego ¡pum!, estalla en llamas (384).

Tanto Starr como el resto de la comunidad están profundamente indignados por la decisión del jurado, pero no por ello están sorprendidos. Por el contrario, parecen acostumbrados al racismo sistémico de las instituciones norteamericanas, tienen fresco el recuerdo de muchas otras decisiones similares. Cabe recordar, en este punto, que Angie Thomas escribe El odio que das inspirándose en el trágico e injusto asesinato de Oscar Grant, un joven afroamericano de veintidós años, por parte del oficial de policía Johannes Mehserle en Oakland, California, en el año 2009. Mehserle fue acusado de homicidio involuntario y puesto en libertad condicional tras solo once meses de prisión.

Así, si bien Starr siempre se ha mantenido alejada de los disturbios, ahora adopta una actitud completamente diferente: si a la policía no le importan los afroamericanos, entonces a ella tampoco le importará la policía. En cierto modo, la furia que comienza a dominarla es una prolongación de la ira abrumadora que sintió en su pelea con Hailey. El descontento es tan grande que se vuelve incontenible, y tanto Starr como los suyos sienten la irrefrenable necesidad de hacer algo a pesar de que la atmósfera es peligrosa.

Llega, entonces, el momento climático de la novela; el momento en que Starr se sube a la patrulla de policía para hablar con los manifestantes. Somos testigos de una gran transformación en nuestra protagonista, desde esos inicios en los que tenía miedo de que su voz se escuchara, hasta ahora, trece semanas después, cuando conduce las protestas con un megáfono y le arroja una lata de gas lacrimógeno a la policía. Si bien antes de subirse al patrullero Starr parece nerviosa y desconfía de su capacidad de decir lo correcto, finalmente termina por hablar simplemente desde el corazón, y sus palabras apasionadas hacen rugir a la multitud:

—Todos quieren discutir acerca de cómo murió Khalil —les digo—. Pero esto no se trata de cómo murió Khalil. Se trata del hecho de que vivió. Su vida importaba. ¡Khalil vivió! —miro a la policía de nuevo—. ¿Me escuchan? ¡Khalil vivió! (402).

Tras despedir a su abogada y decir estas palabras, Starr se ha convertido en una “a una activista radical” (416), como bien le dice su madre. En sus palabras resuena la misma intención que la llevó a escribir su blog, “El Khalil que conozco”: puede que Khalil haya muerto, pero él —como cualquier otra víctima del racismo— debe ser recordado como un ser humano, no como una estadística ni ‘uno más’. De este modo, Starr dirige su declaración a combatir la deshumanización que el sistema realiza sobre las vidas negras.

Finalmente, la escena de la destrucción y el renacimiento de la tienda es un momento significativo, no ya de Starr individualmente, sino de toda la familia Carter y la comunidad de Garden Heights en general. La tienda de Maverick está intrínsecamente ligada a la identidad de la familia; simboliza su intento de mejorar Garden Heights, proporcionando bienes para la comunidad y ofreciendo empleos a quienes los necesitan para evitar la vida en la calle. Más aún, la tienda señala también un hito familiar, ya que se transforma en el sustento de Maverick cuando sale de prisión y abandona a los King Lords. Su incendio, en este sentido, posee también un importante carácter simbólico: representa la culminación de la naturaleza destructiva de las pandillas.

Así y todo, al día siguiente distintos vecinos se acercan para dar su apoyo y ayudar a la familia a limpiar los escombros. Para entonces, Maverick no está seguro de volver a reconstruir su negocio, pero distintos integrantes de la comunidad lo convencen de lo contrario: “—Tienes que hacerlo, porque si no, no tendremos tienda adonde ir. Todos se marcharán y no volverán” (428). Contando con el apoyo de su comunidad, Maverick resuelve: “—La reconstruiremos” (432). Así, reconstruir la tienda implica, en términos simbólicos, reconstruir un lazo comunal erosionado por la violencia institucional y las guerras de pandillas.

Las últimas páginas de la novela vuelven a dejar asentada la profunda transformación que ha realizado Starr. Su trágica experiencia le ha cambiado la vida para siempre, pero aún se las arregla para mantener el espíritu de lucha antirracista. En este sentido, su promesa de nunca guardar silencio es indicativa de esta transformación:

También otros están luchando, hasta en el Garden Heights, donde a veces parece que no hay mucho por lo que valga la pena pelear. La gente se está dando cuenta de las cosas, y grita y protesta y exige. No olvida. Creo eso es lo más importante.

A Khalil nunca lo olvidaré.

Nunca me daré por vencida.

Nunca me quedaré callada.

Lo prometo (433).

Con estas poderosas líneas finaliza la novela. Ellas encapsulan la lección que Starr ha aprendido a lo largo de las semanas que siguieron al asesinato de Khalil: puede que las injusticias sean demasiado dolorosas, pero solo habrá esperanza si se conserva la memoria, el espíritu de lucha y si se hace oír la propia voz.